jueves, 30 de septiembre de 2010

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN

CAPÍTULO 1
SIGNIFICADO Y MÉTODO DE LA MEDITACIÓN


El arte de la meditación no es un trabajo para ser realizado en la forma en que efectuamos en la vida los deberes diarios de la profesión, puesto que todas las actividades de la vida están en forma de una función de la individualidad o la personalidad, actividades que son, en gran medida, extrañas a la naturaleza, debido a lo cual, después del trabajo viene la fatiga y, en ocasiones, quedamos completamente hastiados con el trabajo. Pero la meditación no es una función de esta clase, y es diferente de las actividades con las cuales el hombre generalmente está familiarizado. Si en algún momento nos sentimos cansados de la meditación, solo tenemos que concluir que hemos estado involucrados en otra clase de actividad que, aunque llamemos meditación, realmente no lo es.

Debemos hacer una distinción cuidadosa entre nuestro ser y la acción que procede de nuestro ser. Lo que en ocasiones fatiga a la persona es ésta última, y no la primera. Podemos cansarnos del trabajo, pero no podemos cansarnos de nosotros mismos. Se sigue naturalmente que cuando quiera que estemos cansados de un trabajo o función, ésta no es parte de nuestra naturaleza, sino extraña a ella. Si la meditación se va a convertir en un trabajo o función de nuestro ser, también estará por fuera de nuestra naturaleza y algún día, no solo estaremos cansados, sino hastiados de ella, puesto que se impone como un elemento extraño a nuestro ser o naturaleza, y es una característica del ser esencial deshacerse por varios métodos de cada cuerpo extraño.

Los aspirantes del sendero espiritual generalmente están familiarizados con el hecho de que la meditación es la cima del Yoga, así como la consumación del esfuerzo espiritual. Pero en realidad son muy pocos los que acceden a su significado central, pues la mayor parte de su esencialidad se pierde en una confusión, que generalmente sucede por equiparar la meditación con una clase de trabajo o actividad de la mente, razón por la cual, la mayor parte de las personas encuentra difícil sentarse en meditación por largo tiempo, y son vencidos tanto por el sueño, como por el cansancio general del sistema psicofísico. Es curioso que aquello a lo que uno apunta como la meta de su vida se convierta en causa de fatiga, frustración y, aun en ocasiones, de disgusto. Las personas intentan conocer los secretos de la meditación a causa de la insatisfacción con las actividades normales de la vida y al detectar un vacío en el valor de la existencia terrenal. Si aun este remedio que se buscó para llenar el vacío de la vida crea la sensación de otro vacío, defecto o insatisfacción, y si hay factores que pueden presionar a la persona hasta pensar que ya es ‘suficiente’ la meditación y la hacen cambiar a otra actividad, tal como una diversión, se debe concluir que existe un serio defecto en nuestro concepto de meditación.

Cuando cuidadosa y afectuosamente investigamos sobre la meditación como ejercicio espiritual, nos encontramos cara a cara con ciertas verdades tremendas acerca de la Naturaleza y la Vida como un todo. Antes de dedicarnos a alguna tarea, necesitamos una idea clara de la misma, o al final haremos un lío sobre lo que se suponía, íbamos a hacer. La pregunta fundamental es: '¿Cómo sabe uno que la meditación es el remedio para los defectos de la vida?'

Para una respuesta a esta pregunta se necesita saber qué es aquello de lo que realmente carecemos en la vida, debido a lo cual buscamos ayuda en la meditación. Por lo general, la insatisfacción es causada por un sentimiento que nos invade después de haber vivido la vida un número suficiente de años, y ver que los deseos del hombre parecen no tener fin; que entre más posesiones se tenga, también es mayor la ambición y la codicia; que aquellos que parecen ser amigos, también son capaces de abandonarlo a uno en horas cruciales de la vida; que los objetos de los sentidos nos enredan en complejidades mecánicas en lugar de aliviarnos de la tensión, la ansiedad y el deseo; que nuestro anhelo de felicidad excede todos los conceptos finitos, y nunca será satisfecho por nada de lo que contiene el mundo por la limitación que causa una cosa excluyendo la otra, y la capacidad de una cosa de incluir a otra en su estructura; que los llamados placeres de la vida parecen ser solo irritación del sistema nervioso, sumisión a impulsos involuntarios y esclavitud de los instintos, en vez del logro de una libertad real, la cual es la única cosa a la que el hombre aspira finalmente.

