sábado, 29 de enero de 2011

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

El Yoga del Bhagavadgita

difícil es aprehender este significado. Más difícil es practicarlo a causa de que la mente se rebela contra la idea de tal definición del Ser, que es nuestro ideal en Yoga. La mente no puede concebir nada que no sea espacial o temporal y, así, tampoco puede concebir el Atman. De aquí que no se puede establecer en el Yoga. Por esta razón, se prescribe un método gradual, de tal manera que no hay un intento por saltar de repente al cielo, lo cual, por supuesto, es impracticable. Se prescribe una técnica gradual de crecimiento interno por medio de la cual la mente es capaz de elevarse sobre sí misma en auto transcendencia. Estas son las etapas del Yoga narradas especialmente en los aforismos de Patanjali. También, de una manera precisa, Bhagavan Sri Krishna nos da una indicación de la necesidad de armonizarnos en cada nivel de nuestro ser, cuando dice:

Yuktahara-viharasya yukta-cheshtasya karmasu,
Yukta-svapnavabodhasya yogo bhavati duhkhaha.


Se nos pide ser equilibrados en nuestra actitud y conducta en cada nivel y etapa de nuestra vida. En ningún aspecto debe haber sobre esfuerzo. Yoga es Equilibrio. Debemos pasar a través de las diversas etapas adoptando la regla de oro: el llamado 'camino medio', como es llamado generalmente. No debemos llegar a ningún extremo en ningún paso, en ninguna etapa, en ningún nivel de nuestra práctica. La idea tras esta prescripción del camino medio, es que no debemos ignorar ningún aspecto de la realidad. Si bien somos dados a concebir la realidad como un Ser transcendente, no debemos olvidar que también es una realidad presente con los pies sobre la tierra. No solo está por encima de nosotros, sino que también es inmanente. Es manifiesta aún como el menor asunto que se pueda concebir. Aún aquí en este cuerpo, el cual es la realidad inmediatamente presentada ante los sentidos y la mente, hay un elemento de verdad que no puede ser ignorado. Sin duda debe ser trascendido, pero no debemos ignorarlo. El hecho de que algo deba trascenderse, no implica que carezca de valor. Cada nivel del ser es una etapa o grado de realidad, y cada grado tiene un significado y es tan importante como cualquier otro, mientras uno esté en esa etapa particular. La etapa en la cual estamos en cualquier momento del tiempo es la única realidad para nosotros. No podemos juzgar lo inferior en términos de lo superior, a menos que hayamos alcanzado lo superior; sin embargo, el ideal superior debe estar ante el ojo de nuestra mente para que seamos capaces de conducirnos a lo más alto. El equilibrio que se requiere de un buscador en la práctica del Yoga es, repito, una cosa muy difícil de concebir.

Versión completa AQUÍ

domingo, 23 de enero de 2011

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

El Yoga del Bhagavadgita

Continuación

La interioridad del Atman es la subjetividad del Atman. El Atman no es un objeto. No es un 'vishaya' y por tanto, el movimiento de la mente hacia un objeto no es la forma de contactar el Atman, porque cualquier tipo de movimiento externo es incompatible con los requisitos de la naturaleza del Ser de alguna cosa. El Atman no está fuera, aunque está en todas partes. Esta es otra peculiaridad que tenemos que entender. Ustedes pueden preguntarme por qué no está fuera cuando decimos que está en todas partes. Una cosa que está en todas partes, debe estar también fuera. Sí, y no. Está dentro y aun así está en todas partes. El significado es este: es una omnipresencia caracterizada por la subjetividad, el significado de la cual debemos entender apropiadamente. Es la ‘Vaishvanara Atma-tattva’ de que nos hablan las Upanishadas. El Atman es Vaishvanara, dice la Upanishada, lo que quiere decir que es el Ser de todo el mundo. El Ser de algo implica la no-objetividad de esa cosa en particular. La connotación de la palabra 'Ser', es la imposibilidad de ser objetivizada de manera alguna. No puede ser objetivizada ni en concepto, ni en pensamiento, ni en mente. El Ser no puede externalizarse ni con el más grande esfuerzo de imaginación. Este es el significado de la palabra 'Ser', 'Atman', y aún así está en todas partes. Es posible para cualquiera, es humanamente concebible visualizar el estado donde la mente puede fijarse a sí misma en una omnipresencia incapaz de externalizarse u objetivizarse. Este peculiar, novedoso y enigmático estado del Ser es el Estado Deífico. Este es el 'Atma-Tattva'. Con frecuencia se nos dice que el Atman es Brahman, y cuando estudiamos estos pasajes en las Upanishadas, probablemente imaginemos que una cosa está identificada con la otra. El Atman es armonizado con Brahman, o se funde en Él, o se identifica con Él de alguna manera. Pero no hay tal cosa. El Atman no va a identificarse con Brahman, y no va a haber ninguna conexión entre los dos porque no son dos cosas diferentes. Son solo dos enunciados de un estado novedoso que no puede ser fácilmente aprehendido, a menos de que sea explicado en sus varios aspectos.

