lunes, 28 de marzo de 2011

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

El Yoga del Bhagavadgita

Continuación

Nos han dicho los Maestros que el único método, si lo podemos llamar así, de contacto con el Absoluto, es un proceso sin intermediarios, que algunas veces se llama método de intuición, que es la forma en que el principio observador entra en la esencia vital del objeto observado en una comunión integral. Para hablar claro, es la técnica del Yoga. Por esto, el método del Yoga es diferente de los métodos de la ciencia física y la filosofía intelectual; precisamente por el hecho de que el Absoluto no es un objeto de observación por los sentidos. No podemos visualizarlo con un telescopio ni con un microscopio, tampoco lo podemos entender con el intelecto, puesto que el intelecto es un instrumento psicológico que trabaja en términos de espacio, tiempo y causa, que son los factores limitantes, los rasgos determinantes que evitan la entrada del intelecto en la constitución vital del Absoluto, que es la meta del Yoga, la cual, en últimas, es nuestro fin, aun a través de la filosofía y la ciencia.

Para esta aprehensión intuitiva de la Realidad Suprema, la cual es el objeto del Yoga, el Bhagavadgita nos da una técnica novedosa. El Bhagavadgita sin duda es científico y lógico, sin embargo, es algo mucho más que científico y lógico. Es científico en el sentido de que es metódico en su procedimiento, sistemático en su enfoque, comprensivo en el entendimiento de las cosas. Es lógico porque las conclusiones siguen unas a las otras en serie, como un corolario sigue a un teorema. En estos sentidos podemos decir que el evangelio del Bhagavadgita es intensamente científico e inmensamente lógico. Es una ciencia y un arte; es una filosofía, pero a la vez es algo diferente y mucho más grande que todas esas cosas. Es Brahmavidya. Es Yoga-Shastra. Es Krishna-Arjuna-Samvada.

Como se lee al final de cada capítulo: Brahmavidyayam yogashastre sri krishna arjuna-samvade, es Brahmavidya, la ciencia de la Suprema Realidad. Es un Yoga Shastra, el arte, la ciencia y la técnica de contactar el Absoluto. Es una metodología práctica. También es una descripción de la naturaleza de la unión del individuo con el Absoluto, la gloriosa consumación que es Krishna-Arjuna-Samvada, el encuentro del alma con la Suprema Realidad, donde la Jiva confronta a Ishvara. El hombre ve a Dios cara a cara, y lo relativo entra en el seno del Todo. Arjuna es el individuo, Krishna el Absoluto, y los dos conversan. Esta conversación entre el Supremo Krishna y el individuo Arjuna es un hecho no histórico e intemporal. Esta es la esencia de la práctica del Yoga, por la cual aquello interior, comulga con lo exterior; el Alma es Universal.

Este arte del Yoga del Bhagavadgita está descrito en dieciocho capítulos, empezando por el Arjuna-Vishada-Yoga, el primero, hasta el 'Moksha -Sannyasa-Yoga', el último, la renunciación que conduce a la liberación del espíritu. Estos dieciocho capítulos son un proceso gradual del ascenso del alma hacia la realización del Absoluto. El primer capítulo es altamente significativo y por sí mismo es un Yoga. Es el Vishada-Yoga o el Yoga de la aflicción del buscador. Uno puede extrañarse de cómo la aflicción puede llamarse Yoga. Pero esta aflicción que es el primer capítulo, el primer paso en la práctica del Yoga, es diferente de la aflicción ordinaria subsiguiente a la pérdida de un ser querido en la sociedad humana. Cuando alguien cercano y amado muere, las personas se afligen, están doloridas. Pero esta aflicción descrita en el primer capítulo del Bhagavadgita es de un tipo completamente diferente. Con frecuencia se le llama en lenguaje místico 'la negra noche del alma', una frase de San Juan de la Cruz. La negra noche del espíritu buscador es diferente de la negra noche de ignorancia en la que la mayoría de las personas están sumergidas. Es una condición previa para los elevados niveles del Yoga que siguen, y vienen después de los preparativos que el buscador hace con el propósito de la práctica. Arjuna no era una persona tonta. No era un cobarde. No estaba de ninguna manera incapacitado. Pudo comparecer ante el Señor Siva mismo y ganar su gracia mediante intenso 'tapas'. ¿Cómo puede alguien decir que era un idiota que no entendía las cosas? Aún así un héroe pudo caer en estado de aflicción cuando comenzó a confrontar los hechos. Y esa aflicción es una condición espiritual de la búsqueda interior, no el sentimiento melancólico del complejo psicológico.