Si éstas y muchas otras cosas son los defectos de la vida, ¿cómo espera uno corregirlos mediante la meditación? Los defectos parecen ser realmente horrorosos, más de lo que la mente humana ordinaria puede comprender y contener. No obstante, surge la esperanza de que la meditación pueda enmendarlos, y si esta esperanza tiene algún significado o realidad, entonces el rango de la meditación se extenderá más allá de todas las limitaciones de la vida humana. Entonces la verdadera meditación será un trabajo universal de la mente, y no un simple pensamiento privado encerrado en el clóset de nuestra habitación. Este aspecto de la naturaleza de la meditación no está dentro de la noción que de ella han estado considerando en sus mentes muchos aspirantes espirituales. Un análisis de la naturaleza de la meditación nos muestra una realidad más profunda que aquella que comprenden los procesos psicológicos normales de la mente, tales como el pensamiento, sentimiento y entendimiento, de tal forma que la meditación se convierte en un despertar del alma del hombre, en vez de ser un simple funcionamiento de la mente.

La actividad del alma no florece bajo condiciones normales. Durante la mayor parte de la vida el hombre está confinado solo a ciertos aspectos de sus manifestaciones cuando piensa, entiende, siente, quiere, recuerda, etc. Sin duda todos estos son una expresión parcial de la individualidad humana, pero de ninguna manera se acercan a la verdadera manifestación del alma. La diferencia entre las funciones humanas normales y la actividad del alma, es que en el primer caso, cuando una función se lleva a cabo, las otras están aparte, ignoradas o suprimidas, de tal forma que el hombre no puede hacer todas las cosas al mismo tiempo; en el segundo caso, la totalidad del hombre en su esencia surge ante la ocasión que sea, y nada de él queda excluido de esta actividad. Por rareza el alma actúa en la vida humana, pero cuando lo hace, aun en forma leve o distorsionada, uno olvida todo el mundo incluyendo la conciencia de la propia personalidad y disfruta una felicidad por siempre incomparable. Las manifestaciones leves de alma a través de los canales de la personalidad humana pueden observarse en los extáticos entusiasmos del arte, particularmente de las bellas artes, tales como la música elevada y la satisfacción derivada de la apreciación de los grandes genios de la literatura. En tales momentos la persona se olvida de sí misma y se vuelve una con el objeto de apreciación. Esta es la razón por la cual el arte es capaz de llamar poderosamente la atención del hombre haciéndolo, por así decirlo, olvidarse de todo. Pero en la vida diaria de un individuo hay al menos tres ocasiones cuando el alma se manifiesta externamente y lo inunda de incomparable felicidad; estas son ocasiones cuando satisface (1) el hambre intensa; (2) el apetito sexual; (3) el sueño. En estas tres instancias, especialmente cuando los impulsos son muy intensos, la totalidad del ser de una persona actúa, y aquí la lógica del intelecto y las etiquetas del mundo no sirven para nada. La razón es simple: cuando el alma actúa, aun a través de los sentidos, la mente y el cuerpo, los cuales son sus expresiones distorsionadas, su presión es irresistible, porque el alma es la esencia del ser total y no meramente de ciertas facultades funcionales de una persona. En tanto que puede sacrificarse la felicidad que ofrecen ciertos aspectos de la personalidad en aras de otras insistentes exigencias, no puede haber tal compromiso cuando el alma presiona a la acción.

El resultado de la anterior investigación muestra que cuando el alma actúa normalmente, no hay conciencia de lo externo, ni aún de la propia personalidad, y la felicidad experimentada es arrobadora y extática. Y hemos observado que la meditación es el comienzo de la acción del alma, y no solo una función de la mente, esto también explicará por qué, cuando se practica correctamente, la meditación es placentera y no puede ser fuente de fatiga o tedio. Sin embargo, la meditación difiere totalmente de las manifestaciones del espacio y el tiempo del alma enumeradas en párrafos anteriores. En meditación la manifestación del alma no es a través de los sentidos, la mente, ni el cuerpo, aunque su impacto pueda sentirse en alguno de éstos antes de que se revele por completo en el proceso llamado meditación.

