viernes, 31 de diciembre de 2010

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN



Parte II

El Yoga del Bhagavad Gita

Continuación

El retiro o renuncia de la que habla el Gita, la 'Anasakti', que es su más grande enseñanza, no es una renuncia a algo existente, porque a lo existente no puede renunciarse, es absurdo pensar en abandonar lo que realmente está allí, la renunciación de que habla el Gita se refiere al error implicado en el pensamiento. Así que la renunciación no se refiere a aun significado valioso o real, sino a un error que existe en el pensamiento. Debemos renunciar al error que cometemos al pensar, y al eliminar dicho error del proceso del pensamiento, éste se purifica, y la errónea actividad, que ordinariamente es el Karma que ata, se convierte en acción Divina y dinamismo, el cual es purificador y liberador. Esto es lo que se denomina Karma-Yoga. El 'Samah' mencionado en este verso, la serenidad que es considerada como el más elevado medio de práctica, es un tipo de dinamismo superior o 'Sattva', que no puede compararse con el dinamismo o ausencia del mismo en 'Tamas'. Solo debemos traer a la memoria la pequeña ilustración sobre la altísima velocidad que puede verse como si no hubiese movimiento. Tal dinamismo es la acción divina o el trabajo de Dios, que se ha elevado a una frecuencia tal de intensidad, que ni los sentidos, ni la mente pueden captar su fuerza. La velocidad de la mente es la más elevada de las velocidades concebibles, pero la velocidad de la conciencia es mayor. Por esta razón, quizá, la Isa Upanishada nos dice en alguna parte, que antes de llegar un lugar la conciencia ya está allí. Aún antes de que la mente con toda su inconcebible velocidad trate de alcanzar un destino particular, la conciencia ya está presente allí, puesto que su velocidad es mayor que la enorme velocidad de la mente. El dinamismo de la conciencia es un tipo peculiar de actividad intensificada, la cual es diferente de la actividad física. Para todos los propósitos, es absoluta cesación de la acción. Pero es la manera como Dios actúa. Puede parecer que Dios no hace nada. Dios se afirma a sí mismo, está absorto en Él mismo. El Señor Siva con frecuencia es representado de este modo en nuestros Puranas y en nuestra tradición. Tal vez hayan visto retratos de Siva sentado en posición 'Padmasana', con los ojos cerrados y completamente absorto, como si no fuera consciente de lo que sucede afuera. Está cerrado a toda actividad. Está, por decirlo así, inconsciente de lo que sucede en el mundo, pero la verdad es que la absorción de Siva en las alturas de la meditación no es la oscuridad de la ignorancia, ni ausencia de conocimiento sobre lo que está sucediendo en el universo. Ciertamente es una intensa conciencia de las cosas, que probablemente se confundirá con una completa ausencia de conciencia. Lo que el Bhagavadgita espera que hagamos en la práctica del Yoga, es que nos elevemos de un tipo inferior de actividad, a uno elevado. Aquí debemos agregar una nota al margen, y es que debemos entender el significado de la actividad en su propio ambiente, en su propia connotación. No es movimiento físico, y así cuando nos elevamos más y más en el reino del espíritu, en los límites de la vida espiritual, no nos volvemos inactivos en el sentido de un individuo inútil, sino que surgimos con una personalidad más provechosa y comprensiva, capaz de una acción de más entidad, dotada con una capacidad para efectuar un mayor logro con la aparente ausencia de movimiento físico, pero donde el pensamiento se vuelve intenso.

