domingo, 19 de diciembre de 2010

EL YOGA DE LA MEDITACIÓN


Parte II

El Yoga del Bhagavadgita

Continucaión

De nuevo nos cuenta el Mahabarata en el Udyoga-Parva, que cuando Bhagavan Sri Krishna asumió la Forma Cósmica y comenzó a brillar como soles brillantes, miles en número, la gente cerraba sus ojos pues el fenómeno los encandilaba de tal manera que lo que veían era oscuridad. Si ustedes miran al sol por algún tiempo, solo verán oscuridad ante sus ojos, no verán luz, porque los ojos estarán cegados por el resplandor del sol, no porque no haya luz, sino porque ustedes no podrán percibirla. Nuestra incapacidad para comprender el significado de un tipo de dinamismo superior es la razón para que en sus comentarios sobre versos similares del Bhagavadgita, los expositores hayan construido un compartimiento estanco que separa 'acción' de 'serenidad'.

Desde tiempos inmemoriales existe una pugna entre 'jnana' y 'karma', conocimiento y acción, vida en el mundo y vida de renunciante, vida de actividad y vida de retiro hacia la serenidad, lo cual es un fenómeno que se manifiesta como resultado de la incapacidad por parte de la mente humana para captar la verdad total de la situación. Hablando realmente, no hay tal cosa como 'retiro' de lo que verdaderamente está ahí. Lo real no puede no ser, y lo irreal no puede ser.

Si una cosa realmente está allí, no podemos retirarnos de ella. Si la cosa no está allí, entonces, ¿de qué nos retiramos? No podemos sustraernos de lo que no está allí, ni tampoco podemos sustraernos de lo que está allí, porque ya hemos dicho que está ahí, que es real, y lo real no puede volverse irreal. Así que la cuestión del retiro o renuncia de la acción sobre la cual la gente discute mucho, pierde estímulo cuando tratamos de entender qué es 'karma' o acción, y que es 'samah' o serenidad. No es un 'retiro' en el sentido físico y ordinario de la palabra. Serenidad o 'samah', no es renuncia o abandono de un modo particular de conducta en la vida, sino un ascenso hacia una forma sublimada de conducta, que incluye todos los significados de esa conducta particular en su etapa inferior.

La mente humana no está hecha para entender esto por completo, ya que nacimos en una tradición de pensamiento que es social y personal, espacial y temporal; pero este significado que está escondido tras el gran mensaje de Karma-Yoga en el Bhagavadgita, no es ni espacial ni temporal. Es espiritual y, por tanto, no puede ser asociado con nada de lo que consideramos importante tanto en la sociedad, como en el mundo del espacio y el tiempo. Quizá esta es la razón por la que se ha dicho que el significado del Gita solo es realmente conocido por Krishna, y nadie más lo conoce. Arjuna lo conocía un poco. Suka, lo conocía. Vyasa, lo conocía. Otros, solo lo han escuchado.

De momento es necesario por parte de un verdadero buscador reorganizar el modelo de su pensamiento con el objeto de ser capaz de comprender el significado mismo de la espiritualidad. La espiritualidad no es una conducta social. Es una transformación interna de la conciencia, y esta transformación es de una cualidad y carácter completamente diferentes de las transformaciones que observamos físicamente en el mundo natural. Es por esto que requerimos de una iniciación en esta técnica de pensamiento. Esto se llama Guru-Upadesha. ¿Por qué ir a un Gurú por iniciación si se puede entender todo solo por la lectura de un libro o por escuchar una conferencia; dónde radica la necesidad de un maestro, de un guía espiritual, de una iniciación? La necesidad surge porque es difícil pensar de esa forma, porque no estamos acostumbrados a pensar así. Nuestra manera de pensar es la misma con la cual empezamos en la niñez. Aún cuando tengamos setenta años pensamos cualitativamente de la misma forma en que hemos pensado desde niños. El modelo no cambia, aunque el contenido del pensamiento pueda variar a causa de la adultez. La cantidad también aumenta, pero la calidad y la estructura del pensamiento no cambian. El anciano piensa de la misma forma que el niño. Es altamente esencial que el propio molde del pensamiento cambie con el objeto de llegar a ser una persona espiritual. La transformación espiritual requerida en la práctica del Yoga no es una revolución física o social, sino una reconstitución interna de la personalidad, una nueva forma de conciencia, y puesto que ésta tiene el toque de lo intemporal en ella, se dificulta captarla, porque todo nuestro pensamiento es temporal, y el principio de intemporalidad o eternidad presente, hasta cierto punto, en cierto porcentaje, en esta forma de pensar, nos hace difícil digerir su significado.

Descubrimos en el tercer verso del Capítulo Sexto del Gita, que no se nos pide renunciar a nada de lo que realmente está allí, y si bien el Gita sin duda es un evangelio de renunciación, no se refiere a la renuncia de un significado, valor o cosa existentes, puesto que ya se ha dicho que lo existente es lo real, y lo real no puede nunca volverse irreal.

VERSIÓN COMPLETA AQUÍ

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