El Sadhaka intenta manifestar gradualmente su alma en la técnica de la meditación. Los sentidos son un medio difícil para la manifestación del alma, puesto que la actividad sensorial nunca es total, ya que un sentido funciona diferente de otro, y excluye al otro, mientras que el alma lo incluye todo. De aquí que cuando hay una presión sensorial proveniente del alma, se convierte en una pasión esclavizante, casi una locura, pues no toma en consideración los otros aspectos de la vida. El cuerpo tampoco es un medio apropiado para la expresión del alma, ya que es inerte y casi carente de vida, a no ser por la energía vital o Prana que lo penetra. El único medio a través del cual se puede revelar el alma es la mente que, aunque opera en términos de la información enviada por los sentidos, también tiene la capacidad de organizar y sintetizar el conocimiento sensorio en una especie de totalidad, de ahí que la mente está en posición de reflejar el alma, cuyo carácter esencial es la totalidad del ser. Por esta razón el proceso de meditación debe ser siempre a través de la mente, aunque su intención es trascenderla. Las actividades mentales al estar a medio camino entre la operación de los sentidos y la existencia del alma, tienen un doble carácter, a saber, atracción por los objetos exteriores y un anhelo de perfección que le viene del interior. Entre más éxito tenga la mente en abstraerse de la información sensorial en términos de los objetos, más éxito tendrá en meditación. Con este propósito, los sadhakas desarrollan una serie de técnicas que retiran la mente de los objetos de los sentidos y la dirigen paulatinamente hacia la totalidad que es el alma. Las principales formas de este método, en forma ascendente, podrían ser: (1) concentración en un punto externo, sea un símbolo, imagen o retrato; (2) concentración en un punto interno, sea un símbolo, imagen o retrato; (3) concentración en la existencia universal.

Para la concentración se escoge un punto externo, sea símbolo, imagen o retrato, con el propósito de que la mente no se sienta despojada de repente de los objetos de los sentidos, y siga ligada al menos a un objeto. Algunos buscadores concentran sus mentes sobre un punto en una pared, la llama de una vela, una flor, el retrato de algo que les simpatiza mucho, o la imagen concreta de una deidad escogida por uno para culto. Todo esto, en últimas, tiene el mismo efecto sobre la mente y ayuda a concentrar los rayos mentales desde la diversidad de objetos en un solo y fuerte rayo enfocado sobre un objeto dado. La intención de tal concentración es desasir la mente de su complicación entre la maraña de objetos. Cada pensamiento es un síntoma de complicación, puesto que el pensamiento recae sobre un objeto, y cada objeto está relacionado con todos los demás objetos por similitud, comparación o contraste. Aparte de este sistema lógico de pensamientos, un objeto físico está sutilmente relacionado con otros objetos físicos mediante vibraciones invisibles, de ahí que pensar sobre un objeto es al mismo tiempo estimular sus vibraciones, las cuales son inseparables de las formas físicas de los objetos. La concentración sobre una forma dada rompe el hilo que une la mente con las cosas externas, y el objeto de tal concentración, finalmente, es la separación entre el pensamiento y el sentido de externalidad, que es la esencia de la existencia de un objeto. Cuando el pensamiento se libera de la atadura de la externalidad, a la vez se libera de la calidad de Rajas o fuerza que lo empuja hacia el objeto, así como de Tamas, que es una reacción negativa de la actividad Rajásica. De esta manera la concentración lleva a la liberación de Rajas y Tamas, que coincide con la aparición de Sattva o transparencia de la conciencia al reflejarse a través de la mente. Es en el estado de Sattva cuando el verdadero ser de todas las cosas, llamado Atman, se revela a sí mismo como aquello que comprende toda existencia y que es incomparable en esplendor y felicidad.

