lunes, 26 de noviembre de 2012

PLACERES

La consecuencia del placer es la generación de deseo adicional para repetir el placer. El deseo es un incendio que entre más se alimenta, más y más pide combustible. El deseo se expande él mismo. ‘El deseo nunca se extingue con su realización’, es una verdad reiterada en los textos de yoga. El efecto de la satisfacción de un deseo no es placer, aunque uno sea compelido a pensarlo. El efecto es deseo adicional. Uno no puede decir cuánto tiempo más continuará disfrutando, porque los deseos no tienen fin. El hombre no desea morir, porque morir para este mundo es equivalente a perder los centros de placer. La mente recibe un impacto cuando escucha que la muerte está cerca. El deseo es la causa del miedo a la muerte. La consecuencia de la satisfacción de un deseo, debe, por tanto, enseñar una lección a todo el mundo.


Cuando poseemos el objeto del deseo, no somos realmente felices. Hay preocupación por conservarlo. Uno no duerme bien cuando tiene todas las cosas satisfechas. Los ricos no son felices. Sus familiares pueden robarlo, los delincuentes pueden arrancarle su riqueza, y el gobierno puede apropiarse de ella. Solo porque tenemos el objeto del deseo, no significa que podamos ser felices. Uno era infeliz cuando no tenía el objeto, y ahora, de nuevo, hay infelicidad a causa de su posesión.

Existe otra causa de insatisfacción. Sin darnos cuenta, mediante la satisfacción de un deseo, creamos en nuestra mente subconsciente, sutiles impresiones psíquicas. Tal como cuando hablamos o cantamos ante un gramófono se forman surcos en el disco, y el sonido puede transmitirse cualquier número de veces, así, también, cuando uno tiene la experiencia de disfrutar un objeto, se forman impresiones en el nivel inconsciente, y pueden repetirse cualquier número de veces, inclusive cuando uno las ha olvidado, aunque hayan pasado muchos nacimientos, y aun cuando uno ya no las desee más. Las impresiones causadas por un acto de disfrute, son penas en el futuro.

De 'El Sistema Yoga'

lunes, 19 de noviembre de 2012

PERCEPCIÓN INVERTIDA

También los sentidos toman lo impuro por lo puro. Pensamos que nuestro cuerpo es hermoso y querido, y otros cuerpos conectados con él, también son queridos. Nos abrazamos a las cosas como a formas hermosas, sin saber que hay una impureza esencial subyacente a su aparente belleza. Para conservar la así llamada belleza y pureza del cuerpo, nos dedicamos diariamente a muchas rutinas, tales como el baño, la aplicación de jabón, cosméticos, etc., y cuando esto deja de hacerse, veremos lo que realmente es el cuerpo. La verdadera naturaleza del cuerpo se revela si, por algunos días, uno no lo atiende. Ese también es el caso con todas las otras cosas del mundo. Todas las cosas manifiestan su naturaleza cuando no se les presta atención. Cuando el cuerpo está enfermo y hambreado, muestra su verdadera forma. En la vejez, es visible su real naturaleza. Tal es la belleza de este cuerpo prestado: artificial, engañosa. ¿Por qué no vemos la misma belleza en el cuerpo afectado con una enfermedad mortal, o cuando está muerto? ¿A dónde va nuestro afecto por el amado cuerpo? Hay una confusión en la mente, que ve cosas donde no las hay, y construye valores a partir de su imaginación. Hay una fealdad subyacente que finge la belleza tomándola de otra fuente, y se hace pasar por una sustancia hermosa, tal como el espejo brilla tomando prestado el brillo de la luz. Es la luz la que brilla, y no el espejo, aunque generalmente decimos que el espejo brilla. Confundimos una cosa con la otra. La belleza no pertenece al cuerpo, sino a algo distinto que los sentidos y la mente no pueden visualizar o entender. Así, las escrituras de yoga describen cómo este cuerpo es impuro. ¿De dónde ha venido el cuerpo? Vaya a su origen y comprenderá cuán puro es ese lugar. ¿Qué sucede cuando no se le atiende, cuando está seriamente enfermo, o es privado de sus pranas? ¿Dónde está la belleza del cuerpo del cual los pranas han partido? ¿Por qué no vemos belleza en un cadáver? ¿Qué era lo que nos atraía de un cuerpo vivo? No se puede confiar en los informes de los sentidos.


También confundimos el dolor con el placer. Cuando estamos sufriendo, creemos que estamos disfrutando placeres. En términos psicoanalíticos, esto es comparable a una condición de masoquismo, en la cual se disfruta el sufrimiento. Uno está tan sumergido en el dolor, que la misma condición de dolor le parece una satisfacción. El hombre nunca ha conocido lo que es la verdadera felicidad, lo que es la alegría, lo que es el regocijo. Nació en la aflicción, vive en aflicción y muere en aflicción. Este grave estado, lo confunde el hombre con la condición natural. “Por cuenta de la consecuencia que sigue a la satisfacción de un deseo, la ansiedad por perpetuarlo, las impresiones producidas por el placer, y el flujo perpetuo de las gunas de prakriti, todo es aflicción”, dice Patanjali. Solo la mente que discierne, es la que descubre los defectos inherentes en la estructura del mundo.

