lunes, 25 de junio de 2012

LA REGLA DE ORO

También se dice que la religión no puede enseñarse a estómagos vacíos; gran verdad con mucho significado. La realidad se manifiesta por grados y aún el plano físico es un grado de su expansión. No se trata de que uno pueda saltar a los cielos del espíritu desde el cuerpo que pesadamente se arrastra sobre la tierra sin una adecuada preparación. Alimentación, vestuario y techo, comodidades de la critura humana, son necesarias al menos en una mínima proporción, y aun cuando éstas son absolutamente escensiales, uno tendrá la oportunidad de adquirirlas con un sentido libre de apego y ansiedad. Muchas comodidades causan apego y muy pocas, ansiedad. De aquí que los principiantes en el Yoga de la meditación, deban seguir un camino medio con la escogencia de unos medios sanos y moralmente justificables para ganarse la vida mediante el servicio o la producción, de acuerdo con sus capacidades y en un grado permisible y posible. Demasiado idealismo completamente despojado del toque de realismo, será una piedra de tropiezo que al final conducirá a la caída, y al mismo tiempo, mucho interés en las comodidades materiales sin el idealismo encumbrado de la espiritualidad, conducirá al derrumbe de nuestros propósitos. El Madhyama Marga o el camino medio del que usualmente se dice fue el escogido por el Buda, es un buen ejemplo de evitar los extremos en cualquier curso de acción y de cómo templar la cuerda diestramente para producir la más hermosa música de la armonía de la vida. En el lenguaje del Bhagavadgita, esa destreza se llama Kausala, y la armonía Samatva, dos términos que tienen una amplia connotación, aplicable a todos los niveles de la vida. Mantener el cuerpo en perfectas condiciones de salud es una necesidad, aunque la intención sea trascender paso a paso sus demandas y limitaciones, mediante una moderada y gradual autorestricción.




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