Los Sadhakas también practican la concentración sobre centros internos de acuerdo con sus predilecciones especiales de temperamento. El proceso de liberación psicológica alcanzado es similar al que se obtiene mediante la concentración sobre puntos o formas externas, siendo la única diferencia que en la concentración interna los objetos son solo formas de pensamiento, en vez de cosas o lugares físicos. La idea de 'externo' e 'interno', realmente hace referencia al propio cuerpo físico, de tal manera que es más un procedimiento adoptado por conveniencia, que un sistema con un objetivo último significativo. Cualquier cosa sobre la que uno se concentre exteriormente, cuando se usa en la concentración interna se considera como una imagen psicológica. Una característica especial que solo se descubre en la concentración interior, es que en este método se puede concebir a gusto cualquier forma de realidad, así no corresponda a nada del mundo físico, como las ideas de contenerlo todo, felicidad en la unión, unidad, armonía, suprema abundancia y aun ideas tales como el Infinito, la Eternidad y la Inmortalidad. Sin embargo, estas tres últimas ideas mencionadas trascienden la idea de interioridad y abren el concepto de lo Universal.

La idea de universalidad sobrepasa las barreras de externalidad e interioridad creadas por la mente con referencia al cuerpo y la personalidad, y visualiza todas las cosas, incluyendo la propia individualidad, como orgánicamente relacionadas entre sí en una totalidad más amplia, donde no existen cosas tales como sujeto y objeto, ni el que ve, ni el que es visto, categorías que son el resultado de la auto referencia de cada individuo particular, en contraste con los otros individuos o cosas. Lo universal no puede ser imaginado, puesto que el pensamiento siempre es subjetivo, y a la vez exterioriza el objeto. Por esta razón, el concepto de universal debe ser considerado casi como una imposibilidad. Sin embargo, para propósitos de meditación, puede presentarse a la mente un concepto universal a través de la mutua transferencia de significados entre el sujeto y el objeto, lo que dará como resultado tres alternativas: (1) Cada sujeto también es un objeto para otros; (2) cada objeto es un sujeto para sí mismo, y; (3) no existe ni sujeto ni objeto donde hay determinación mutua entre las partes de un todo. Cada unidad de existencia puede concebirse como un todo en sí misma, es decir, un organismo autodeterminado en todo sentido. Puede haber muchos de estos organismos en una serie de pequeños a grandes, y el más grande de ellos es el Universo. Concebir el universo como él se concebiría a sí mismo, es ser capaz de pensar el Universal. En meditación esta técnica envuelve poco esfuerzo de pensamiento y voluntad para mantener la conciencia de la transcendencia de la relación entre sujeto y objeto en alguna de las formas sugeridas arriba. Puesto que la individualidad corporal como organismo psicofísico se mantiene por la tensión entre ella misma y los demás, a los cuales considera objetos, cualquier procedimiento que supere o libere esa tensión, será un método bienvenido de contemplación universal. Los buscadores que están en esta última categoría ciertamente son muy raros y escasos en número, puesto que este pensamiento superior al normal no es dado a todo el mundo, a causa del hábito de la mente de confiar en los objetos de los sentidos, al aislarlos de su verdadera posición. Las Upanishadas y el Bhagavadgita están repletos de descripciones de este estado de conciencia, cuando se contempla el multiforme universal. Se deben mencionar especialmente los capítulos 3° y 4° de la Upanishada Brihadaranyaka; los capítulos 5° y 7° de la Upanishada Chandogya; el capítulo 11 del Bhagavadgita, así como la descripción del Absoluto que encontramos en el capítulo 13. Esta es la senda del Jnana, conocimiento puro o meditación impersonal.

