jueves, 26 de enero de 2017

Si la actividad del alma es nula bajo condiciones normales, entonces ¿cuándo se manifiesta?

La actividad del alma no florece bajo condiciones normales. Durante la mayor parte de la vida el hombre está confinado solo a ciertos aspectos de sus manifestaciones cuando piensa, entiende, siente, quiere, recuerda, etc. Sin duda todos estos son una expresión parcial de la individualidad humana, pero de ninguna manera se acercan a la verdadera manifestación del alma. 

La diferencia entre las funciones humanas normales y la actividad del alma, es que en el primer caso, cuando una función se lleva a cabo, las otras están aparte, ignoradas o suprimidas, de tal forma que el hombre no puede hacer todas las cosas al mismo tiempo; en el segundo caso, la totalidad del hombre en su esencia surge ante la ocasión que sea, y nada de él queda excluido de esta actividad. Por rareza el alma actúa en la vida humana, pero cuando lo hace, aun en forma leve o distorsionada, uno olvida todo el mundo incluyendo la conciencia de la propia personalidad y disfruta una felicidad por siempre incomparable. 

Las manifestaciones leves de alma a través de los canales de la personalidad humana pueden observarse en los extáticos entusiasmos del arte, particularmente de las bellas artes, tales como la música elevada y la satisfacción derivada de la apreciación de los grandes genios de la literatura. En tales momentos la persona se olvida de sí misma y se vuelve una con el objeto de apreciación. Esta es la razón por la cual el arte es capaz de llamar poderosamente la atención del hombre haciéndolo, por así decirlo, olvidarse de todo. Pero en la vida diaria de un individuo hay al menos tres ocasiones cuando el alma se manifiesta externamente y lo inunda de incomparable felicidad; estas son ocasiones cuando satisface (1) el hambre intensa; (2) el apetito sexual; (3) el sueño. En estas tres instancias, especialmente cuando los impulsos son muy intensos, la totalidad del ser de una persona actúa, y aquí la lógica del intelecto y las etiquetas del mundo no sirven para nada. La razón es simple: cuando el alma actúa, aun a través de los sentidos, la mente y el cuerpo, los cuales son sus expresiones distorsionadas, su presión es irresistible, porque el alma es la esencia del ser total y no meramente de ciertas facultades funcionales de una persona. En tanto que puede sacrificarse la felicidad que ofrecen ciertos aspectos de la personalidad en aras de otras insistentes exigencias, no puede haber tal compromiso cuando el alma presiona a la acción.


El resultado de la anterior investigación muestra que cuando el alma actúa normalmente, no hay conciencia de lo externo, ni aun de la propia personalidad, y la felicidad experimentada es arrobadora y extática. Y hemos observado que la meditación es el comienzo de la acción del alma, y no solo una función de la mente, esto también explicará por qué, cuando se practica correctamente, la meditación es placentera y no puede ser fuente de fatiga o tedio. Sin embargo, la meditación difiere totalmente de las manifestaciones del espacio y el tiempo del alma enumeradas en párrafos anteriores. En meditación la manifestación del alma no es a través de los sentidos, la mente, ni el cuerpo, aunque su impacto pueda sentirse en alguno de éstos antes de que se revele por completo en el proceso llamado meditación.

Tomado del libro de Swami Krishnananda El Yoga de la Meditación

jueves, 19 de enero de 2017

¿Cómo sabe uno que la meditación es el remedio para los defectos de la vida?


Para una respuesta a esta pregunta se necesita saber qué es aquello de lo que realmente carecemos en la vida, debido a lo cual buscamos ayuda en la meditación. Por lo general, la insatisfacción es causada por un sentimiento que nos invade después de haber vivido la vida un número suficiente de años, y ver que los deseos del hombre parecen no tener fin; que entre más posesiones se tenga, también es mayor la ambición y la codicia; que aquellos que parecen ser amigos, también son capaces de abandonarlo a uno en horas cruciales de la vida; que los objetos de los sentidos nos enredan en complejidades mecánicas en lugar de aliviarnos de la tensión, la ansiedad y el deseo; que nuestro anhelo de felicidad excede todos los conceptos finitos, y nunca será satisfecho por nada de lo que contiene el mundo por la limitación que causa una cosa excluyendo la otra, y la capacidad de una cosa de incluir a otra en su estructura; que los llamados placeres de la vida parecen ser solo irritación del sistema nervioso, sumisión a impulsos involuntarios y esclavitud de los instintos, en vez del logro de una libertad real, la cual es la única cosa a la que el hombre aspira finalmente.

