sábado, 4 de diciembre de 2010

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

EL YOGA DEL BHAGAVAD GITA

Continuación

Y el capítulo avanza en detalle dándonos mayor información acerca de cómo podemos realmente tratar de hacernos aptos en nuestra vida diaria para esta práctica única. Esto se establece en algunos de los siguientes versos del mismo capítulo, tal vez el inmediatamente siguiente, nos dice algo muy significativo:

Arurukshor muner yogam karma karanam uchyate,
Yogarudhasya tasyai’va samah karanam uchyate.


Generalmente existe el sentimiento, aun entre buscadores avanzados en el camino de la vida espiritual, de que evidentemente existe una vasta diferencia entre la vida de retiro espiritual y la vida de actividad en el mundo, actitud que es la primera causa tras los infortunados problemas que enfrenta hoy la humanidad, el problema de un conflicto, por decirlo así, entre religión y vida en sociedad, lo que precisamente el Bhagavadgita trata de resolver, el problema que desea acabar completamente. En el anterior verso hay una clave del significado de esta técnica:

Al principio, cuando ustedes empiezan, cuando inician este gran Yoga de vida espiritual, el cual es el Yoga de la vida en general, la 'actividad' es el medio o instrumento; ‘karma karanam uchyate’; y cuando ustedes ascienden más alto y alcanzan un estado avanzado o particularmente acentuado, el medio es la 'calma' o 'serenidad', samah karanam uchyate.

Estas palabras ‘samah’ y ‘karma’, serenidad y actividad, han sido comentadas e interpretadas de diferente manera por diferentes autores, como si significaran dos cosas contradictorias por completo, como si el Gita fuera a decirles a ustedes que el estado más elevado carece del principio de la acción. Pero esto es precisamente lo que el Gita refuta. El Gita nos da varias definiciones de ‘karma’, y mientras se eleva de las etapas inferiores a las superiores en una hermosa escala ascendente, no desatiende los valores significativos de ninguna etapa inferior, de tal manera que es apropiado sostener que el Yoga del Bhagavadgita es un desarrollo de la personalidad en varios grados de perfección, en vez de un intento que implicaría un rechazo de todo significado importante de la vida o un abandono de cualquier valor real existente. Hasta cierto punto es como el crecimiento del individuo desde la niñez hasta la condición adulta, donde el crecimiento no implica pérdida de personalidad ni abandono de ningún valor, sino la absorción de valores en un sentido más elevado, de tal manera que en cada nivel superior, uno es un ganador y no un perdedor. Por tanto, en cada etapa de esta práctica, llámese ‘karma’ o ‘sama’, cualquiera sea la palabra que puedan usar para significar el sentido, van a ascender a un nivel más alto, de mayor alcance e inclusión, donde todos los valores de vida de las etapas inferiores son sublimados en quintaesencia.

Que no piensen con temor las personas sobre un acercamiento a Dios que pueda significar pérdida de los valores o placeres de la vida. Aunque ustedes pueden decir con el intelecto, ‘sí, entendemos eso’, el corazón tiene razones que la razón no conoce. Sus corazones se rebelan contra esa convicción intelectual y esa deducción racional de que el acercamiento a Dios no significa pérdida de los valores. El corazón dice: ‘Querido amigo, usted va a perder algo’, y por tanto hay una renuencia por parte aun de personas sinceras en recorrer la senda hacia Dios en su verdadero significado, y no se puede evitar ser un poco hipócrita en lo íntimo de la personalidad, aun en presencia de este Divino Ser, el más elevado, Omnisciencia que todo lo penetra. En realidad el corazón no desea totalmente a Dios. Esto debe aceptarlo todo aquel que sea honesto y sincero. Desear a Dios implica una actitud especial que no estamos preparados para adoptar, a causa de la equivocada noción del verdadero significado de Dios, una tradición en la cual hemos sido introducidos desde la niñez, a pesar de los repetidos mensajes de santos y sabios, de que Dios todo lo penetra y que es Todo. ‘Tal vez Él todo lo penetra, lo sé bien. Él está aquí, bajo mi propia nariz. Lo acepto, pero mi corazón dice otra cosa; mi subconsciente, tras su velo, se lamenta al solo nombre de Dios, puesto que tiene la leve sospecha de que la gloria de Dios no incluye los placeres de la vida, si es así, debo pensarlo tres veces antes de dar el paso’, replica la mente.

Amigos, el Bhagavadgita nos dice que la Gloria de Dios no excluye los placeres de la vida, aunque la Gloria de Dios es totalmente diferente en clase de todo lo que ustedes pueden llamar los placeres de la vida. Todo lo que vale la pena en la vida se incluye aquí, y si ustedes piensan que los placeres de la vida también valen la pena, entonces también están incluidos allí, pero no en el sentido que ustedes conciben los placeres. La distorsión y el error implicados en lo que ustedes llaman los placeres de la vida, son eliminados de la perfección que es la Gloria de Dios. ¿Les gustaría trasladar error y distorsión también a sus vidas, a la meta a la cual aspiran? ¿Quieren perfección o distorsión?

Los placeres de la vida, cualquiera que sea el grado de estos placeres, son una gota de la Felicidad Divina envueltos en una completa distorsión de significado, distorsión que el Yoga trata de eliminar, de tal manera que la pureza de la Felicidad se conserve, y el aspecto divino allí presente se ponga de relieve. El aspecto de divinidad y perfección presente aún en la peor de las cosas, se convierte en un medio para la elevación del alma a su gran meta, y es lo que hace ver belleza y felicidad aún en la fealdad y el dolor.