Los métodos de meditación Bhakti o sendero de amor y devoción enfatizan la forma personal de Dios más que la impersonal, y en vez de la fijación de la conciencia en su papel de puro conocimiento, como en el sendero del conocimiento, dirigen la emoción como amor a la forma en la cual Dios se manifiesta ante la mente contemplativa. La teología Vaishnava concibe a Dios en una serie de cinco manifestaciones conocidas como Para o el Supremo, Vyuha o el Grupo, Vibhava o la Encarnación, Archa o el Símbolo de adoración, y el Antaryamin o Morador Residente. 'Para', es Dios concebido como el Creador transcendente, cuya naturaleza inspira temor reverente, y su elevada presencia conlleva el sentimiento de ser inaccesible y remota para el polvo de la tierra. 'Vyuha' es Dios concebido como un grupo de manifestaciones, conocidas en las escrituras Vaishnava como Vasudeva, Sankarshana, Pradyumna y Aniruddha, las cuales casi corresponden con la mutua relación de Brahman, Ishvara, Hiranyagarbha y Virat, de la terminología Vedanta. 'Vibhava', es Dios en una encarnación manifestada en los planos de creación para remediar las penas de sus habitantes. 'Archa' es la imagen o símbolo usado en la adoración ya sea interna o externa, forma limitada que ayuda a la mente a concentrarse en Dios a través de un foco finito, que paso a paso se va ensanchando a realidades cada vez más amplias. 'Antaryamin' es la contraparte de 'Para': Dios como la presencia que mora en el interior, no por fuera de la creación y difícil de acceder, sino como el alma de la creación, en cuyo interior vive y es capaz de contactarse vitalmente con cualquier partícula, espacio o átomo.

El sendero del Bhakti también tiene métodos de concentración de la mente mediante Sravana o escuchar las glorias de Dios, Kirtana o cantar Sus nombres, Smarana o recordar a Dios mediante Japa, etc., Padasevana o adoración de Sus pies en sus manifestaciones o Su ser esencial, Archana o adoración formal mediante métodos rituales, Vandana u oración ofrecida a Dios, Dasya o la actitud de ser un sirviente de Dios, Sakhya o actitud de amistad hacia Dios y, finalmente, Atma-Nivedana o rendirse a Dios. Estos son diferentes medios de alcanzar la consumación del amor divino, por medio del cual la mente se ata a la existencia de Dios y a sus atributos asociados, tales como omnisciencia, omnipotencia, compasión y similares.

La técnica de concentración de la mente en el sistema Yoga de Patanjali está relacionada más con el aspecto volitivo del órgano psicológico, que con el entendimiento y el sentimiento, como en el Jnana y el Bhakti. La voluntad juega aquí un papel prominente, y la concentración es el esfuerzo de la mente por fijar su atención en los diferentes grados de realidad, a saber, (1) el universo físico de cinco elementos en términos de la relación espacio temporal y la relación de idea, nombre y forma; (2) los cinco elementos en sí mismos independientes de estas relaciones; (3) los principios formativos internos de los cinco elementos en términos de la relación espacio temporal, y la relación de idea, nombre y forma; (4) los principios formativos de los cinco elementos independientemente de las relaciones; (5) la felicidad que sigue a esta concentración en el ser diáfano; (6) la pura Conciencia del Ser, consecuencia de esta felicidad; (7) retención de la memoria de la exterminación de todas las formas mentales en la más fina esencia de la Conciencia del Ser y, finalmente, (8) entendimiento de la Existencia Pura como el Absoluto.