Tomado de 'THE YOGA SYSTEM'

lunes, 12 de noviembre de 2012

LA GUERRA CONTRA LOS SENTIDOS

Se puede decir que el pratyahara constituye la frontera del yoga. Cuando uno practica pratyahara, está casi en los límites del Infinito, y se tienen sensaciones supra físicas. Aquí es donde más se siente la necesidad de un Gurú. De nuevo se siente temblor en el cuerpo, revoloteo de la mente, somnolencia e híper actividad de los sentidos. Cuando intentamos pratyahara, los sentidos se agudizan más. Algunas de las primeras consecuencias de esta práctica del yoga, son: más hambre, más pasión, más susceptibilidad a la irritación, sobre sensibilidad. Para ilustrar esta condición, podemos dar un ejemplo: si tocamos nuestro cuerpo con un palo, o aún con una barra de hierro, no los sentimos. Pero nuestros ojos no pueden soportar el toque de una suave hebra, a causa de la sutileza de la estructura del ojo. Así de sutil se vuelve la mente, de tal manera que permanece susceptible a la mínima provocación, impacto o situación. En la etapa de pratyahara permanecemos en una condición donde directamente nos vamos a las manos con los sentidos, así como la policía interviene en una confrontación con bandidos que han estado al acecho y que ahora pelean sin que les importe la muerte. En una pelea a muerte la intensidad del combate crece, se dobla de un momento a otro. Si una serpiente que está a punto de morir en una pelea, muerde a una persona, se dice que no hay remedio porque su veneno se intensifica. La llama resplandece más antes de apagarse. Así los sentidos, cuando están siendo asidos con pratyahara, se vuelven hiperactivos, sensibles y tremendamente fuertes. Aquí el estudiante desprevenido puede caer. ¿Qué debe hacer uno cuando los sentidos se vuelven tan activos y fieros? En esta condición uno no puede soportar la visión de los objetos de los sentidos, y aquí es cuando uno no debe estar cerca de ellos. Mientras uno vive una vida social normal, nada parece especialmente tentador. Pero ahora, en la etapa de pratyahara, uno se vuelve tan sensible, que los sentidos pueden ceder en cualquier momento. Es como caminar sobre el filo de una navaja, afilado y cortante, fino y difícil de percibir. Aquí un pequeño descuido puede significar peligrosas consecuencias. Sutil es la senda del yoga, invisible a los ojos y difícil de recorrer. Los yamas y niyamas, practicados desde un principio, serán una ayuda en este estado. La gran disciplina que uno ha experimentado en los yamas y niyamas, lo guardará a uno contra la arremetida de los sentidos. A causa de la sinceridad del estudiante, Dios le ayudará a salir de la situación. Esa es la guerra del Mahabarata de la práctica, donde uno debe luchar contra los poderes de los sentidos, que inclinan hacia los objetos y los placeres.  

El pratyahara debe ir junto con vichara, o investigación cuidadosa de cada condición psicológica que se de en el proceso. Los sentidos fácilmente confunden una cosa con otra. Samsara, o la existencia en el mundo, no es más que una mezcla de apreciaciones erróneas de valores. Los sentidos no pueden ver la Verdad. No solo eso, sino que ven la falsedad. Ellos confunden, dice Patanjali, lo no eterno, con lo eterno, lo impuro, con lo puro, el dolor con el placer, y el no Ser, con el Ser. Este es el cuádruple disparate cometido por la mente y los sentidos. Nada hay permanente en este mundo. Que ‘todo pasa’, es una verdad que todos conocemos bien. Todo el mundo sabe que el próximo momento es incierto, y aun así, podemos ver cuánta fe la gente pone en el futuro, y qué preparativos hacen, inclusive, para cincuenta años más adelante. No puede haber nada estable en el mundo a causa de la impermanencia del cosmos, el cual está atrapado en el proceso de evolución. Sin embargo, el hombre toma las cosas como entidades permanentes. Los sentidos no pueden ver exactamente que está sucediendo frente a ellos. Son como personas con los ojos vendados, que no saben qué hay ante ellos. Fue el Buda quien hizo de esto su doctrina central, al proclamar que todo es transitorio, y aun así, para los sentidos, todo parece ser permanente, lo cual significa que no pueden ver la realidad. Nadie se baña dos veces en el mismo río. No hay existencia continua en una llama ardiente. Todo es movimiento de partes, salto de partículas. Cada célula de cuerpo cambia. Cada átomo de materia vibra. Todo tiende hacia otra cosa. En todas partes solo hay cambio. Mas para los sentidos no hay cambio en ninguna parte y todas las cosas son sólidas. Casado con esta teoría de los sentidos, el hombre no está preparado para aceptar ni siquiera su muerte inminente. Tal es el crédito que le da a la sabiduría de los sentidos.
 