Cuando resaltamos el aspecto omnipresente de este Ser, lo llamamos Brahman. Cuando resaltamos el Ser de esa misma Omnipresencia, la llamamos Atman. Ninguno de los dos términos, Brahman y Atman, tiene una connotación diferente, sino que son dos definiciones diferentes o dos aspectos de un mismo Ser. El Aspecto Ser, se llama Atman; el Aspecto Omnipresencia, se llama Brahman. Ahora debemos interpretar el significado de ambos aspectos en un solo acto de la mente. Esto es realmente Yoga. En un relámpago de comprensión es posible entrar en la combinación de ambos aspectos, Atman y Brahman. Ordinariamente no es posible porque el Ser que es incapaz de objetividad, no puede concebirse como un Ser omnipresente, porque en el momento en que concebimos la omnipresencia, la externalizamos, se convierte en algo espacial y, por tanto, temporal.

Nuestra idea de omnipresencia es algo como la vasta expansión del espacio. Pero el espacio no es una comparación apropiada para esta omnipresencia, porque aunque el espacio está en todas partes, es externo. Es algo que la mente puede concebir y, por tanto, el espacio también es temporal. La omnipresencia intemporal, que es la naturaleza del Ser, no es espacial. Por cuanto no es espacial, no es objetiva, así que la actividad normal de la mente en términos de 'vishaya' u objeto, debe controlarse con el propósito de que se establezca en la naturaleza del Atman. Esta técnica de controlar la mente, repito, es llamada Yoga. Esto se indica con la palabra, 'Viniyatachitta'.

Versión completa AQUÍ

domingo, 16 de enero de 2011

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

EL YOGA DEL BHAGAVADGITA

CONTINUACIÓN

Yada viniyatam chittam atmany eva’vatishthate; Nihsprihah sarvakamebhyo yukta ity uchyate tada. Este verso revela en pocas palabras la implicación oculta de la práctica que se expone a través de todo el Capítulo Sexto del Gita. El punto que se descubre en este verso es que la mente debe fijarse en el Atman. Esto es Yoga. La mente controlada se establece en la naturaleza del Ser. Este establecimiento de la mente controlada o voluntad en la constitución del Ser, es realmente el Yoga del Bhagavadgita. Esto se dice fácilmente, pero no hay nada más difícil de practicar, porque el control de la mente, el 'niyamana' del 'chitta’ a que se refiere la mitad de este verso, es todas y cada una de las cosas. ¿Cuál es la naturaleza del control que debe efectuarse sobre la 'chitta' o mente para establecerla en el Ser o Atman?