La acción mental es la verdadera acción, la acción física por sí misma no es acción. Es la mente la que motiva al cuerpo físico mientras actúa. Si la mente no está activa y el cuerpo actúa mecánicamente, disociado de la conciencia de la mente, tal acción pierde su significado. Es una acción sin vida. Lo que ata o libera es la mente y no el cuerpo. Si estamos atados aquí, es a causa de que la mente piensa de una manera particular, y si vamos a liberarnos, eso, también, es a causa de un cambio peculiar que va a ocurrir en la forma de pensar. El cuerpo puede estar allí de la misma forma que lo ha estado. El Jivanmukta tiene un cuerpo que es el mismo que tenía cuando era niño, pero por dentro ha cambiado. Su mente se ha transformado y su conciencia ha alcanzado una tipo de concentración más elevado. Se ha convertido en un ser diferente aunque está dotado con el mismo cuerpo. El significado de todo este enredo se pone de manifiesto en mayor detalle en el siguiente verso: 'Se dice que uno se ha establecido en el Yoga cuando no se apega ni a los objetos de los sentidos, ni a las acciones, y ha renunciado a toda afirmación creativa de la voluntad'. La palabra 'Sannyasa', que significa renunciación, se define con frecuencia como un modo de vida disociado de la acción. Puesto que la mente significa todo en el desarrollo de la acción, tenemos que cambiar la idea que tenemos sobre Sannyasa, aunque tentativamente podemos conceder que Sannyasa sugiere retiro de la acción. Mas, ¿qué es acción? El criterio del Yoga es ‘Sarva-sankalpa-sannyasa’. La voluntad creativa o las afirmaciones del órgano psicológico con seguridad pueden considerarse como la causa de nuestras ataduras, y el medio para la liberación será una reorientación en el sistema de voluntad creativa. Cuando se logra la liberación, la voluntad individual se convierte en Voluntad Divina. Cuando la voluntad individual actúa independientemente, se supone que tiende hacia la esclavitud. Cuando la Voluntad Divina actúa y toma posesión de la personalidad, entonces opera la Voluntad liberada. Aquí debemos pensar un poco sobre la naturaleza de la voluntad del individuo y la de la Voluntad Divina, pues 'Sankalpa' no es otra cosa que voluntad, y se nos dice que debe haber un abandono o renuncia de toda voluntad con el propósito de establecerse en Yoga, para convertirse en 'Yoga-Arudha'.¿Qué significa voluntad o 'Sankalpa'? En la vida no somos esclavos excepto de la voluntad.

El gran autor Schopenhauer escribió una obra maestra en tres volúmenes llamada "El Mundo como Voluntad y Representación", probando con su tesis que no hay nada en este mundo, excepto la voluntad. En los diferentes matices de su significado la voluntad es esclavitud y también liberación. La voluntad que esclaviza es de un tipo particular, y es a ésta a la que se nos pide renunciar para establecernos en Yoga. La voluntad esclavizadora es el primer instinto auto-afirmativo dentro de nosotros, el cual insiste en la independencia del individuo y en un aislamiento de la personalidad que corta la relación con los demás. En suma, es la voluntad egoísta, la voluntad que afirma el ser individual, el ser corporal, el ser personal, el ser localizado, esta es la voluntad esclavizante. Esta es la voluntad a que se nos pide renunciar para llegar a ser ‘Sarvasankalpa-sannyasins’.

Este es el oculto y real significado de 'Sannyasa'. La voluntad individual urge, demanda y clama por aislamiento e independencia absoluta de personalidad. 'Yo', es el significado que hay tras ese deseo. En el sentido individualizado, 'Yo' atado a la apariencia del cuerpo. El 'Yo' corporal es la voluntad del individuo. Sabemos cuánto amor tenemos por este cuerpo y qué significado asociamos con la existencia corporal. Cada valor está sumergido en la vida corporal. Nuestros placeres son físicos. La vida que vivimos es física, y cada objetivo que perseguimos en ella está igualmente asociado con la existencia y continuidad del cuerpo físico y sus necesidades. Tal afirmación es la voluntad del individuo, la cual es la voluntad que encadena. Podemos preguntar: ¿Cómo encadena? ¿Cómo puede causar aflicción esta voluntad que afirma la individualidad física o la personalidad aislada? Encadena al traer aflicciones en serie, y esto sucede a causa del hecho de que la verdad de las cosas es diferente de lo que la voluntad del individuo afirma con vehemencia.