Un sistema espiritual de vida conocido como Karma-Yoga rara vez se asocia con la meditación. No obstante, el Karma-Yoga es realmente meditación en acción y es un Yoga por sí mismo. Sin embargo, para los principiantes en la vida espiritual es difícil imaginar cómo una acción puede también ser meditación, ya que la acción se asocia con el movimiento tanto físico, como psicológico, mientras que la meditación se considera como una atención en la cual todo movimiento se detiene. La acción que es el Karma Yoga se diferencia de la usual definición de acción en cuanto se distingue de la concentración o atención de la mente. Principalmente en el Bhagavadgita se encuentra una exposición de este método, donde la habilidad para la acción se identifica con el equilibrio en la actitud de la conciencia. El Yoga no solamente es suprema habilidad en la acción perfecta, sino al mismo tiempo estabilidad de conciencia o ecuanimidad de mente. Los dos aspectos de esta técnica particular no pueden reconciliarse en tanto la acción esté limitada a las actividades personales provenientes del deseo. El Karma-Yoga es acción sin deseo, la cual es solo consistente con la conciencia espiritual. El Ser, que es puro equilibrio de existencia, es coextensivo a la realidad cósmica y, por lo tanto, puede ser reconciliable con la acción cuando ésta se transforma en un proceso impersonal de existencia espiritual, en lugar de una actividad personal de deseo individual. Este concepto de acción espiritualizada es un paso avanzado en Yoga y no puede prescribirse a los novicios, que no pueden imaginar nada más allá de su personalidad corporal. Pero una vez ha aprehendido el espíritu, el buscador pasa incólume por la vida, sin que lo afecten las simpatías o aversiones, y contempla la divinidad en todas las acciones, las cuales él identifica con el proceso del universo. En conceptos menores del Karma Yoga, se define éste como la actitud hacia toda actividad, como una forma de movimiento de las propiedades de la Naturaleza externa, de las cuales uno permanece como testigo impasible. También es considerado el Karma Yoga, como acción ejecutada en espíritu de servicio a Dios, o aun de servicio a la humanidad y todos los seres vivientes, acción cuyos frutos el ejecutor no desea, sino que los ofrece enteramente a Dios.

Una característica especial dentro de las formas de meditación interna es un sistema conocido como Kundalini-Yoga. Aquí el sistema humano en su sutil carácter interior se considera como una muestra microscópica del universo, y se intenta manipular las fuerzas de la Naturaleza por la regulación de las fuerzas que existen dentro de uno mismo. Los reinos del cosmos se corresponden con los centros del individuo, los cuales, se acepta, son siete. La concentración sobre esos puntos en el microcosmos estimula las fuerzas allí alojadas, las cuales tienen una relación íntima con los centros relativos en el macrocosmos. Por lo tanto, la meditación sobre dichos centros es equivalente a la meditación sobre la realidad del cosmos. Sobre estas meditaciones hay enormes detalles formulados en un grupo de textos llamados Tantras, los cuales enuncian métodos para sobrepasar gradualmente las formas más densas de la Naturaleza, a través del ritual, la adoración, la recitación de fórmulas, la regulación de la respiración y la concentración de la mente. Puesto que algunas de las formas prescritas en los Tantras llevan al buscador a los objetos de los sentidos y a la Naturaleza material, aunque con la vista puesta en trascenderlos en una experiencia espiritual, el peligro de retroceso o caída para los inexpertos o incautos es mayor en éste, que en los demás senderos del Yoga. La técnica es muy científica, pero cuando se intenta por parte de mentes no purificadas, no está completamente libre del peligro de caer en tentación y retrogresión.

Todos los procesos de meditación son, en últimas, formas de despertar la conciencia del Alma, la cual es en el fondo conciencia de Dios. En la meditación practicada correctamente, aquello que en apariencia es extraño y externo a nuestro propio cuerpo, se entreteje vitalmente con el tejido de nuestro propio ser. En resumen, meditación es el arte de unirse con la Realidad.

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miércoles, 15 de septiembre de 2010