De tal manera que, de nuevo puedo repetir, el evangelio del Bhagavadgita o el evangelio de la meditación, o el evangelio de la vida espiritual, es una enseñanza paternal que lo contiene todo, un consejo maternal y una ayuda del padre, que les da a ustedes todo lo que necesitan, que provee sus necesidades en cada etapa de la vida, en cada nivel de su personalidad, en cada aspecto de sus requerimientos. Dios, en Quien todo existe y Quien está presente en todas partes, provee cada necesidad donde quiera que usted esté, cualquier cosa que usted sienta que le hace falta, y lo que usted considere desde el fondo de su corazón como valores de la vida. En Dios todas las cosas están en todas partes y en todo momento; Dios es Todo.

Ya se dijo que para el buscador que intenta subir la ladera del Yoga el medio es la ‘acción’; y para aquel que ya está establecido en el Yoga el medio es la ‘serenidad’: Arurukshor muner yogam karma karanam uchyate; Yogarudhasya tasyai’va samah karanam uchyate. Esta precisa y enérgica declaración en un solo verso ha sido interpretada casi por cada expositor del Bhagavadgita como si implicara diferencia, si no una contradicción, entre un tipo de medio y el otro: ‘acción’ es el medio y ‘serenidad’ es el medio.

Generalmente hablando, no podemos unir acción y serenidad en un solo concepto, porque nuestra forma de pensar es tal, que la acción parece ser opuesta a la serenidad. Una manifestación de actividad de cualquier clase causa conmoción y, por tanto, el término ‘serenidad’ usado en el Gita ha sido considerado como un estado equivalente a estar apartado de la acción, no compatible en ninguna manera con ésta. También existe otro aspecto de esta interpretación: para el principiante ¿qué acción se supone es el medio, y de cuál acción debe que apartarse en la aplicación del segundo medio? No podemos pensar en actividad excepto en términos del cuerpo físico, y también una acción está asociada con el movimiento del cuerpo físico. Así que la acción, de un modo u otro, tradicionalmente ha venido a significar un movimiento del organismo, del sistema físico, y puesto que cada movimiento es causado por un motivo, una sensación de necesidad o carencia, por un deseo tendiente a la realización de un ideal que aún está remoto, se ha dado por seguro que el factor causante de cada acción es indicativo de ausencia de serenidad en la mente. Esta es la razón por la cual los expositores del Gita han pensado que serenidad es diferente de acción, que samah (serenidad), no es lo mismo que karma (acción). Además, es aceptado por parte de los expositores del evangelio hoy día, que la serenidad es un logro superior en calidad al estado de acción en el cual uno está implicado. De tal manera que siempre hay una lucha por parte del buscador para apartarse de la actividad, bajo la impresión de que cada actividad connota un estado inferior, y que el estado más elevado se caracteriza por la ausencia de actividad, la cual es serenidad.

Si ha de tomarse esto como el significado estándar de este verso, si con base en esta interpretación, 'samah' o serenidad, debe tomarse como ausencia de actividad, Bhagavan Sri Krishna no puede considerarse como un Yogui. Él no sería un 'Yoga-Arudha', porque se mostró en actividad toda su vida, y no puede decirse que careció de movimiento de ninguna clase. Él fue todo movimiento y dinamismo de arriba abajo. Así que, al menos considerando la vida misma de Sri Krishna, quien fue aclamado como 'Supremo Yogeshvara', o Maestro de Yoga, debemos dar una segunda mirada al significado de este verso y tratar de descubrir si existe un significado oculto tras estas palabras, 'acción' y 'serenidad', las cuales significan los medios o instrumentos de las diferentes etapas del Yoga.

Como seres humanos normales que vivimos en sociedad tenemos una noción particular de la acción en la cual nacimos y fuimos criados. No podemos concebir la actividad o acción excepto en términos de movimiento y, como dije, no podemos pensar el movimiento sino en términos del cuerpo físico, y así estamos obligados a interpretar la acción como una sucesión en la posición de un objeto o evento particular. Cada actividad, de acuerdo con nuestra forma de pensar, es una procesión en el tiempo, un cambio de lugar, una transformación de condición que implica una especie de aplicación momentánea de concentración por parte de la persona que está involucrada en este proceso.

Siempre se nos ha dicho que el 'Yoga-Arudh’ o alguien establecido en Yoga, es una personalidad que se identifica con una 'fijeza' absoluta. Este es un punto muy sutil que siempre distrae nuestra atención del intento por entender el significado de 'fijeza', 'serenidad' o 'calma', y la dificultad radica en entender la diferencia que existe entre el carácter de sattva y tamas. En tamas hay fijeza, estabilidad, ausencia de movimiento o actividad de toda clase y en sattva, que es lo opuesto a tamas, hay otra clase de fijeza, una estabilidad que puede confundirse con la misma clase de fijeza que caracteriza a tamas, pero totalmente diferente de ésta en cualidad. Para dar un ejemplo sencillo: si un ventilador eléctrico gira a baja velocidad se puede ver el movimiento: se ven mover las alas. Pero si la rapidez del giro se incrementa hasta un punto elevado, y hay un tremendo movimiento de las alas del ventilador, ustedes no podrán ver ningún movimiento. Aparentemente el ventilador no se mueve. Está fijo. La apariencia de una total ausencia de actividad del ventilador, en realidad puede ser el más alto tipo de actividad en que éste se pueda emplear. Si desea saber si el ventilador se mueve o no, solo tiene que meter el dedo (mejor tenga cuidado: introduzca un palillo), aunque ustedes no puedan ver el movimiento, a causa de la intensidad del movimiento. Así que una percepción visual del movimiento no siempre es el criterio para juzgar la naturaleza de la acción. Puede haber movimiento y no obstante no ser percibido. De hecho, la acción percibida es una acción de menor categoría. No es una actividad elevada.

VERSIÓN COMPLETA AQUÍ

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