TEXTO COMPLETO AQUÍ

domingo, 19 de diciembre de 2010

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

El Yoga del Bhagavadgita

Continucaión

De nuevo nos cuenta el Mahabarata en el Udyoga-Parva, que cuando Bhagavan Sri Krishna asumió la Forma Cósmica y comenzó a brillar como soles brillantes, miles en número, la gente cerraba sus ojos pues el fenómeno los encandilaba de tal manera que lo que veían era oscuridad. Si ustedes miran al sol por algún tiempo, solo verán oscuridad ante sus ojos, no verán luz, porque los ojos estarán cegados por el resplandor del sol, no porque no haya luz, sino porque ustedes no podrán percibirla. Nuestra incapacidad para comprender el significado de un tipo de dinamismo superior es la razón para que en sus comentarios sobre versos similares del Bhagavadgita, los expositores hayan construido un compartimiento estanco que separa 'acción' de 'serenidad'.

Desde tiempos inmemoriales existe una pugna entre 'jnana' y 'karma', conocimiento y acción, vida en el mundo y vida de renunciante, vida de actividad y vida de retiro hacia la serenidad, lo cual es un fenómeno que se manifiesta como resultado de la incapacidad por parte de la mente humana para captar la verdad total de la situación. Hablando realmente, no hay tal cosa como 'retiro' de lo que verdaderamente está ahí. Lo real no puede no ser, y lo irreal no puede ser.

Si una cosa realmente está allí, no podemos retirarnos de ella. Si la cosa no está allí, entonces, ¿de qué nos retiramos? No podemos sustraernos de lo que no está allí, ni tampoco podemos sustraernos de lo que está allí, porque ya hemos dicho que está ahí, que es real, y lo real no puede volverse irreal. Así que la cuestión del retiro o renuncia de la acción sobre la cual la gente discute mucho, pierde estímulo cuando tratamos de entender qué es 'karma' o acción, y que es 'samah' o serenidad. No es un 'retiro' en el sentido físico y ordinario de la palabra. Serenidad o 'samah', no es renuncia o abandono de un modo particular de conducta en la vida, sino un ascenso hacia una forma sublimada de conducta, que incluye todos los significados de esa conducta particular en su etapa inferior.

La mente humana no está hecha para entender esto por completo, ya que nacimos en una tradición de pensamiento que es social y personal, espacial y temporal; pero este significado que está escondido tras el gran mensaje de Karma-Yoga en el Bhagavadgita, no es ni espacial ni temporal. Es espiritual y, por tanto, no puede ser asociado con nada de lo que consideramos importante tanto en la sociedad, como en el mundo del espacio y el tiempo. Quizá esta es la razón por la que se ha dicho que el significado del Gita solo es realmente conocido por Krishna, y nadie más lo conoce. Arjuna lo conocía un poco. Suka, lo conocía. Vyasa, lo conocía. Otros, solo lo han escuchado.

De momento es necesario por parte de un verdadero buscador reorganizar el modelo de su pensamiento con el objeto de ser capaz de comprender el significado mismo de la espiritualidad. La espiritualidad no es una conducta social. Es una transformación interna de la conciencia, y esta transformación es de una cualidad y carácter completamente diferentes de las transformaciones que observamos físicamente en el mundo natural. Es por esto que requerimos de una iniciación en esta técnica de pensamiento. Esto se llama Guru-Upadesha. ¿Por qué ir a un Gurú por iniciación si se puede entender todo solo por la lectura de un libro o por escuchar una conferencia; dónde radica la necesidad de un maestro, de un guía espiritual, de una iniciación? La necesidad surge porque es difícil pensar de esa forma, porque no estamos acostumbrados a pensar así. Nuestra manera de pensar es la misma con la cual empezamos en la niñez. Aún cuando tengamos setenta años pensamos cualitativamente de la misma forma en que hemos pensado desde niños. El modelo no cambia, aunque el contenido del pensamiento pueda variar a causa de la adultez. La cantidad también aumenta, pero la calidad y la estructura del pensamiento no cambian. El anciano piensa de la misma forma que el niño. Es altamente esencial que el propio molde del pensamiento cambie con el objeto de llegar a ser una persona espiritual. La transformación espiritual requerida en la práctica del Yoga no es una revolución física o social, sino una reconstitución interna de la personalidad, una nueva forma de conciencia, y puesto que ésta tiene el toque de lo intemporal en ella, se dificulta captarla, porque todo nuestro pensamiento es temporal, y el principio de intemporalidad o eternidad presente, hasta cierto punto, en cierto porcentaje, en esta forma de pensar, nos hace difícil digerir su significado.