OBSTÁCULOS

Los obstáculos a la meditación pueden enfrentarse solo por la meditación practicada repetidamente con denodado vigor. En meditación, el pensamiento y el ser se unen para formar uno. Esa es la etapa de la intuición, cuando los objetos descubren su carácter esencial y deponiendo todas sus tácticas de oposición y rebelión, a las que acudían antes, asumen una actitud amistosa, y entonces todo el universo parece estar a nuestra disposición. Los habitantes mismos de los planos superiores comienzan a ayudar al aspirante, en lugar de oponérsele como hacían antes. La ayuda comienza a fluir desde todos los lados, y el gozo sobreviene en la naturaleza del aspirante. La luz comienza a fulgurar desde cada átomo del espacio, y el tiempo se vence a sí mismo. La distancia entre las cosas desaparece, y las estrellas lejanas parece que rodaran bajo sus pies. Todo lo codiciable o deseable se le presenta en su forma real como un hecho eterno del cual nunca será desposeído. El infinito y la eternidad se unen en existencia pura. Amigos y enemigos se encuentran y entran en el corazón del meditador. El universo abandona su externalidad, objetividad, materialidad y transitoriedad, y asume su forma suprema, absoluta, espiritual, inteligente y delectable. Inmortalidad y muerte se convierten en las alas de una sola experiencia, y todos los juicios entran en el mismo ser del Juez Universal. Es el principio de una posesión universal por parte del Ser, donde la Creación parece filtrarse en su existencia, y en un resplandor de conciencia, el hombre logra el conocimiento de que su entera naturaleza, tanto física como intangible, está unida a toda la vida que palpita y pulsa por todas partes. En los estados más elevados de la experiencia espiritual, el aspirante lo incluye todo y es incluido en todo, conoce y comprende todo. Esta experiencia es supra-sensorial, supra-mental y supra-intelectual, aquí la personalidad tiende a desintegrarse y el buscador siente que se desliza en una esfera de vastísimas implicaciones sondeando profundidades abismales, escalando vertiginosas alturas, contemplando enormes perspectivas desconocidas en la tierra. Hay una sensación de Poder que afecta cada partícula de su naturaleza, y es bañado en una Luz de indescriptible brillo. Hay conciencia de la interpenetración de todas las cosas, y la persona está simultáneamente en todos los lugares. Cada simple detalle se conoce exactamente en su propio lugar, en su mínimo pormenor y en su relación con el Todo. Todo se vuelve claro como el cristal, la luz brilla por separado desde cada punto del espacio, no solo desde un astro, como el sol en algún lugar del distante espacio. Uno se vuelve inmortal.

jueves, 9 de septiembre de 2010

LIBRE ALBEDRIO

Hay muchos buscadores sinceros que son propensos al error de pensar que son almas liberadas. El único deber que tienen es salvar al mundo, y ya se han salvado a sí mismos y han entrado en el Infinito. Aunque puedan estar enteramente errados en este sentimiento, pueden estar seguros de que están en lo cierto. Así que esta es una dificultad en la cual puede uno caer, como si fuera un atolladero en medio de la práctica, y nadie puede ser aquí de ayuda puesto que el entendimiento ha fallado. Es la falla del propio entendimiento lo que hace sentir a uno que se ha llegado a tan elevada posición. La racionalidad se apaga y se vuelve torpe, en lugar de volverse diáfana, y esto es debido a la interferencia de antiguos 'Samskaras', o impresiones sepultadas, deseos frustrados, etc. Los sentimientos frustrados no necesitan ser aquellos de esta presente vida. Hay sentimientos y sentimientos, impresiones y más impresiones, una sobre otra, acumulándose como gruesas capas de nubes en los niveles subconsciente e inconsciente de la mente, los cuales retardan el progreso del alma hacia su meta. No es necesario decir que hemos pasado por varias vidas. Esta no es la única vida que estamos viviendo, y cualquier cosa que seamos hoy, es una fracción del total de lo que estamos hechos, la mayor parte de lo cual, está escondido como un poder potencial en el estrato inconsciente de nuestra personalidad, actuando, por supuesto, como un resorte que empuja ciertas impresiones e impulsos a la superficie de la conciencia, y compele al nivel consciente a cometer el error de pensar que es totalmente libre en la conducción de sus ideas y pensamientos a través de las vicisitudes diarias de la vida. Si tomamos en consideración la presencia de esta fuerza motiva tras nuestras actividades conscientes, lo que llamamos el nivel inconsciente, uno dudaría bastante de si hay alguna libertad de la voluntad. Que no existe tal libre albedrío, es la conclusión de los psicoanalistas hoy día, que no hay tal cosa como libertad de la voluntad. Solo es una quimera, porque de acuerdo con sus descubrimientos, así sean totalmente correctos o no, las actividades conscientes de la mente, que son la causa del sentimiento de libertad en uno mismo, son ellas mismas el resultado de ciertos impulsos ocultos, los cuales, como fuerzas oscuras, obran desde dentro y trasladan una fracción de esos aspectos de la personalidad al nivel consciente para el cumplimiento de ciertos propósitos, que en nuestro lenguaje tradicional, son llamados la síntesis total del Prarabdha-karma.

De "The Yoga of Meditation"