miércoles, 22 de febrero de 2017

¿Qué es el auto-control?


Una vez más, deseo recordarles nuestros estudios anteriores concernientes a la estructura de nuestra personalidad y su conexión con el mundo exterior – es decir que dentro del cuerpo tenemos otros tipos de aparatos tales como los órganos sensoriales, los pranas, la mente y el intelecto, que tienen una tendencia a afirmar la individualidad física de la persona y también todos los apegos y aversiones, los cuales son una consecuencia de tal afirmación con respecto al mundo externo de personas y cosas. De modo que una clase de yajña o sacrificio implicaría autocontrol, restricción del movimiento de los sentidos, la mente y el intelecto, porque un conjunto de sentidos desenfrenados, una mente descontrolada y un intelecto indisciplinado significaría una personalidad envuelta en un deseo de contacto espacial con personas y cosas externas, siendo que en realidad esas personas y cosas no están afuera. La razón para el autocontrol surge debido al hecho de que las percepciones usuales de los sentidos son percepciones erróneas, debido a que los sentidos no tienen otro trabajo que hacer que inculcar a nuestras mentes la exterioridad del mundo, la apariencia de las cosas y el aislamiento de nuestro ser con respecto a otras personas. Hay un continuo proceso de lavado de cerebro que tiene lugar en nuestra relación con los sentidos y, lamentablemente, no tenemos otra relación en el mundo. Estamos totalmente agobiados por los sentidos; y el mundo en el que vivimos es un mundo sensorio. Nuestro proceso de pensamiento y nuestra intelección también están condicionados por el conocimiento provisto por la percepción de los sentidos.

Hay una total desgracia que ha descendido sobre nosotros, teniendo en cuenta el estado de cosas en el cual nos encontramos – social, física y psicológicamente. Socialmente estamos en desgracia debido al entendimiento erróneo de nuestra conexión con otra gente, y psicológicamente también, debido a nuestra dependencia, también interna, de lo que conocemos por medio de los sentidos, lo cual es erróneo. Así, el autocontrol que incluye control de los sentidos, es también control mental, control intelectual y control de la razón – el control total de uno mismo. El autocontrol es la esencia del yoga. Aquí puede que se necesite una palabra de aclaración con respecto lo que significa autocontrol. ¿Qué es lo que hacemos con nosotros cuando tratamos de controlarnos? Para eso, puede que necesitemos saber qué somos.


Esto nos trae una vez más al esquema cosmológico. Hasta cierto punto, podemos saber qué somos ubicándonos en el esquema cosmológico, sin necesidad de ninguna instrucción en este contexto, porque en cuanto sabemos cómo hemos venido, podemos saber también dónde estamos. Nuestros deberes se vuelven explícitos y claros en cuanto conocemos nuestra condición y la atmósfera en la que vivimos. El control de uno mismo – control de los sentidos, autocontrol – es, en última instancia, la restricción de la conciencia; tiene poco que ver con nuestros miembros físicos. No es atar las piernas, tapar los oídos o cerrar los ojos hablando en sentido físico, porque nuestras alegrías y penas son el resultado de un movimiento de la conciencia en una forma particular. Los pensamientos son alegrías y tristezas. De modo que alegrías y tristezas son sólo procesos de pensamiento, que es otra forma de decir que son remolinos de conciencia de una manera determinada. Para un entendimiento fácil, podemos identificar nuestra conciencia individualizada con nuestra mente, en un sentido más generalizado. Esta conciencia individualizada es el principio de afirmaciónde la individualidad. El ego, el intelecto, la razón y lo que pensamos que somos en el presente – todo eso es inseparable de este tipo de actividad de la conciencia. Así, autocontrol significaría traer de vuelta la conciencia individual que se mueve hacia las cosas externas, haciendo que se establezca en su propio ser. Esto es todo el yoga de Patañjali, por ejemplo, que él resume en dos sutras – yogaś citta vṛtti nirodhaḥ; tadā draṣṭuḥ svarūpe avasthānam (Y.S. 1.2-3): “El control de la mente es yoga; entonces el Ser se establece en su propia naturaleza”. Aquí está todo el yoga en dos oraciones.