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿POR QUÉ DOMINAR LOS SENTIDOS?

La pregunta sería, ¿por qué deberíamos dominar los sentidos? El yoga es la técnica de realización de lo universal. El individuo debe ajustarse con lo cósmico y, en esencia, ése es el objetivo del yoga. En este esfuerzo, los sentidos actúan como obstrucciones. Mientras el individuo trata de unirse con el universal, los sentidos tratan de separarlo a través de la diversificación de intereses. La principal actividad de los sentidos es suministrar una prueba de que existe un mundo externo, en tanto que el análisis del yoga afirma que realmente no existe nada por fuera del universal. Cuando tratamos de pensar como pensaría el universal, los sentidos nos impiden hacerlo y nos hacen sentir y actuar en términos de multiplicidad y variedad. Aquí es donde la mayoría de la gente encuentra dificultad en la meditación. Los sentidos no se mantienen quietos cuando hay un intento de meditar. Más bien distraen las facultades del sistema interno y retardan enfocarse en la conciencia. Los sentidos liberan la energía por diferentes canales de actividad, siendo los principales las funciones ver, oír, oler, tocar y saborear. En tanto veamos lo particular, no podemos creer en el universal. Nadie va a creer en la existencia de la universalidad, porque nadie la ha visto. Los sentidos parecen estar empeñados en crear diferencia entre quien ve, y quien es visto. Sin embargo, el hecho es que no hay diferencia entre el individuo y el universal. La aparente diferencia ha sido creada por los sentidos. El individuo es hipnotizado por ellos para que se reconozca de manera errónea. Mientras que el individuo es omnipotente, ellos lo hipnotizan en el sentimiento de ser impotente, y lo hacen sufrir las penalidades de la individualidad. En sueños, un millonario puede sufrir las penalidades de la pobreza. Después de suntuosa cena, se puede sentir hambre en el mundo de los sueños. Experimentamos el sueño de un espacio expansivo mientras estamos confinados dentro de las cuatro paredes de una habitación. En tanto estamos en nuestra propia ciudad, soñamos que hemos volado a una tierra lejana. Una circunstancia creada psicológicamente, se convierte en causa de diferencia en la experiencia. Lugar, tiempo y circunstancias, pueden cambiar cuando la mente entra en una esfera diferente de conciencia. Los sentidos producen la ilusión de un mundo externo, el cual no está ‘afuera’. Esto significa que podemos ver cosas aunque no existan. No es necesario que exista un mundo real ahí fuera para que podamos verlo. El sueño hace aparecer al único individuo como si fueran muchos. Así que dos verdades vienen en nuestra ayuda: el uno se puede convertir en muchos; y podemos ver un mundo que no está allí.


Esto es exactamente lo que nos está sucediendo, aún en el estado de vigilia, la misma ley, la misma regla de percepción, la misma estructura experimental. Que veamos un mundo no significa que realmente exista, aunque tenga la realidad de ‘ser percibido’. Solo cuando despertamos del sueño, sabemos lo que nos sucedió en el sueño, y no cuando estamos soñando. Así como los sentidos del sueño nos enredan en la experiencia del mundo soñado, los sentidos del estado de vigilia nos hacen lo mismo. Cuando los sentidos del sueño son retirados, despertamos del sueño; cuando los sentidos del estado de vigilia son retirados, entramos en la realidad universal. Esta es la razón por la cual en yoga se debe lograr pratyahara, el cual es la forma de realización del universal. Si no dominamos los sentidos, vamos a estar en el sueño del mundo. Cuando traemos los sentidos a su fuente, la burbuja de la individualidad estalla en el océano del Absoluto. No participamos de la naturaleza del mundo, porque no somos nada de lo que vemos en el sueño. Pratyahara es esencial para despertar al hombre del gran sueño de la percepción del mundo. Estas son sutiles verdades sobre las que debemos meditar, las cuales, incluso escuchándolas, son purificadoras. Si solo se escuchan estas verdades, los pecados serán destruidos. Esta es la necesidad de la práctica del control de los sentidos. Entre tanto, los sentidos se aferren a sus objetos, estaremos en el mundo. El yoga se eleva por encima de la mera percepción del mundo, hasta la conciencia universal. Hay muchos métodos de pratyahara. Los textos los mantienen como grandes secretos. Nadie puede buscar la práctica de la meditación sin un corazón puro. No se debe entrar en el sendero a menos que se hayan cumplido las pre-condiciones. No se debe forzar la mente a meditar, sin tener sentimientos puros. Los deseos frustrados son grandes peligros. Acercarse al yoga con deseos que están al acecho, es como encender una llama cerca de dinamita. Dejad al corazón ser libre, porque solo el corazón tiene que meditar, y no solamente el cerebro. El pensamiento no puede lograr nada cuando el corazón está en otra parte, y los sentimientos son dirigidos a una meta diferente.

Tomado de "THE YOGA SYSTEM"