Tenemos varios tipos de Yoga empezando por el Hatha Yoga en adelante, todos los cuales tienden hacia la realización de su propósito, el propósito del Yoga, el control de la mente. Sin embargo, a menos que en cada etapa del esfuerzo el propósito final se mantenga en la mira de manera apropiada, es probable que se pierda el objetivo, y el Yoga no va a ser realizado ni en varias vidas de esfuerzos. En cada paso, en cada etapa del esfuerzo, el objetivo debe mantenerse ante el ojo mental, y solo entonces nos será posible controlar la mente en la manera propuesta por el ideal del Yoga. El propósito del control de la mente, la restricción de la mente, el 'niyama' de la 'chitta', es armonizar la mente en constitución y calidad con la naturaleza del Atman en el cual se espera establecer. Esta es precisamente la esencia del Yoga. Hay una disparidad constitucional entre la 'chitta' o mente, y la naturaleza del Ser. Existe una tendencia en la mente de ir en dirección exterior, a los objetos localizados en el espacio y el tiempo, y esta tendencia de la mente es precisamente la opuesta de lo que requiere la naturaleza del Ser. Mientras la mente esté inclinada a esta tendencia, mientras esté habituada a esta actividad de moverse hacia los objetos de los sentidos, no será posible controlarla con el propósito de armonizarla con la naturaleza del Ser. El significado del término Ser es un punto al cual hay que conferirle, de nuevo, una pequeña reflexión. Así como la naturaleza del control de la mente mediante los diversos tipos de práctica del Yoga ha sido objeto de gran cantidad de conceptos erróneos, también ha habido una mala interpretación del significado de la naturaleza del Ser. Así como es difícil entender qué es la mente, es igualmente difícil entender qué es el Ser. En ambos casos estamos ante un obstáculo. No podemos controlar la mente cuando su naturaleza nos es desconocida, ni tampoco puede la mente establecerse en el Ser, cuando no sabemos qué es el Ser. El ser no es ninguna sustancia. No es una entidad. No es un cuerpo. No es un objeto. No es algo que está dentro del cuerpo, como algunas personas probablemente imaginan. Que el Atman está en el interior, es un dicho usual que hemos escuchado muchas veces, pero ese 'estar en el interior' del Atman, tiene una connotación o significado peculiar, que es diferente de estar un objeto en el espacio. El Atman no está dentro, en el sentido físico de algo encerrado en cuatro paredes limitantes. El 'estar en el interior' o 'interioridad' del Atman, como se presenta en las Upanishadas, es una cosa completamente extraña. Cuando decimos que una persona está en una habitación, tenemos alguna noción de lo que significa 'estar dentro', pero no es en este sentido que decimos que el Atman está dentro. No es que el Atman está dentro del cuerpo, y no está por fuera. Cuando decimos que algo está dentro, se entiende que no está por fuera. Pero también se nos dice en las Escrituras que el Atman todo lo penetra, que es Omnipresente. Entonces, ¿cómo puede decirse que el Atman está dentro de algo, cuando todo lo penetra, es omnipresente y lo incluye todo? ¿Cuál es el significado de la declaración de que el Atman está dentro? Aquí está lo esencial de la práctica del Yoga. El Atman está dentro. ¡Sí! Es verdad, y también es omnipresente. Los dos conceptos no son incompatibles. Es lo extraño de este concepto lo que hace que sea difícil para nosotros concebir el Atman. ¿Cómo es posible para el Absoluto Omnipresente estar dentro? Para este propósito debemos conocer el significado con el cual se usa en las Escrituras la palabra 'dentro'. La ‘pratyakchetana’ de la cual hablan las Escrituras, la conciencia vuelta hacia el interior con la cual se identifica el Ser no es la interiorización espacial de ninguna sustancia física, ni siquiera de un pensamiento, sino una Subjetividad Universal característica del Ser, con cuya condición o estado se va a poner en armonía la mente. Con este propósito se debe adoptar una peculiar, extraña y novedosa técnica de control mental, y no los métodos ordinarios de control que hemos escuchado. Usted no puede controlar la mente en la forma ordinaria, tal como se controla un caballo, un león o un elefante, porque el control de la mente propuesto aquí, es la puesta en armonía de la mente con aquella característica del Ser que al mismo tiempo es 'Universal' e 'Interior'.

VERSIÓN COMPLETA, AQUÍ

domingo, 9 de enero de 2011

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

EL YOGA DEL BHAGAVADGITA

Continuación

La verdad triunfa y solo ella puede triunfar. Ninguna otra cosa va a triunfar. Lo que todo el tiempo triunfa es la verdad. Un día u otro la falsedad tiene que ser subyugada. Las afirmaciones de la voluntad del individuo no son la verdad. La verdad es algo diferente, y la voluntad del individuo es inhábil para comprender o entender esto. El individuo tiene una noción errada sobre la verdad, que se conoce como avidya. Esa es la ignorancia de la cual habla la gente a través de todos los tipos de filosofía. Esa avidya son ataduras, la fuente de las ataduras es la ignorancia. Se nos dice esto una y otra vez. ¿Qué es este avidya que ata? Esa ignorancia o avidya no es otra cosa que la inhabilidad de la voluntad del individuo para entender que sus afirmaciones no son verdaderas. La verdad es algo completamente diferente e inaccesible a los instrumentos disponibles a la voluntad del individuo y, por tanto, la voluntad del individuo siempre está hundida en dolor y pesadumbre. No tiene forma de acercarse a la verdad tal como es y en consecuencia, la ignorancia se toma por conocimiento, lo cual se tiene como el solo valor disponible y concebible. La razón por la cual la voluntad del individuo o Sankalpa causa atadura es porque se ha disociado de lo real, lo cual es la misma verdad. Verdad y Realidad son lo mismo. De hecho, las afirmaciones de la voluntad del individuo no funcionan, no puede haber ninguna función del individuo a menos que exista esta disociación de la verdad. El objeto de la vida es la verdad a la cual nos referimos aquí como distinta de las afirmaciones de la voluntad del individuo. Este es el Satya proclamado por los Vedas, es aquello que se afirma a sí mismo enérgicamente en cada rincón de la creación y en cada suceso que ocurre en cualquier parte y en cualquier momento, y la voluntad individual luchará duro para repeler la entrada de la naturaleza de esa verdad, la cual también persiste por ganar una entrada en cada rincón de la creación. Este es el Mahabarata o el Ramayana de la existencia cósmica. Es la épica de la creación, el Devasura-Sangrama, como se nos ha dicho, la lucha entre los Devas y los Asuras, acerca de lo cual se ha escrito mucho en las epopeyas de la humanidad, la batalla entre la verdad y la falsedad, la guerra perpetua entre la Voluntad Divina y la voluntad individual. La voluntad del individuo no puede tener éxito porque no es la verdad, y por lo tanto es castigada con el renacimiento, una serie de re-encarnaciones, una y otra vez. En el evangelio del Bhagavadgita, Bhagavan Sri Krishna nos enseña una técnica por la cual las raíces de esta voluntad individual se pueden cortar.