Tomado del libro de Swamiji "Las enseñanzas del Bhagavadgita"

miércoles, 15 de febrero de 2017

¿Cuidar los peniques perdiendo las libras?

Diciembre 12, 1990, de mañana


Larry: Practiqué algo de meditación esta mañana.

Swamiji: Todos los días, con profunda concentración, sumergiéndote en ti mismo.

Larry: Traté de salir de mí, como usted me sugirió.

Swamiji: Te pierdes para ganarte.

Larry: Traté de proyectarme algunos pies lejos de mí.

Swamiji: Sí; eso es perfectamente correcto. Proyéctate lejos de ti y vuélvete un ser más grande que el que pareces ser. Ahora eres una pequeña persona dentro del cuerpo. Quiero que te vuelvas más grande. Cuando te ubicas lejos de tu cuerpo, te vuelves más grande de lo que eres. Tu dimensión aumenta y e incluso puedes ubicarte en el sol, la luna y las estrellas, no simplemente en la alfombra, de modo que la dimensión se vuelve tan grande que pareces casi la Existencia Universal. 

Sencillamente, puedes ubicarte en la periferia del espacio tanto como sea posible, de modo que estés tan lejos de lo que pareces ser ahora que te asemejes a una universalidad inclusiva, absorbiendo todo en ti, sin que quede nada afuera. “Soy lo que soy”, “Soy aquello que soy”, como quieras llamarlo – ésta es la técnica de meditación. Debe hacerse todos los días por un período lo más largo posible. Éste es el deber primordial de una persona. Todos los otros deberes son subsidiarios, secundarios. De otro modo, estarás cuidando de los peniques y perdiendo las libras. Todo el asunto de la vida es sólo una cuestión de cuidar de los peniques, perdiendo las libras. Eso no debe suceder.

Cuando te pierdes a ti mismo, ganas todo. Puedes ganar el mundo entero pero perderte a ti mismo. Toda iniciativa de la gente, en todas partes del mundo, es una aventura para ganar el mundo y perderse a sí mismo. Estamos muy preocupados por las cosas del mundo externo y no nos preocupamos por nosotros mismos, como si el mundo pudiera existir aún sin nosotros. Cuando tú no estás allí, tu mundo tampoco lo está.

Por lo tanto, cuida de ti y todas las cosas se cuidarán solas. Cuando riegas la raíz de un árbol, no necesitas regar las ramas y las hojas por separado. Las ramas pueden ser cientos; sin embargo, puedes cuidar muy efectivamente cientos de ramas y hojas regando y nutriendo una sola cosa, la raíz del árbol. No necesitas preocuparte por la numerosa variedad y diversidad de este mundo si conoces la raíz y cuidas de eso. El mundo se cuidará automáticamente, ya que la raíz cuidará de las ramas, las hojas y los frutos.

“Dios primero, el mundo después, tú último”. Eso es lo que solía decir Swami Shivanandaji Maharaj – la causa primero, el efecto después. Dios estuvo primero; el mundo vino después y tú eres lo último, de modo que no te puedes posicionar primero. El primero es el más grande, incluye lo producido y te incluye a ti. Es nuestro deber meditar. No es algo que haces como una ocupación; es el arte de ser tú mismo. Nada puede ser más ventajoso para una persona que ser el propio ser. “Sé fiel contigo mismo”. Ser fiel con todo, excepto con uno mismo, es en vano.


Tomado del libro de Swami Krishnanada “Los problemas de la vida espiritual”




viernes, 10 de febrero de 2017

La Soledad


Hay varios tipos de soledad interior que uno siente cuando ha perdido algo que tenía: perdió toda la propiedad; los parientes lo han abandonado; el negocio ha fracasado; la Bolsa ha caído; ha perdido millones y la tierra misma esta temblando bajo sus pies; entonces, en ese momento, uno siente una soledad desgraciada.

He escuchado acerca de una persona que estaba siempre ocupada en cuestiones de la Bolsa y en una ocasión en particular, perdió todo en un segundo. Ese mismo día murió de un ataque cardíaco debido a la angustia que sintió, una soledad que entró en sus órganos vitales y se llevó su energía.