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martes, 22 de marzo de 2011

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

El Yoga del Bhagavadgita

Continuación

El anhelo por llegar a una comunión con la Realidad está presente, aunque en forma latente, aun en el nivel más bajo que se pueda concebir. Este deseo no está ausente aun en la existencia material más basta. El anhelo por despertar a una conciencia de la Realidad se manifiesta a sí mismo en varias etapas, e incluso la llamada condición inconsciente de la materia inorgánica, no está fuera del alcance de este anhelo universal por el Absoluto. La condición de la forma más densa de ignorancia, como puede verse en la materia inanimada, es solo un carácter de la preparación de la individualidad potencial para elevarse al estado de Suprema Experiencia. En este sentido podemos decir que nada está por fuera del Absoluto. Ni el peor mal posible, ni la más fea de las formas, ni el vicio más intenso, pueden considerarse como externos a la constitución del Absoluto, porque en este disolvente cósmico que llamamos Absoluto, todo se transforma en la forma más refinada de oro o diamante, cualquiera que haya sido su forma o contorno primitivos. Cuando se ve el pedazo de un hermoso brazalete como una parte aislada, realmente no parece hermoso, pues ha perdido la conexión con el total del que forma parte. Aun los pedazos pueden crear una forma hermosa si se unen en la forma del modelo de aquello completo de lo que son un fragmento. Junte todos los pedazos del brazalete roto y acomódelos en la forma redonda que le es esencial, y ya no verá la pieza rota. El carácter de pedazo se desvanece cuando entra en la vital totalidad que es el brazalete y de nuevo será hermoso. ¿Qué pasó con la fea forma que se veía en la pieza rota?
Lo bello de una cosa o la fealdad de un objeto, la virtud o el vicio que vemos en las cosas, todos son puntos de vista, no la esencia de las cosas. Lo bello, lo feo, la virtud o el vicio, no existen realmente, pero son el carácter, la manera, el método de leer un significado en la sustancia desde un punto de vista particular. De otra parte, el punto de vista del Absoluto incluye todos los puntos de vista concebibles. Incluye mi punto de vista, el de ustedes, y el de todos los seres. No se puede ver la perfección de la Creación, cuando no se puede visualizar el punto de vista total.
Por qué Dios ha creado un mundo desagradable es una pregunta que algunas personas hacen de vez en cuando. Pero si realmente es desagradable, es cuestión sobre la que hay que reflexionar. ¿Por qué hay dolor en el mundo? Pero ¿sabemos que existe el dolor? Nuestro sentimiento sobre el dolor es nuestra definición del dolor, y el sentimiento del dolor puede existir aun si el dolor no está realmente allí con una existencia objetiva, porque nuestra definición de los valores y nuestra lectura del significado de las cosas es el resultado del condicionamiento que caracteriza nuestra individualidad, y el defecto que vemos en la Creación no es más que la finitud del individuo que ve el defecto. No puede haber defecto en la perfección que es el Ser Total, y toda maldad cualquiera que sea su naturaleza, bien sea física, social, política o ética, todas estas formas de fealdad, maldad y enemistad, son las lecturas que hace la conciencia aislada sobre las formas proyectadas en la contraparte de su propia naturaleza. Cualquier cosa que veamos en el mundo, sea la Naturaleza física o los individuos en forma de seres vivientes, todos son el correlativo de nuestro propio centro de observación. Debemos ser capaces de apreciar que cuando vemos algo, cuando tratamos de entender algo, y cuando juzgamos cualquier valor, no nos incluimos nosotros en la observación. Permanecemos fuera del objeto que tratamos de observar y juzgar. Así que ya hay algo incompleto en el objeto de juzgamiento, ya que nos hemos separado de él, sin que realmente podamos separarnos desde el punto de vista del al Perfección.
Lo Real no excluye nada. Lo incluye Todo. También a nosotros. La visión perfecta no puede excluir la posición del observador, y un observador no puede hacer una observación correcta de nada si trata de estar fuera, como un observador. No existe ningún tipo de observación correcta, sea científica o de otra clase, si el observador va a estar vitalmente separado del contexto del objeto que va a ser observado y estudiado. Esta es la razón por la cual mediante observaciones científicas no podemos tener ningún conocimiento de la Realidad Última, porque el experimento científico y la observación son los métodos adoptados para conocer un objeto a través de un instrumento por cuya posición y momento de percepción, el individuo que observa siempre estará apartado del objeto. La posición del instrumento también perturba, en alguna extensión, la naturaleza de la observación y la conclusión a la cual se llega. En el lenguaje científico moderno tenemos el 'principio de indeterminación', que es el resultado de observar la estructura sub-atómica de las cosas a través del más sutil instrumento posible, y a la vez una conclusión que ha llevado a la teoría de que, tal vez, la causalidad no existe en la Naturaleza, que efectos definidos no necesariamente provienen de causas definidas, esto por la hipótesis de que el movimiento de los electrones alrededor del núcleo no puede determinarse matemáticamente, ni mediante ninguna clase de ecuación algebraica, ni siquiera cuando son observados a través del más fino instrumento. Por cuanto ha sido imposible observar matemáticamente la relación causal que rige el electrón y el núcleo alrededor del cual gira, o en el contexto del movimiento de los electrones, se ha juzgado que dicha relación no existe en la Naturaleza y, por tanto, la indeterminación prevalece en todas partes. Esta teoría se ha introducido en otros campos del conocimiento, tales como la ética, la moral y la sociología. Pero dicha conclusión no necesariamente es correcta, pues la incapacidad para observar la relación causal que existe en el reino de las partículas sub-atómicas, puede fácilmente deberse a la interferencia del instrumento de observación al paso del movimiento del electrón.
La posición del instrumento de observación ejerce una influencia magnética sobre el objeto observado, y debido al hecho de que el objeto es perturbado, parece que se moviera de manera errática. Retiremos el instrumento para observar el electrón, pero si retiramos el instrumento, no podemos observar la partícula. Con el instrumento no podemos conocer la verdad; sin el instrumento, no podemos observar nada. Este es el sino de la técnica científica, y estos métodos científicos también han sido adoptados por los sistemas lógicos de filosofía, de tal manera que la filosofía moderna, la cual es altamente lógica, puede considerarse como científica en el sentido de que incorpora en su sistema los métodos empleados en la física moderna y, por tanto, tampoco la filosofía puede evitar los defectos involucrados en la observación científica. Cualquiera que sea el defecto de la observación sensorial a través del telescopio o el microscopio, es también el defecto de la observación a través del intelecto o principio racional, porque aunque haya una gran diferencia entre el instrumento físico, como el microscopio, y el instrumento psicológico, como el intelecto, hay algo común entre los dos, a saber, ambos son instrumentos de percepción y los defectos implicados en los instrumentos son similares en vista de que el defecto se debe al hecho de que el instrumento no está puesto en una relación orgánica con el objeto de observación y, simultáneamente, el observador ha cometido el error de estar aparte en espacio y tiempo del objeto de observación. De tal manera que ni por métodos científicos, ni por sistemas lógicos de filosofía, puede realizarse la verdad última.