Descubrimos en el tercer verso del Capítulo Sexto del Gita, que no se nos pide renunciar a nada de lo que realmente está allí, y si bien el Gita sin duda es un evangelio de renunciación, no se refiere a la renuncia de un significado, valor o cosa existentes, puesto que ya se ha dicho que lo existente es lo real, y lo real no puede nunca volverse irreal.

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lunes, 13 de diciembre de 2010

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

El Yoga del Bhagavadgita

Continuación

Ahora, existe un tercer aspecto en este punto, aparte de los dos ya mencionados. Actividad no necesariamente significa movimiento del cuerpo físico, aunque esa es la forma en la cual generalmente entendemos el significado de actividad. Desde el punto de vista del evangelio del Bhagavadgita, desde el punto de vista del ideal de la vida espiritual, el significado de acción es algo diferente de lo que asociamos con actividad ordinaria. Puede haber actividad intensa aún con el cuerpo físico en quietud. Un cuerpo físicamente quieto puede implicarse en una clase diferente de actividad, por la cual puede incluso mover montañas. Es una extraña clase de acción, completamente diferente de la que ustedes conocen y que puedan imaginar. Los grandes acontecimientos mundiales son causados y motivados por fuerzas no necesariamente físicas. No es la actividad física de ningún individuo, ni ningún objeto físico o cuerpo en particular, la causa tras las grandes transformaciones que suceden a través de la historia. Hay otros designios ocultos tras la actividad visible que generalmente son conocidos como las fuerzas del mundo, que controlan el destino de la humanidad en conjunto. Estas fuerzas tras la actividad visible de la naturaleza física y de la sociedad humana, no son necesariamente físicas. Son diferentes de un cuerpo físico y de una acción física, porque no pueden ser contactadas por medios físicos. Un movimiento de elevada frecuencia puede transcender el reino físico y ser impenetrable a la entrada de instrumentos físicos, imperceptible por los órganos físicos y aún así, es más poderoso que cualquier instrumento físico en el que ustedes puedan pensar. Se puede llegar a una etapa en que lo físico desaparezca por completo y las fuerzas asuman una nueva forma en la cual sea difícil llamarlas físicas. Precisamente los descubrimientos de la ciencia moderna casi han llegado a esta conclusión. La llamada materia física del materialismo, materialismo de crasa percepción material, los objetos físicos de la naturaleza tangibles a los sentidos, se han evaporado gradualmente en una sustancia que realmente no es sustancia, que es absolutamente incapaz de contacto físico, que no puede ser observada en el laboratorio aún por los más sutiles instrumentos, y que es mucho más sutil que los átomos, cualquiera que sea la concepción que de éstos podamos tener.

