sábado, 16 de junio de 2018

¿Quién impone nuestros deberes?

Ahora vuelvo por algunos minutos a lo que les dije un poco antes – que nacemos con un deber, tal vez muramos con un deber. No debemos temerle a la palabra “deber”, como podría suceder debido al entendimiento erróneo de su significado. Ésta es la razón por la cual pedimos privilegios y derechos más de los que estamos dispuestos a cumplir con nuestra obligación hacia otros o con nuestros deberes. Hemos creado un sentimiento en nuestra mente de que el deber es algo que otros nos imponen. “Esto es algo que no haría si fuera totalmente libre.” Pero uno no puede ser completamente libre a menos que cumpla con su deber – aquí está la respuesta a su pregunta. No digan, “No haría nada si fuera totalmente libre”. Esa libertad no se les puede otorgar; es impensable si uno no cumple con su deber. Deber y libertad van juntos – lo he mencionado antes, cierto tiempo atrás.

Ahora, el deber que se espera que uno cumpla en el mundo no es algo que nos imponga el gobierno o algún mandato social desde afuera. Es la ley de la propia naturaleza la que espera que uno haga lo que es necesario, bajo la estructura misma de su individualidad o jivatva – su personalidad. Vuelvo a la analogía de los miembros del cuerpo. Uno ni siquiera puede existir si no hay cooperación entre los miembros del cuerpo; habría desmembración de su cuerpo, habría una completa dislocación de los miembros, habría una total destrucción y sería el fin de su existencia. Na hi kaścit kṣaṇam api jātu tiṣṭhaty akarmakṛt, kāryate hy avaśaḥ karma sarvaḥ prakṛtijair guṇaiḥ (Gita 3.5): Nadie existe sin hacer algo. El mundo está activo, perpetuamente – todo átomo está activo. No verán nada estático en el mundo – ni siquiera una célula del cuerpo o un electrón – todo está vibrando terriblemente. ¿Por qué deberían moverse de esa manera? La evolución del universo es la respuesta. El mundo está activo, sin ceder en su esfuerzo, para el logro de un objetivo que es la autorrealización del cosmos. Es el universo intentando ser consciente de su existencia majestuosa. Lo que llamamos “evolución” es solo el proceso de ascenso de los grados inferiores de realidad hacia los grados superiores. A menos que uno contacte “la Realidad Absoluta” con su propia realidad, la evolución no puede cesar.

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