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lunes, 14 de marzo de 2011

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

El Yoga del Bhagavadgita

Continuación

¿Por qué la mente es distraída? ¿Por qué no podemos concentrarla? ¿Por qué no nos sentimos felices cuando por una o dos horas estamos sentados meditando, sino que queremos levantarnos lo antes posible? La razón es que el corazón y los sentimientos no están cooperando con la voluntad. El corazón está en algún otro lugar y por supuesto estaremos donde esté el corazón. Si nuestro corazón está en un lugar, también allí estamos nosotros y en consecuencia, no estamos en la práctica que se supone íbamos realizar. Donde está nuestro corazón, está nuestro tesoro, y donde está nuestro tesoro, está nuestro corazón. Si nuestro tesoro están en algún lugar haciéndonos señas para que vayamos hacia él, nos dirigiremos a ese lugar que llama nuestra atención. Cuando nos distraemos, cuando la mente es empujada en alguna otra dirección que aquella ideal del Yoga, no debemos forzarla para que vuelva, ni compelerla para que medite de nuevo, sino que debemos comprender por qué sucede la distracción. En cada paso, en cada condición, debemos tener entendimiento. Si la mente está distraída, ¿por qué lo está? ¿Qué ha sucedido? Si estamos sentados para la contemplación del divino ideal, ¿por qué la mente salta a algún objeto de los sentidos? Naturalmente la razón detrás de esto es que en el objeto que atrae la atención son reconocidos ciertos valores por la mente, y esos valores, por supuesto, son reales. Si fueran irreales, la mente no iría tras ellos. De esta forma la mente está viendo un conjunto de valores en un objeto, los cuales considera reales, pero con una realidad diferente de la realidad teórica que vemos con los ojos de la mente cuando practicamos el Yoga. La mayor parte de nuestras prácticas en Yoga son teóricas y la práctica, realmente hablando, está motivada por ciertos sentimientos diferentes a las conclusiones del entendimiento. Nuestros sentimientos son nuestros guías reales.
De nuevo debemos enfatizar que los sentimientos deben investigarse apropiadamente, que deben sacarse a la superficie de la conciencia, analizarse hasta el cansancio y ponerlos ante nosotros como a plena luz del día. Debemos estar en posición de entender el carácter o naturaleza de cada uno de nuestros sentimientos y conocer las causas detrás de su surgimiento. Cuando nos estamos haciendo sinceros devotos de la práctica del Yoga, tal vez no encontremos tiempo para otra cosa, porque en todo momento debemos ser cautelosos como un soldado en el campo de batalla. No podemos estar distraídos, no podemos dormir, debemos estar vigilantes para ver lo que sucede en todos los flancos. De hecho, la práctica del Yoga no es otra cosa que una guerra. En cierto sentido es un Mahabarata y un Ramayana. Es una lucha de lo finito por confrontar lo infinito en cada nivel de ascenso, un intento de armonizarse uno mismo con los requerimientos de lo infinito en los diferentes grados de su manifestación. Por esta razón, el Gita nos exhorta:

Sanaih-sanair uparamed buddhya dhritigrihitaya;
Atmasamstham manah kritva na kimchid api chintayet.


Una vez que estemos fijos en el Atman, entonces no hay nada más en qué pensar.

Yato-yato nischarati manas chanchalam asthiram;
Tatas tato niyamyai’tad atmanyeva vasam nayet.


Como jinete sobre un caballo o persona que conduce un coche tirado por caballos, que trata de frenar el movimiento del caballo mediante las riendas que tiene en sus manos, así es el poder del Atman para ejercer control sobre los movimientos de la mente, mediante las riendas de la relación que prevalece entre los dos. Hacia el final del Capítulo Tercero del Gita, también se nos menciona dicho aspecto de la práctica. No es posible controlar la mente solo por los medios ordinarios de que disponemos. Debemos tener la ayuda de una fuerza superior:

Indryani paranyahur indriyebhyah param manah;
Manasas tu para buddhir yo buddheh paratas tu sah.


Este verso es una guía para la práctica. Debemos tomar la ayuda de un nivel superior, recibir fortaleza y guía del nivel inmediatamente superior, de tal manera que el inferior pueda ser dominado. De hecho, la fuerza moral que uno aplica en la vida práctica no es otra cosa que la forma de determinar todo lo que es inferior, en términos de lo inmediatamente superior. Lo más alto, que está inmediatamente arriba, será la fuente de una visión del carácter de lo que está inmediatamente arriba. Solo se debe ser lo suficientemente cuidadoso para observar lo que está sucediendo y por el poder de la conexión vital con aquello que está arriba, es posible refrenar los movimientos de la mente en el nivel inferior. Por esta razón es que debemos pasar toda la vida, por así decirlo, en la práctica. No debemos desanimarnos. ¿Gastar todo mi tiempo solo en esto?
He aquí un punto que revela como toda nuestra vida es una dedicación espiritual. Aquí está nuestro supremo deber. Hay que renunciar a todos los demás y dedicarnos a este prístino deber. Se debe abandonar el error involucrado en la variedad de obligaciones. No se sugiere aquí que abandonemos nuestras responsabilidades, sino que renunciemos al error del concepto de que existen variedad de deberes, con el conocimiento del hecho de que, en últimas, solo puede haber un deber, el cual incluye todos los demás que podamos pensar como importantes o necesarios. No es que el Bhagavadgita nos pida dejarlo todo, abandonarlo todo, renunciar a todo. Es verdad que nos pide renunciar a algo. A lo que nos pide que renunciemos es a la ignorancia que existe en una etapa particular de la experiencia, con el propósito de sublimarla en una condición más elevada, la cual es más inclusiva que la inferior. Cómo se logra, es algo que se menciona en ciertos versos que vamos a ver.

Sarvabhutastham atmanam sarvabhutani chatmani;
Ikshate yogayuktatma sarvatra samadarsanah.
Yo mam pasyati sarvatra sarvam cha mayi pasyati;
Tasyaham na pranasyami sa cha me na pranasyati.
Sarvabhutosthitam yo mam bhajayekatvam asthitah,
Sarvatha vartamanopi sa yogui mayi vartate.
Atmaupamyena sarvatra samam pasyati yorjuna;
Sukham va yadi va duhkham sa yogui paramo matah.


Estos versos al final del Capítulo Sexto nos dan ciertos aspectos positivos de este aparentemente negativo mandamiento sobre la renunciación, a saber, que la verdadera renunciación consiste en transcender la noción de externalidad espacio-temporal a la luz de la omnipresencia de Dios.