Por razones difíciles a la mente de comprender, la materia ha sido desmaterializada y se ha convertido en algo diferente de lo que es y de lo que se ha creído que era. Ha dejado de ser un objeto en el sentido de un contenido perceptible, y parece que se ha retirado ella misma a un reino diferente del ser, el cual es inseparable de la subjetividad, en vez de ser inseparable del reino de los objetos. Esto solo para citar un ejemplo de los descubrimientos modernos. Generalmente hablando, las partículas físicas de la naturaleza, los objetos que vemos con nuestros ojos y contactamos con nuestros sentidos se asocian con actividad, y no podemos pensar en acción, excepto en términos de estos objetos físicos. Pero cuál puede ser el carácter de una acción, actividad o movimiento, en una condición donde lo físico parece que ha desaparecido por completo y los objetos parecen entrar en la estructura de los demás objetos en forma mutua, donde no podemos distinguir con precisión entre una cosa y otra, como por ejemplo, en el caso de las olas del mar. Una ola entra en lo más íntimo, en la estructura y las entrañas de otra ola. No se sabe donde termina una y comienza otra. Si las fuerzas de la naturaleza actuaran de esa manera y tomaran esa forma en su actividad, si uno no pudiera existir sin referencia del otro, ¿cuál sería para ustedes la definición de acción?

Ahora llamo su atención de vuelta a la ilustración que di sobre el movimiento de un ventilador eléctrico, donde una intensa actividad puede parecer ausencia de actividad o mejor dicho, la actividad más elevada puede parecer inactividad. La dificultad para entender este punto, que no sucede ante nuestros ojos y no es un fenómeno generalmente observado en la sociedad humana, también hace difícil entender el significado del verso que menciona dos diferentes medios en la práctica del Yoga: acción de una parte, y serenidad de la otra. Puede decirse con seguridad que este verso del Bhagavadgita que habla de 'karma' y 'samah', acción y serenidad, no habla de una contradicción entre dos tipos de medios, sino de una diferencia entre un estado inferior y uno superior, siendo el superior siempre inclusivo del inferior, como tuvimos ocasión de advertir al principio. De ninguna manera se puede decir que el estado elevado sea diferente del inferior, por cuanto la vitalidad y los valores del inferior siempre están contenidos en el superior, tal como no podemos afirmar que un adulto que ha crecido desde la infancia, es diferente del infante solo porque la etapa de la adultez sea diferente de la niñez, puesto que los valores asociados con la niñez son transcendidos en el estado adulto, mas no perdidos. Así que el medio superior aplicado en Yoga no es una contradicción con el instrumento inferior, sino una absorción del inferior en el superior, una inclusión del inferior en el superior, una sublimación del inferior en el superior, de tal manera que en lugar de existir un contraste entre un medio y el otro, hay un continuo crecimiento y persistencia de uniformidad entre lo que generalmente llamamos lo inferior y lo superior. Aquí llegamos al punto vital del problema que se presenta como significativo en este verso que estamos estudiando.

La diferencia ocurrida aquí entre 'karma' y 'samah' es, por tanto, otra cosa de lo que entendemos por diferencia entre una y otra cosa. Aquí no existe inferioridad o superioridad. Para reiterarlo, existe absorción de un medio inferior en uno superior, el inferior incluido por todo aspecto en el superior. Igualmente, cuando se dice que el superior incluye al inferior, no puede excluir el significado de acción, porque la acción o 'karma', que se supone es una etapa inferior, si va a ser incluida en la superior, naturalmente no puede perder su sentido cuando se convierta en superior. Así que el estado superior llamado serenidad o 'samah', no es ausencia de actividad sino una forma sublimada de actividad, algo muy superior al tipo ordinario de acción, que es de baja frecuencia, tal como no podemos ver con nuestros ojos físicos las ondas de luz de alta frecuencia alfa, beta, gamma, rayos cósmicos, etc., de los cuales escuchamos hablar por estos días. Existen ondas de luz de alta frecuencia cuya existencia nos es desconocida porque no somos capaces de percibirlas con los ojos o sentirlas con algún otro de los sentidos. Lo que llamamos luz del sol, la forma más brillante de luz que podemos pensar, es una luz de baja frecuencia que puede ser captada por la retina de los ojos, porque la frecuencia de las ondas de luz del sol es acorde con la capacidad de la retina. Si se elevara a un estado superior de frecuencia, veríamos oscuridad por doquier, entonces el mundo entero sería como boca de lobo, no porque no hubiera luz, sino porque la luz se ha vuelto tan intensa que enceguece, y los ojos no podrían saber que existe la luz.

