viernes, 17 de marzo de 2017

Idea clara del objetivo de su vida

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LA SADHANA (Práctica espiritual)

1. Ante todo, uno debería tener una idea clara del objetivo de su vida.

2. El objetivo debería ser tal que no esté sujeto a posteriores cambios de opinión o que pueda ser trascendido por algún otro pensamiento, sentimiento o experiencia. Esto significa que el objetivo debe ser supremo; no debe haber nada más allá del mismo.

3. Siendo que el Objetivo Supremo es único y está claro para la propia mente, es evidente que todo lo demás en el mundo es un instrumento, auxiliar o accesorio para el cumplimiento del mismo.

4. Es posible cometer el error de creer que sólo ciertas cosas en el mundo son ayudas para lograr el objetivo de la vida y que otras cosas son obstáculos para ello. Pero eso no es cierto, porque todo en el mundo está interconectado y no es posible separar lo necesario de lo innecesario, lo bueno de lo malo, etc., excepto en un sentido puramente relativo. Los llamados ítems innecesarios o inútiles son aquellos cuya conexión sutil con nuestro objetivo central de la vida no está clara para nuestra mente. Esto sucede cuando nuestra mente es arrastrada por emociones repentinas o ataques de entusiasmo.

5. Todo eso significa que no es aconsejable o practicable ignorar totalmente ningún aspecto de la vida, como si éste fuera absolutamente irrelevante para el objetivo de nuestra vida. Aquí comienza la dificultad en la práctica de la sadhana, porque no es humanamente posible considerar todo aspecto de una situación cuando uno trata de entenderla.

6. La solución es el entrenamiento que uno debe recibir de un Maestro competente, el único que puede sugerir los métodos para tener tal visión global de las cosas – condición preliminar para una verdadera vida espiritual o una vida de meditación superior.

7. Hay necesidades económicas y materiales al igual que deseos vitales de la naturaleza humana a los que hay que prestar debida atención, en el momento apropiado y en las proporciones adecuadas, no con la intención de adquirir confort y satisfacción personal sino con la visión de sublimar todos los deseos o impulsos personales, ya sean físicos, vitales o psicológicos. Ignorar completamente este hecho se convierte en un obstáculo para una práctica superior en el sendero de la sadhana.

8. Es necesario, por supuesto, vivir una vida de reclusión razonable bajo la guía de un Maestro hasta que uno pueda valerse por sí mismo y pensar independientemente, sin la ayuda de nadie.

9. Sin embargo, uno debería probar de vez en cuando su habilidad para contrarrestar las propias reacciones a la atmósfera, aun estando en entornos desagradables o adversos. La reclusión no debería significar cierto auto hipnotismo o hibernación, o incapacidad para enfrentar la atmósfera que lo rodea.

10. Tampoco debería significar incapacidad de vivir en reclusión solo, consigo mismo, cuando se da la oportunidad. Resumiendo, el ideal debería ser el logro de una actitud ecuánime ante las circunstancias, ya sea que uno esté solo, consigo mismo, o en ambientes sociales incompatibles.

11. Durante la reclusión, no debería permitírsele a la mente volver a circunstancias de la propia familia o de la profesión, o a problemas que puedan perturbar la concentración de la mente en Dios, porque la presión de estas experiencias previas pueden, algunas veces, demostrar ser superiores a nuestro amor por Dios en intensidad.

12. Es imposible concentrarse en Dios a menos que se tenga una convicción firme y fe en que también puede obtener de Dios lo que sea que espere de este mundo; mejor dicho, mucho más que todas esas cosas que el mundo tiene como tesoros y valores.

13. Es difícil tener una visión del propio objetivo de la vida cuando la mente sale de la meditación hacia lo que desea en el mundo. De allí la necesidad de un estudio profundo de los Upanishads, el Bhagavad Gita, el Shrimad Bhagavatam y otras escrituras del estilo, de modo de convencer a la mente de la supremacía de Dios.

14. Estudio o svadhyaya, mantra-japa y meditación son los tres aspectos principales de la práctica espiritual.

15. Svadhyaya no significa estudio de cualquier libro que uno pueda encontrar en algún lugar y en cualquier momento. Significa un estudio continuado, regular y diario de textos sagrados seleccionados o incluso de un solo texto entre los sugeridos anteriormente. Un estudio hecho de este modo, en horarios fijos, todos los días, durante un tiempo establecido, traerá los resultados esperados.