Pero kaivalya, que es soledad, no es una soledad psicológica. No es una soledad que siente la mente debido a su apego a este cuerpo. Es la soledad del espíritu que está en nuestro interior. Nuestra alma sola consigo misma.

A decir verdad, es fácil de entender que estamos solos en este mundo. Todas las asociaciones de las que hablamos — dinero, poder y relaciones sociales — son condiciones creadas artificialmente por la unión de cierta atmósfera favorable, porque cuando una persona nace como un pequeño niño, este niño está solo consigo mismo. No tiene propiedad; no tiene conciencia de parentescos. No puede saber qué le pertenece a alguien o que alguien le pertenece.

Hay un período de algunos años que llamamos vida en este mundo. Cuando ese período de vida termina, otra soledad se manifiesta en nosotros, la cual es el momento de abandonar este mundo. En ese momento, se siente una agonizante soledad. Es algo semejante a una segunda niñez, la persona mayor comienza a comportarse como si fuera un niño que gatea; la mente dice disparates y 31 parlotea, y comienza a decir cualquier cosa, como hablaría un niño ignorante y sin instrucción. En ese momento, surgen en la mente deseos erráticos. Mientras que, en realidad, durante la niñez la conciencia de relaciones externas no está allí, durante la vejez, en el momento de morir, está el otro aspecto del sentimiento de soledad, que todos lo han abandonado.

Cuando una persona está muriendo, los parientes se acercan y le preguntan: “¿Sabes quién soy? ¿Me reconoces?” Algunas veces, la conciencia de reconocimiento falla incluso si los ojos ven y otra vez, por medio de los ojos uno puede reconocer quién es esa persona, pero no puede expresar totalmente esa relación. La audición también falla después y los ojos fallan. La mente sola comienza a pensar, pero la mente también falla. Sólo prana queda después. Cuando el prana falla, se sale de este cuerpo. Esta salida es lo peor que uno puede imaginar para una persona que ha estado acostumbrada a la vida social y a una existencia pública grandiosa.


Todos necesitamos tener esa sabiduría, especialmente como aspirantes espirituales, que siendo que soledad era la condición que teníamos al venir a este mundo y soledad será la condición en la cual entraremos al morir, ¿cómo es que no nos sentimos solos en el medio y tenemos un sentimiento totalmente diferente de tener muchas cosas que nunca trajimos cuando vinimos ni llevaremos cuando nos vamos?

Tomado del libro de Swamiji El Logro del Infinito

martes, 7 de febrero de 2017

¿Qué es la relación Guru-discípulo?

Swami Krishnananda en su juventud acompañado por su Guru Swami Sivananda

El tercer punto es: La asociación con un Guru es una bendición en sí misma. Hablo desde mi experiencia personal, si es que les gustaría saber cómo hemos sido bendecidos por la asociación personal que tuvimos con Swami Sivanandaji Maharaj. Lo que estoy expresando es puramente un sentimiento personal. Nunca he visto una persona como él ni espero ver otra, al menos en esta vida. Era una magnífica impersonalidad en personalidad—impersonalidad vista en una personalidad. Era una persona como cualquiera en el sentido de que podíamos verlo; pero era un ser impersonal. Cuando venía, uno no podía sentir que era un hombre el que venía. Usualmente, la idea de varón-mujer está en nuestras mentes, de modo que decimos que un hombre viene. Pero cuando Swamiji venía, nunca podíamos sentir que era un hombre. Esta idea de varón-mujer nunca entraba en nuestras cabezas. Esto quiere decir que irradiaba una fuerza a su alrededor que era totalmente impersonal. La impersonalidad no tiene género. No hay diferencia de varón-mujer en la impersonalidad; y esa impersonalidad estaba en él. No era varón ni mujer. Al menos, esa idea no entraba en nuestras cabezas cuando lo veíamos. Era algo muy extraño. En el momento en que una persona lo veía simplemente era poseída por una nueva clase de sentimiento. Era dominada por una nueva fuerza.