VERSIÓN COMPLETA AQUÍ

sábado, 4 de diciembre de 2010

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

EL YOGA DEL BHAGAVAD GITA

Continuación

Y el capítulo avanza en detalle dándonos mayor información acerca de cómo podemos realmente tratar de hacernos aptos en nuestra vida diaria para esta práctica única. Esto se establece en algunos de los siguientes versos del mismo capítulo, tal vez el inmediatamente siguiente, nos dice algo muy significativo:

Arurukshor muner yogam karma karanam uchyate,
Yogarudhasya tasyai’va samah karanam uchyate.


Generalmente existe el sentimiento, aun entre buscadores avanzados en el camino de la vida espiritual, de que evidentemente existe una vasta diferencia entre la vida de retiro espiritual y la vida de actividad en el mundo, actitud que es la primera causa tras los infortunados problemas que enfrenta hoy la humanidad, el problema de un conflicto, por decirlo así, entre religión y vida en sociedad, lo que precisamente el Bhagavadgita trata de resolver, el problema que desea acabar completamente. En el anterior verso hay una clave del significado de esta técnica:

Al principio, cuando ustedes empiezan, cuando inician este gran Yoga de vida espiritual, el cual es el Yoga de la vida en general, la 'actividad' es el medio o instrumento; ‘karma karanam uchyate’; y cuando ustedes ascienden más alto y alcanzan un estado avanzado o particularmente acentuado, el medio es la 'calma' o 'serenidad', samah karanam uchyate.

Estas palabras ‘samah’ y ‘karma’, serenidad y actividad, han sido comentadas e interpretadas de diferente manera por diferentes autores, como si significaran dos cosas contradictorias por completo, como si el Gita fuera a decirles a ustedes que el estado más elevado carece del principio de la acción. Pero esto es precisamente lo que el Gita refuta. El Gita nos da varias definiciones de ‘karma’, y mientras se eleva de las etapas inferiores a las superiores en una hermosa escala ascendente, no desatiende los valores significativos de ninguna etapa inferior, de tal manera que es apropiado sostener que el Yoga del Bhagavadgita es un desarrollo de la personalidad en varios grados de perfección, en vez de un intento que implicaría un rechazo de todo significado importante de la vida o un abandono de cualquier valor real existente. Hasta cierto punto es como el crecimiento del individuo desde la niñez hasta la condición adulta, donde el crecimiento no implica pérdida de personalidad ni abandono de ningún valor, sino la absorción de valores en un sentido más elevado, de tal manera que en cada nivel superior, uno es un ganador y no un perdedor. Por tanto, en cada etapa de esta práctica, llámese ‘karma’ o ‘sama’, cualquiera sea la palabra que puedan usar para significar el sentido, van a ascender a un nivel más alto, de mayor alcance e inclusión, donde todos los valores de vida de las etapas inferiores son sublimados en quintaesencia.

Que no piensen con temor las personas sobre un acercamiento a Dios que pueda significar pérdida de los valores o placeres de la vida. Aunque ustedes pueden decir con el intelecto, ‘sí, entendemos eso’, el corazón tiene razones que la razón no conoce. Sus corazones se rebelan contra esa convicción intelectual y esa deducción racional de que el acercamiento a Dios no significa pérdida de los valores. El corazón dice: ‘Querido amigo, usted va a perder algo’, y por tanto hay una renuencia por parte aun de personas sinceras en recorrer la senda hacia Dios en su verdadero significado, y no se puede evitar ser un poco hipócrita en lo íntimo de la personalidad, aun en presencia de este Divino Ser, el más elevado, Omnisciencia que todo lo penetra. En realidad el corazón no desea totalmente a Dios. Esto debe aceptarlo todo aquel que sea honesto y sincero. Desear a Dios implica una actitud especial que no estamos preparados para adoptar, a causa de la equivocada noción del verdadero significado de Dios, una tradición en la cual hemos sido introducidos desde la niñez, a pesar de los repetidos mensajes de santos y sabios, de que Dios todo lo penetra y que es Todo. ‘Tal vez Él todo lo penetra, lo sé bien. Él está aquí, bajo mi propia nariz. Lo acepto, pero mi corazón dice otra cosa; mi subconsciente, tras su velo, se lamenta al solo nombre de Dios, puesto que tiene la leve sospecha de que la gloria de Dios no incluye los placeres de la vida, si es así, debo pensarlo tres veces antes de dar el paso’, replica la mente.

