domingo, 15 de julio de 2012

TRANSFORMACIÓN


Transformarse es un proceso activo de cambio de las condiciones o eventos, en dirección a la meta que aún está por alcanzarse exteriormente en el tiempo y el espacio. Todo cambia en alguna otra cosa, se transforma de una condición a otra. Y esta tendencia de las cosas a transformarse en un estado diferente, es indicativa de la inquietud que caracteriza la condicón en que se encuentra. Existe inquietud porque es insatisfactorio permanecer por un largo período en esta condición.

Es insatisfactoria porque no significa lo que uno requiere. Lo requerido está por fuera de la persona y así, hay un movimiento espacial, una actividad temporal por fuera de uno mismo, en dirección de alguna meta concebible. De tal forma que transformarse es un movimiento objetivo de la conciencia. La meditación no es un movimiento hacia un objeto por fuera de sí, aunque en ciertos tipos de meditación, puede parecer que se está meditando en algún objeto. Aún aquí, el movimiento es solo una apariencia y realmente no una actividad en el sentido de un desvío hacia los objetos. De nuevo volveremos sobre este punto un poco más adelante.

Ser es diferente de transformarse. La diferencia es ostensible. Mientras que transformarse es una tendencia a la metamorfosis en dirección de algo fuera de sí mismo, ser es una tendencia hacia sí mismo, es un auto-retiro al centro de uno mismo, y no un aislamiento de uno mismo en algo diferente de lo que uno es. "¿Qué es un objeto y qué un sujeto?", es una pregunta que de nuevo está ante nosotros. ¿Qué significamos con un objeto? Algo que no podemos considerar idéntico a nosotros; cualquier cosa que está, desde nuestro punto de vista, completamente desconectada con aquello que consideramos que somos; eso es un objeto, un "esto no soy yo"

Y cualquier cosa con la que estemos vitalmente conectados de una manera inseparable, en cuyo contexto afirmemos una auto-identidad, eso es un sujeto. Cuando hablamos de sujetos y objetos nos referimos naturalmente a la conciencia, la cual juega papel importante en toda experiencia. Es la conciencia de una circunstancia particular la que trae distinción entre subjetividad y objetividad. La conciencia de una cosa se disocia de la cosa y asume la presencia de alguna distancia espacial o, al menos, una diferencia espacial lógicamente concebida entre ella misma y el objeto. Pero cuando tal distinción espacial no puede ser concebida entre el objeto y la conciencia, entonces no hay objeto, solo sujeto. Solo la conciencia puede ser el sujeto, todo lo demás es objeto.

Todo lo que es separable de la conciencia es un objeto de conciencia. Ahora, esa separabilidad puede ser solamente una noción; puede no ser fáctica. Tanto si es un concepto imaginario de diferencia o una distinción fáctica, en tanto la mente o la conciencia no pueda aceptar su unidad con esa cosa o concepto particular, estos serán objeto. En meditación la conciencia es capacitada, no por el ejercicio de una fuerza externa, sino por una educación introducida en ella desde el interior, para florecer a una comprensión más amplia de los hechos, en donde la noción de los objetos ha cambiado; se ha transformado.

No es que las cosas cambien en la meditación, sino que nuestra idea de los objetos cambia. Para dar un ejemplo común, tenemos el fenómeno de la diferencia que hacemos entre los objetos soñados y la experiencia en vigilia. Los objetos en el sueño están totalmente desconectados del sujeto que percibe. Somos los soñadores y no sabemos que lo somos, mientras que realmente estamos soñando. La cuestión de los sueños no surge cuando realmente estamos en esa condición. Es una experiencia tan buena como cualquier otra. Las cosas que vemos en sueños están desconectadas de nosotros y, por tanto, también tenemos placeres y dolores.

Hay toda clase de cosas en el sueño tal como en la vigilia. Hay colinas y valles, personas y cosas, experiencias placenteras y miserables. Todos esos objetos del mundo de los sueños que causan placer o dolor, están desconectados de ese grado particular de conciencia que los experimenta, y esa es la razón por la que hay placer o dolor. Estos son causados por reacciones surgidas entre la conciencia subjetiva y su relación con el objeto de que se trate. ¿Qué sucede cuando despertamos del sueño? Los objetos que vimos, que fueron causa de nuestros placeres y dolores, se han desvanecido. Puesto que se desvanecieron, las penas y placeres conectados con los objetos también se fueron. ¿A dónde fueron los objetos? ¿En dónde se desvanecieron?

De AN INTRODUCTION TO THE PHILOSOPHY OF YOGA

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