Si éstas y muchas otras cosas son los defectos de la vida, ¿cómo espera uno corregirlos mediante la meditación? Los defectos parecen ser realmente horrorosos, más de lo que la mente humana ordinaria puede comprender y contener. No obstante, surge la esperanza de que la meditación pueda enmendarlos, y si esta esperanza tiene algún significado o realidad, entonces el rango de la meditación se extenderá más allá de todas las limitaciones de la vida humana. Entonces la verdadera meditación será un trabajo universal de la mente, y no un simple pensamiento privado encerrado en el clóset de nuestra habitación. Este aspecto de la naturaleza de la meditación no está dentro de la noción que de ella han estado considerando en sus mentes muchos aspirantes espirituales. Un análisis de la naturaleza de la meditación nos muestra una realidad más profunda que aquella que comprenden los procesos psicológicos normales de la mente, tales como el pensamiento, sentimiento y entendimiento, de tal forma que la meditación se convierte en un despertar del alma del hombre, en vez de ser un simple funcionamiento de la mente.

Tomado del libro de Swami Krishnananda El Yoga de la Meditación

sábado, 14 de enero de 2017

¿Cómo sabe uno que la meditación es el remedio para los defectos de la vida?

El arte de la meditación no es un trabajo para ser realizado en la forma en que efectuamos en la vida los deberes diarios de la profesión, puesto que todas las actividades de la vida están en forma de una función de la individualidad o la personalidad, actividades que son, en gran medida, extrañas a la naturaleza, debido a lo cual, después del trabajo viene la fatiga y, en ocasiones, quedamos completamente hastiados con el trabajo. Pero la meditación no es una función de esta clase, y es diferente de las actividades con las cuales el hombre generalmente está familiarizado. Si en algún momento nos sentimos cansados de la meditación, solo tenemos que concluir que hemos estado involucrados en otra clase de actividad que, aunque llamemos meditación, realmente no lo es.

Debemos hacer una distinción cuidadosa entre nuestro ser y la acción que procede de nuestro ser. Lo que en ocasiones fatiga a la persona es ésta última, y no la primera. Podemos cansarnos del trabajo, pero no podemos cansarnos de nosotros mismos. Se sigue naturalmente que cuando quiera que estemos cansados de un trabajo o función, ésta no es parte de nuestra naturaleza, sino extraña a ella. Si la meditación se va a convertir en un trabajo o función de nuestro ser, también estará por fuera de nuestra naturaleza y algún día, no solo estaremos cansados, sino hastiados de ella, puesto que se impone como un elemento extraño a nuestro ser o naturaleza, y es una característica del ser esencial deshacerse por varios métodos de cada cuerpo extraño.


Los aspirantes del sendero espiritual generalmente están familiarizados con el hecho de que la meditación es la cima del Yoga, así como la consumación del esfuerzo espiritual. 5 Pero en realidad son muy pocos los que acceden a su significado central, pues la mayor parte de su esencialidad se pierde en una confusión, que generalmente sucede por equiparar la meditación con una clase de trabajo o actividad de la mente, razón por la cual, la mayor parte de las personas encuentra difícil sentarse en meditación por largo tiempo, y son vencidos tanto por el sueño, como por el cansancio general del sistema psicofísico. Es curioso que aquello a lo que uno apunta como la meta de su vida se convierta en causa de fatiga, frustración y, aun en ocasiones, de disgusto. Las personas intentan conocer los secretos de la meditación a causa de la insatisfacción con las actividades normales de la vida y al detectar un vacío en el valor de la existencia terrenal. Si aun este remedio que se buscó para llenar el vacío de la vida crea la sensación de otro vacío, defecto o insatisfacción, y si hay factores que pueden presionar a la persona hasta pensar que ya es ‘suficiente’ la meditación y la hacen cambiar a otra actividad, tal como una diversión, se debe concluir que existe un serio defecto en nuestro concepto de meditación. Cuando cuidadosa y afectuosamente investigamos sobre la meditación como ejercicio espiritual, nos encontramos cara a cara con ciertas verdades tremendas acerca de la Naturaleza y la Vida como un todo. Antes de dedicarnos a alguna tarea, necesitamos una idea clara de la misma, o al final haremos un lío sobre lo que se suponía, íbamos a hacer. La pregunta fundamental es: '¿Cómo sabe uno que la meditación es el remedio para los defectos de la vida?'

Tomado del libro El Yoga de a Meditación, por Swami Krishnananda.