Amigos, el Bhagavadgita nos dice que la Gloria de Dios no excluye los placeres de la vida, aunque la Gloria de Dios es totalmente diferente en clase de todo lo que ustedes pueden llamar los placeres de la vida. Todo lo que vale la pena en la vida se incluye aquí, y si ustedes piensan que los placeres de la vida también valen la pena, entonces también están incluidos allí, pero no en el sentido que ustedes conciben los placeres. La distorsión y el error implicados en lo que ustedes llaman los placeres de la vida, son eliminados de la perfección que es la Gloria de Dios. ¿Les gustaría trasladar error y distorsión también a sus vidas, a la meta a la cual aspiran? ¿Quieren perfección o distorsión?

Los placeres de la vida, cualquiera que sea el grado de estos placeres, son una gota de la Felicidad Divina envueltos en una completa distorsión de significado, distorsión que el Yoga trata de eliminar, de tal manera que la pureza de la Felicidad se conserve, y el aspecto divino allí presente se ponga de relieve. El aspecto de divinidad y perfección presente aún en la peor de las cosas, se convierte en un medio para la elevación del alma a su gran meta, y es lo que hace ver belleza y felicidad aún en la fealdad y el dolor.

De tal manera que, de nuevo puedo repetir, el evangelio del Bhagavadgita o el evangelio de la meditación, o el evangelio de la vida espiritual, es una enseñanza paternal que lo contiene todo, un consejo maternal y una ayuda del padre, que les da a ustedes todo lo que necesitan, que provee sus necesidades en cada etapa de la vida, en cada nivel de su personalidad, en cada aspecto de sus requerimientos. Dios, en Quien todo existe y Quien está presente en todas partes, provee cada necesidad donde quiera que usted esté, cualquier cosa que usted sienta que le hace falta, y lo que usted considere desde el fondo de su corazón como valores de la vida. En Dios todas las cosas están en todas partes y en todo momento; Dios es Todo.

Ya se dijo que para el buscador que intenta subir la ladera del Yoga el medio es la ‘acción’; y para aquel que ya está establecido en el Yoga el medio es la ‘serenidad’: Arurukshor muner yogam karma karanam uchyate; Yogarudhasya tasyai’va samah karanam uchyate. Esta precisa y enérgica declaración en un solo verso ha sido interpretada casi por cada expositor del Bhagavadgita como si implicara diferencia, si no una contradicción, entre un tipo de medio y el otro: ‘acción’ es el medio y ‘serenidad’ es el medio.

