lunes, 26 de marzo de 2012

PRANAYAMA O REGULACIÓN DE LA ENERGÍA VITAL

Simultáneamente con la práctica de las asanas, debe hacerse un esfuerzo hacia la regulación del prana. Así, asana y pranayama van juntos. Hay una íntima relación entre la actividad del cuerpo físico y la del prana. El prana es la energía total que impregna todo el sistema físico y actúa como un medio entre el cuerpo y la mente. El prana es más sutil que el cuerpo, pero más pesado que la mente. El prana puede actuar, pero no puede pensar. El prana no es solamente la respiración. El proceso respiratorio –inhalación, exhalación y retención- por sí mismo no constituye el prana, sin embargo es una indicación de que el prana está actuando. No podemos ver el prana. No es un objeto físico. Mas podemos inferir su existencia por el proceso de respiración. El aire es tomado y expulsado por la acción particular del prana. Algunas personas sostienen que hay muchos pranas y otros piensan que es uno. El prana realmente es una sola energía, pero parece diverso cuando se observa desde sus diferentes funciones. Cuando exhalamos, el prana opera en una de sus formas funcionales. Cuando inspiramos, funciona el apana. El aliento entrante es el efecto de la actividad del apana. El centro del prana está en el corazón, el del apana, en el ano.

Existe una tercera clase de función llamada samana, la fuerza compensadora. Su centro es el ombligo. Digiere el alimento creando fuego en el cuerpo, y también compensa las restantes funciones del sistema. La cuarta función del prana se llama udana… Su sitio es en la garganta. Da lugar al habla y, cuando llega la muerte, separa el prana del cuerpo. La quinta función se llama vyana, una fuerza que impregna todo el cuerpo y mantiene la continuidad de la circulación de la sangre a través del sistema.

Esta quíntuple función del prana es su principal forma. Pero también tiene muchas otras funciones, tales como eructar, abrir y cerrar los párpados, causar hambre, bostezar, y alimentar el cuerpo. Cuando el prana realiza esas cinco funciones secundarias, se les llama respectivamente, naga, kurma, krikara, devadatta y dhananjaya. La esencia del prana es actividad. El prana hace al corazón latir, funcionar los pulmones, y al estómago, secretar jugos. De ahí que la respiración y el funcionamiento de los pulmones, solo cesan con la muerte. El prana nunca va a dormir, así como el corazón nunca deja de latir. El prana se considera como el vigilante del cuerpo.

El prana se caracteriza por la propiedad de rajas o impaciencia. Uno no lo puede mantener quieto, ni con esfuerzo. El cuerpo, cuya naturaleza es tamasica, se mueve por el rajas del prana. El prana incita los sentidos a la actividad. A causa de su naturaleza rajásica, no permite ni al cuerpo, ni a la mente, permanecer en paz.

Tal distracción definitivamente no es deseable. El yoga requiere estabilidad y fijeza en sattva. Así, que, algo debe hacerse con el prana, pues de otra manera, se convertiría en un obstáculo para la tranquilidad interna. El sistema yoga ha desarrollado una técnica por la cual el prana ayuda en la práctica del yoga. Esta se denomina pranayama. Como las asanas, los métodos del pranayama en el Hatha Yoga, son muchos.

Pero el yoga de meditación no requiere que uno practique muchas formas de pranayama. Así como hay un dhyana-asana, hay un método de pranayama por el cual purificar los nadis o canales nerviosos y regular el prana. El prana tiene que ser purgado de toda la escoria de rajas y tamas.

El prana corre por varios canales del sistema corporal. Está intensamente ocupado. Sus agitadas funciones perturban la mente y no le permiten a esta concentrarse en nada. El rajas del prana también estimula los sentidos, e indirectamente el deseo. Cualquier intento por detener la actividad del prana, equivale a matar el cuerpo. Se debe emplear un medio cuidadoso para reducir su actividad, para que se mueva suavemente, en vez de hacerlo con tirones y sacudidas. Cuando corremos una gran distancia, subimos escaleras, o nos ponemos furiosos, el prana pierde su armonía y queda estimulado. Está en tensión y pone inquieta a la persona. Así que el estudiante de yoga no debe participar en actividad física excesiva causante de fatiga. Firme debe ser la postura al estar sentado, libre de emociones, y lenta la práctica del pranayama. La respiración debe ser suave, de tal manera que no produzca ningún sonido. Uno no debe sentarse a practicar pranayama en condición mental infeliz, porque una mente apenada crea una respiración arítmica. No se debe practicar pranayama cuando uno tenga hambre, esté cansado o en un estado de perturbación emocional. Cuando todo está en calma, entonces se puede empezar el pranayama. Hay que estar sentado en la postura dhyanasana.

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