16. Al principio, debería practicarse el japa del mantra haciendo un poco de sonido con la boca de modo que la mente no se vaya acá y allá, a diferentes cosas. La recitación audible del mantra hará que la mente vuelva al punto de concentración. Más tarde, el japa puede ser sólo con movimiento de los labios, pero sin producir ningún sonido. Finalmente, el japa puede ser sólo mental, siempre que la mente no vagabundee durante el mismo.

17. Debería establecerse una duración conveniente, como media hora o una hora, en diferentes momentos, de modo que la sadhana diaria sea al menos de tres horas. Con el paso de los días, se puede aumentar el tiempo según la propia capacidad.

18. Durante el japa, la mente debería pensar en el significado del mantra, la entrega de uno mismo a la Deidad del mantra y, finalmente, la comunión con la gran Deidad. Habría que esforzarse todos los días en tener estos sentimientos profundos durante el japa.

19. Se puede combinar la meditación con el japa o se puede practicar meditación independientemente de éste. Meditación con japa significa repetir mentalmente el mantra y, al mismo tiempo, meditar profundamente en el significado del mantra según lo mencionado.

20. La meditación sin japa es una etapa superior en la que la mente queda tan absorta en el pensamiento de Dios, la entrega a Dios y la unión con Dios que el japa se detiene automáticamente. Éste es el estado superior de meditación.


21. Durante toda la sadhana, es necesario sentir la unión de uno y el universo con Dios.

Tomado del libro de Swamiji titulado "Los problemas de la vida espiritual".

sábado, 4 de marzo de 2017

¿Cómo llamar a Dios?

Hoy les hablaré de algo mucho más fácil, aunque no menos importante — el arte de llamar a Dios en nuestro interior. ¿Qué método se adopta para llamar a alguien de modo que se acerque a uno? Se llama a un perro con ciertos gestos. Se llama a un gato y éste se acerca. Uno sostiene un poco de pasto frente a una vaca y ésta se le acerca. Gesticula de modo amigable a una persona y ésta se le acerca como un amigo.

¿Pueden también llamar a Dios? Siempre que uno llama a alguien, lo hace por medio de un nombre. La gente que acaricia a los perros les da un nombre. Llaman al perro por ese nombre. Los conductores de elefantes, mahouts, le dan un nombre al elefante y cuando mencionan ese nombre, el elefante se detiene. “¡Levanta tu trompa!” La levanta. “¡Muévete!” Se mueve. “¡Detente!” Se detiene. A los elefantes se les enseña el arte de reconocer el nombre que se les ha dado.

Cuando alguien pronuncia su nombre, inmediatamente uno se identifica con ese nombre. Tanta es la intensidad de la identificación que tiene con el nombre que aún si está profundamente dormido, se despierta con solo ser llamado por su verdadero nombre. Si Juan está durmiendo, uno debe usar su nombre: “Juan, por favor levántate”. Pero si dice “José”, no se levantará. Lo que hace que una persona se despierte no es el sonido que uno pronuncia sino el llamado de aquello con lo que uno se identifica. Tan intensa es esta identificación que persiste aún en sueño profundo; de otro modo, cuando uno está totalmente inconsciente en sueño profundo, ¿cómo es que recuerda su nombre y cuando alguien grita su nombre, se despierta?

A Dios también se lo llama con un nombre. En lenguaje corriente, este arte de llamar al Creador Todopoderoso se hace mediante la recitación de un nombre que asociamos con la naturaleza de Dios. El nombre de Dios es una descripción de la característica de Dios. Según el lenguaje tradicional indio, cuando se le da un nombre a una persona en el momento del nacimiento, no es que uno le da cualquier nombre que quiera, como en estos tiempos modernos. Para elegir un nombre en particular que indique la influencia ejercida sobre ese niño por todo el sistema estelar y planetario, se tienen en cuenta las estrellas, los planetas y el día en que el niño nació. De ese modo, el nombre sugiere la verdadera característica y naturaleza de la persona. En la actualidad, se le da cualquier nombre, como el de una planta, un árbol, una ramita o cualquier cosa por el estilo. No hay significado en todos esos nombres.


Dios también puede ser llamado con un nombre, siempre que el nombre elegido, con el cual se Lo llama, indique el poder, la majestuosidad y el afecto que Dios tiene por uno. El mantra que la gente recita en japa sadhana, por ejemplo, se supone que es un indicador del nombre de Dios. El mantra que una recita, en el cual se supone ha sido iniciado, es el modus operandi adoptado para crear en su mente un indicio de la naturaleza de Dios a quien uno venera y adora. En el Vishnu Sahasranama que recién se recitó, los mil nombres son mil características diferentes del Ser Supremo, no cualquier cosa y todas las cosas. 

Tomado del libro "El logro del infinito" por Swami Krishnanada