Generalmente hablando, no podemos unir acción y serenidad en un solo concepto, porque nuestra forma de pensar es tal, que la acción parece ser opuesta a la serenidad. Una manifestación de actividad de cualquier clase causa conmoción y, por tanto, el término ‘serenidad’ usado en el Gita ha sido considerado como un estado equivalente a estar apartado de la acción, no compatible en ninguna manera con ésta. También existe otro aspecto de esta interpretación: para el principiante ¿qué acción se supone es el medio, y de cuál acción debe que apartarse en la aplicación del segundo medio? No podemos pensar en actividad excepto en términos del cuerpo físico, y también una acción está asociada con el movimiento del cuerpo físico. Así que la acción, de un modo u otro, tradicionalmente ha venido a significar un movimiento del organismo, del sistema físico, y puesto que cada movimiento es causado por un motivo, una sensación de necesidad o carencia, por un deseo tendiente a la realización de un ideal que aún está remoto, se ha dado por seguro que el factor causante de cada acción es indicativo de ausencia de serenidad en la mente. Esta es la razón por la cual los expositores del Gita han pensado que serenidad es diferente de acción, que samah (serenidad), no es lo mismo que karma (acción). Además, es aceptado por parte de los expositores del evangelio hoy día, que la serenidad es un logro superior en calidad al estado de acción en el cual uno está implicado. De tal manera que siempre hay una lucha por parte del buscador para apartarse de la actividad, bajo la impresión de que cada actividad connota un estado inferior, y que el estado más elevado se caracteriza por la ausencia de actividad, la cual es serenidad.

Si ha de tomarse esto como el significado estándar de este verso, si con base en esta interpretación, 'samah' o serenidad, debe tomarse como ausencia de actividad, Bhagavan Sri Krishna no puede considerarse como un Yogui. Él no sería un 'Yoga-Arudha', porque se mostró en actividad toda su vida, y no puede decirse que careció de movimiento de ninguna clase. Él fue todo movimiento y dinamismo de arriba abajo. Así que, al menos considerando la vida misma de Sri Krishna, quien fue aclamado como 'Supremo Yogeshvara', o Maestro de Yoga, debemos dar una segunda mirada al significado de este verso y tratar de descubrir si existe un significado oculto tras estas palabras, 'acción' y 'serenidad', las cuales significan los medios o instrumentos de las diferentes etapas del Yoga.

Como seres humanos normales que vivimos en sociedad tenemos una noción particular de la acción en la cual nacimos y fuimos criados. No podemos concebir la actividad o acción excepto en términos de movimiento y, como dije, no podemos pensar el movimiento sino en términos del cuerpo físico, y así estamos obligados a interpretar la acción como una sucesión en la posición de un objeto o evento particular. Cada actividad, de acuerdo con nuestra forma de pensar, es una procesión en el tiempo, un cambio de lugar, una transformación de condición que implica una especie de aplicación momentánea de concentración por parte de la persona que está involucrada en este proceso.

Siempre se nos ha dicho que el 'Yoga-Arudh’ o alguien establecido en Yoga, es una personalidad que se identifica con una 'fijeza' absoluta. Este es un punto muy sutil que siempre distrae nuestra atención del intento por entender el significado de 'fijeza', 'serenidad' o 'calma', y la dificultad radica en entender la diferencia que existe entre el carácter de sattva y tamas. En tamas hay fijeza, estabilidad, ausencia de movimiento o actividad de toda clase y en sattva, que es lo opuesto a tamas, hay otra clase de fijeza, una estabilidad que puede confundirse con la misma clase de fijeza que caracteriza a tamas, pero totalmente diferente de ésta en cualidad. Para dar un ejemplo sencillo: si un ventilador eléctrico gira a baja velocidad se puede ver el movimiento: se ven mover las alas. Pero si la rapidez del giro se incrementa hasta un punto elevado, y hay un tremendo movimiento de las alas del ventilador, ustedes no podrán ver ningún movimiento. Aparentemente el ventilador no se mueve. Está fijo. La apariencia de una total ausencia de actividad del ventilador, en realidad puede ser el más alto tipo de actividad en que éste se pueda emplear. Si desea saber si el ventilador se mueve o no, solo tiene que meter el dedo (mejor tenga cuidado: introduzca un palillo), aunque ustedes no puedan ver el movimiento, a causa de la intensidad del movimiento. Así que una percepción visual del movimiento no siempre es el criterio para juzgar la naturaleza de la acción. Puede haber movimiento y no obstante no ser percibido. De hecho, la acción percibida es una acción de menor categoría. No es una actividad elevada.

VERSIÓN COMPLETA AQUÍ