Esos son los Gurus. Tienen espiritualidad en ellos; el alma trabaja a través de ellos. No son la mente y el intelecto los que trabajan a través de los Gurus. Los Gurus nunca hablan a través del intelecto. Es por esa razón que el chela no debe usar su intelecto cuando el Guru le dice algo. Cuando el alma habla, sólo el alma tiene que responder. No debería usarse el intelecto, la razón, una actitud científica y demás. Sería una anomalía y el chela sería un inadaptado. El Guru es un alma, no un cuerpo.


Ahora estoy llegando a un punto muy interesante acerca de la relación Guru-chela. Debido a que el Guru es un alma, nunca muere. Nunca diremos, “Nuestro Guru murió; ahora no tenemos a nadie”. Eso es ininteligible para nosotros. El Guru nunca puede morir, porque el Guru no es un cuerpo. Ni tampoco el chela es un cuerpo. Ahora venimos al otro aspecto de la cuestión. Ni el chela es el cuerpo ni el Guru es el cuerpo, y la relación entre Guru y chela no es una relación física. De modo que si el Guru está a miles de millas, el chela está feliz. No se preocupa. No llora, “Oh, mi Guru está lejos. No tengo a nadie.” La distancia es eliminada en el terreno espiritual. A decir verdad, no hay distancia en el mundo. La distancia es sólo un concepto espacial. Cuando incluso la televisión y la radio han eliminado la distancia, ¿creen que la conciencia—el alma—no puede eliminarla? Puede y lo hace. Aunque éste sea un estado muy avanzado, es la verdad. El discípulo y el Guru están relacionados de una manera mística y esa relación continúa aún después de la muerte del cuerpo.


jueves, 2 de febrero de 2017

¿Dónde yace en verdad nuestra dicha?

Nos hemos reunido aquí para ejercitar nuestras mentes hacia la verdadera felicidad. ¿Dónde yace en verdad nuestra dicha? ¿Dónde nos convertimos en personas completas? Estos son días en los que la gente está intensamente consciente del entorno del mundo. El entorno es muy importante. La vasta atmósfera a nuestro alrededor es el entorno. No sólo el entorno nos influencia minuto a minuto, todos los días, sino que, en un análisis cuidadoso, comprenderemos que somos inseparables del mismo.
El entorno del que se habla es una clase de sociedad exterior a nosotros. Sabemos muy bien hasta qué punto toda persona depende de la compañía humana externa y de la asociación con la naturaleza — el aire que respiramos, el agua que bebemos y la luz solar que disfrutamos. No es sólo esto. Hay secretos mayores que nunca aparecen ante nuestros ojos — concretamente, la cuestión de nuestra misma existencia.

¿Existimos? Si es cierto que existimos, ¿dónde existimos? “¿De dónde venimos?” Preguntamos generalmente a una persona. La gente dice que viene de Delhi, de Kanyakumari, de Japón, de Inglaterra, de América, pero cualquiera sea el lugar de dónde venga, equivale a decir que viene de la superficie de la tierra. Nos estamos moviendo en la superficie de la tierra. En verdad, no hay países; ellos no existen en absoluto. Son sólo demarcaciones conceptuales de la mente humana a los fines de una conveniencia administrativa. Los países no existen. Sólo existe la superficie de la tierra.

El lenguaje que hablamos, el cual condiciona inmensamente nuestra formación cultural, se agrega a la dificultad de nuestra incapacidad para comprender que somos ciudadanos de este planeta tierra. No sólo está la cuestión de nacionalidades y países sino que nos aferramos incluso a una comunidad, una aldea o un distrito, e imaginamos que estamos confinados a esa ubicación en particular.

La mente tiene una predilección por disfrutar de limitaciones de su propio ser, reduciéndose cada vez más a un muy limitado capullo de individualidad parcial, de modo que este pequeñito niño del llamado “yo” dentro de uno se siente inmensamente feliz dentro de la tortuosa celda de su propio encierro corporal.