Este es el Yoga del Bhagavadgita, el arte de interrumpir en la raíz las afirmaciones de la voluntad del individuo o sankalpa, con el objeto de convertirse en un Yoga-Arudha, que no es otra cosa que el establecimiento de uno mismo en el estado de Voluntad Divina.

La necesidad de la renuncia a las afirmaciones de la voluntad individual surge debido a que estas afirmaciones son irreconciliables con las demandas de la Voluntad Divina. Este es el punto comprendido en el enunciado, Sarva-sankalpa-sannyasi Yogarudhstadochyate.

Sarva-Sankalpa-Sannyasa es el abandono de las afirmaciones de la voluntad individual, cualesquiera que ellas sean. La irreconciabilidad entre las afirmaciones del individuo y el modelo de la Voluntad Divina, es algo que la voluntad del individuo en su presente condición no puede entender apropiadamente, porque el reino de lo Divino, lo Universal, está por fuera de la percepción del individuo, y por esta razón surge la ocasión de cometer el error, por el cual cree que su afirmación es la realidad total.

El dolor que sigue como consecuencia de estas afirmaciones se intenta evitar mediante unos medios realmente inaplicables al propósito. Esa es la razón tras el fracaso a través del proceso de la historia humana de todos los esfuerzos de la humanidad por encontrar la paz en el mundo. Nuestros esfuerzos tal vez sean genuinamente motivados, pero son mal aplicados. El instrumento de nuestro esfuerzo es inadecuado al propósito, porque la tarea a realizar parece ser tan grande, que aún la más elevada dote del individuo humano, la facultad racional, falla en llegar al ideal, y como quiera que cada esfuerzo del hombre es el resultado de la aplicación de su voluntad y razón, las cuales están muy apartadas del propósito, obviamente hay un fracaso en el logro del fin último. El éxito como se espera que nos llegue, no llega. Desde tiempos inmemoriales ha habido una lucha y un esfuerzo persistentes por la realización de un fin que todavía no llega cerca de nosotros. Parece alejarse de nosotros como el horizonte. Entre más cerca parece que llegamos a él, más alejado está. La voluntad individual no puede entender la causa tras este fracaso porque tiene el egoísmo, aquel sentimiento inflexible debido al cual equivoca sus esfuerzos creyendo que lo ha considerado todo y que es completamente capaz, cuando en realidad hay un defecto cualitativo en la naturaleza del esfuerzo de la voluntad humana por cuenta del cual, ésta no toca siquiera el borde del Divino Propósito. La práctica del Yoga especialmente como es presentada en el Capítulo Sexto del Bhagavadgita, con el cual tocamos ahora, es un empeño señero. En los diferentes versos de este capítulo del Gita se nos explican en forma práctica las diferentes etapas por las cuales se efectúa una transformación interior cualitativa de la voluntad del individuo con el propósito de armonizarla con los designios de la Voluntad Divina, la cual es el significado esencial del Yoga. El Yoga del Bhagavadgita, el Yoga de la meditación, Dhyana, es la armonización cualitativa interior de la esencia del individuo con la esencia del cosmos. No solo es el contacto de una cosa con otra, de la mente humana con la Mente Divina, como si fueran esencialmente diferentes, sino una compenetración de propósito en unión de intención y calidad.

VERSIÓN COMPLETA AQUÍ