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lunes, 7 de marzo de 2011

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

El Yoga del Bhagavadgita

Continuación

De alguna manera los objetos del mundo son capaces de tentarnos de varias formas, y el principal obstáculo en la práctica de la meditación, el Yoga propiamente dicho, no es otra cosa que la tentación. En este contexto lo más sabio que se puede hacer es liberarse uno mismo, tanto como sea posible, de involucrarse en atmósferas capaces de esta tentación. Es mejor no enfermarse, que enfermarse y entonces tener que ir al médico por tratamiento. Una vez que usted se ha involucrado con las tentaciones va a ser difícil salirse de la maraña de ellas, porque la tentación no es otra cosa que la creencia en la realidad del objeto, y un sentimiento interno de que el objeto de los sentidos es capaz de dar lugar a una felicidad, que en ninguna forma puede ser inferior a la dicha a la que uno aspira mediante en el Yoga. Cualquiera que sea el esfuerzo del entendimiento, el corazón puede desviar su atención de la concentración del entendimiento y una vez se le da el chance, aún de una pequeña dispersión de energía a través del sentimiento hacia un objeto de deseo, esa pequeña dispersión puede volverse un torrente, una inundación y el tapón puede reventar, y aquí es cuando el entendimiento puede fallarnos por completo. Uno no debe esperar a que llegue la tentación, y nadie puede ser tan temerario de imaginar que puede resistir una tentación. Cuando ésta llega, eso no es posible. En nuestros libros Épicos y en los Puranas tenemos historias y anécdotas pintorescas y dramáticas sobre este fenómeno.
Se deben enfrentar grandes problemas y dificultades aún por parte de los maestros, y no debemos pensar que somos superiores a ellos. Lo que sucede a alguien puede sucederle a otro, y todo el mundo puede ser susceptible de la misma debilidad, la cual es el rasgo común de la naturaleza humana. Por lo tanto, para un buscador es sabio estar consciente del poder de la Naturaleza, el tamaño del problema que uno puede enfrentar y de los recursos ocultos de distracción que guarda la Naturaleza en su seno, variados en su carácter y pintorescos en sus formas, inconcebibles aún para la sagacidad de nuestras mentes. Por consiguiente, con la guía recibida del propio Gurú o Maestro, en las primeras etapas uno debe esforzarse por vivir en una atmósfera, no solo psicológica, sino físicamente libre de tentaciones. Esta es la razón por la que muchas personas van a asilos apartados, recurren a Ashramas, lugares sagrados, templos, etc., bosques y atmósferas de mayor quietud, de tal forma que las oportunidades de tentación disminuyan, aunque no puedan ser completamente evitadas o extinguidas. Con la ayuda de la soledad física uno debe aprender el arte del desapego psicológico, porque el aislamiento físico no es lo único necesario, sino que solo es una preparación para una práctica superior, la cual es desapego interno, pues físicamente uno puede estar en un lugar muy sagrado, como Badrinath o Kedarnath, pero mentalmente puede estar en Hollywood. Así, aunque la soledad física es necesaria, no es todo. Solo es una preparación para un refinamiento interno de la personalidad, que debe ser adquirido y realizado a través de otros medios, que solo las prácticas físicas.
El Bhagavadgita es una gran guía en esta línea de conducta hacia el auto-control. El gran mandamiento que nos impone, por ejemplo, en el Capítulo XIII, comenzando con el verso, amanitvam adambitvam etc., nos dice algo sobre lo que debemos hacer en conexión con el auto-control, sobre cómo podemos purificarnos psicológicamente y avanzar gradualmente, prepararnos con constancia y ganar fortaleza desde el interior, de tal manera que estemos listos para la práctica. Y junto con esta advertencia tanto del lado físico, como del psicológico, uno debe ser persistente y tenaz en la práctica, en el sentido de que uno no debe dejarla ni por un día, tal como no dejamos un solo día de comer. Debemos, al menos, tomar una comida al día, y nos sentimos morir si olvidamos una sola. Así mismo uno debe sentirse infeliz si aun por un solo día es incapaz de sentarse para la práctica. Los grandes maestros de Yoga nos dicen que la práctica no solo debe ser continua e ininterrumpida, sino que debe ir a la par con un intenso sentimiento de amor y afecto por ella. El corazón debe centrarse allí y nuestro amor debe enfocarse en la práctica. Todos los amores del mundo deben unirse en una esencia concentrada, y esta atención enfocada de afecto debe fijarse en la práctica del Yoga, porque ninguna madre puede ser más amorosa que el Yoga. Este nos puede cuidar en todo momento y protegernos de todos los peligros. Pero uno debe conocer la majestad de esta práctica para que los amores del mundo puedan extraerse de los objetos de los sentidos y se concentren en su práctica.

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