El entorno del que estamos hablando es externo a nosotros desde un punto de vista, pero inseparable de nosotros desde otro punto de vista. Mientras esta tierra es un gran planeta, en cuya superficie nos arrastramos como insectos, por decirlo, es también un miembro de la familia más grande del sistema planetario, el cual está regido por el gran padre de todo el sistema, la llamada operación solar.
Nuestra familia se extiende a través de galaxias enteras, que son las fuentes originales de los diferentes sistemas solares. Las fuerzas magnéticas que de forma indivisa penetran la atmósfera entera, tomando a veces la forma de lo que generalmente la gente llama rayos cósmicos — que en verdad no son rayos sino energías magnéticas fluyendo en el espacio exterior — se solidifican en las formas visibles de la existencia corporal de los seres humanos, los árboles, las montañas y la misma tierra.

El análisis cosmológico, incluso en un nivel puramente empírico, establece el hecho de que la vibración del espacio creó un movimiento que llamamos actividad del aire penetrando la superficie de la tierra. La fricción causada por este movimiento continuo del principio del aire creó el calor que llamamos fuego. Una condensación mayor de la densidad de estas fuerzas, desde la actividad del espacio, se convirtió en lo que llamamos líquido, cuya forma solidificada es esta tierra misma.

Esto quiere decir que nuestra familia se extiende más allá de la superficie de la tierra; toca los planetas, el sol, la luna y las estrellas. ¿Han oído que nuestras mentes operan según los movimientos de la luna en el cielo? El crecimiento y la disminución lunar causa crecimiento y disminución de los sentimientos y las emociones en la mente de la gente. Durante los días de luna llena y luna nueva, la gente generalmente se excita sin saber lo que en verdad le está sucediendo. En los días de luna llena, las olas del océano se levantan como si quisieran capturar la luna misma. La atracción gravitacional de la luna hace que el líquido del océano se levante en olas turbulentas.

No quiere decir que sólo el océano sea atraído por el poder gravitacional de la luna. La tierra entera es atraída. Debido a que la tierra es sólida, no se levanta como las olas del océano, pero aun así la atracción es uniformemente sentida por cada partícula de la sustancia material de esta tierra. ¿Qué decir de nosotros? Nosotros también somos atraídos. Si las aguas del mar son elevadas, cada célula de nuestro cuerpo también es elevada. Nos agitamos, nos perturbamos, nos alteramos y tenemos humor cambiante, y la gente que tiene una mente deficiente, no perfectamente normal, se comporta de forma errática, excitada y anormal durante los días de luna llena y luna nueva.

Lunático viene de la palabra luna. Decimos que una persona es lunática; tuvo una inlunación. Así como hay insolación, puede haber también inlunación. En este caso, hay una perturbación causada por la mente.

Astrológicamente, podemos decidir la condición de la mente de una persona según la ubicación de la luna en el horóscopo. ¿Dónde está situada la luna — en qué contexto, en qué rincón, en qué relación con otros planetas?

Basta decir que no simplemente existimos cómodamente aquí, independientemente en nuestras habitaciones cerradas. Hay que descartar esta idea. No nos pertenecemos a nosotros mismos. Si es cierto que tenemos que amar a nuestro vecino, tenemos que saber quién es nuestro vecino. Esta pregunta se le hizo a Jesucristo: “Maestro, usted dijo, ‘Ama a tu vecino como te amas a ti mismo’, pero ¿quién es mi vecino?”

¿Cómo sabes quién es tu vecino? Aquello que está próximo a ti; aquello que casi está tocando; aquello que es inseparable de ti, que te limita y condiciona, de quien recibes beneficio y por el cual tienes incluso cierto temor, ese es tu vecino. Te gusta tu vecino porque puede ser de tu ayuda ante ciertas condiciones; pero también le temes a tu vecino, porque puede contradecirte y vengarse, y comportarse de manera contraria a tus expectativas.


De modo que el vecino es un ser amigable y también algo temible. Tal es la naturaleza. Nada puede ser más amigable para nosotros que la vasta naturaleza, porque es la madre de la que hemos nacido. La sustancia misma de nuestro cuerpo está hecha de los cinco elementos — tierra, agua, fuego, aire y éter. Si ese es el caso, ¿cómo es que consideramos que existimos afuera de la naturaleza? Los mismos ladrillos de los que está construido este cuerpo nuestro son la sustancia de los cinco elementos.