lunes, 9 de abril de 2012

CAUTELA CON EL PRANAYAMA




Las diferenes escrituras de yoga detallan los métodos del pranayama con menor o mayor énfasis. El Hatha Yoga Pradipika, el más importante texto en Hatha Yoga, pone más énfasis en el pranayama que en la práctica de las asanas. Lo que somos físicamente, depende mucho de cómo trabajan nuestros pranas. Pranas saludables aseguran un cuerpo saludable. Se da por hecho, que no tomemos nada que vaya a irritar el sistema nervioso. El yoga prohibe todos los extremos en la práctica. Los pranas deben conservarse todo el año, en toda condición climática y estados mentales. Los textos también aconsejan gran cuidado a los practicantes de yoga.

Había un sannyasin que leía libros sobre pranayama, y creía que todo estaba bien. A pesar de las instrucciones en contrario por parte de sus superiores, el Swami practicaba pranayama concentrando la mente en el centro de las cejas, lo cual no debe hacerse en las etapas iniciales, sin una guía experta. Una vez, estuvo en su práctica dentro de la habitación durante tres días, y sus compañeros lo dieron por desaparecido. Después de una búsqueda, se descubrió que la puerta estaba asegurada por dentro, y que él se encontraba allí. Ningún grito pudo despertarlo, y la puerta tuvo que ser derribada. Aún sacudiéndolo no volvía en sí; probablemente, sus pranas estaban bloqueados y no podían moverse arriba o abajo. Vino su Guru y poniendo la palma de la mano sobre la frente del estudiante, pronunció la palabra OM tres veces. El practicante volvió en sí. La gente pensaba que había alcanzado samadhi, mas, para sorpresa de todos, él era la misma persona de antes, con todas sus cualidades negativas, y no exhibía señales de alguien que ha experimentado samadhi. Después, a su muerte, su cuerpo estaba tan descompuesto y fundido, que no pudo levantarse, y tuvo que ser arrastrado. El estudiante no había tenido iliminación espiritual, y solo había caído en un enredo, a causa del pranayama incorrecto, y al final dañó su salud. De ahí la insistente advertencia dada en todas las escrituras de yoga. El prana no debe ser forzado a concentrarse en ninguna parte del cuerpo. Uno no debe concentrarse en ninguna parte del cuerpo por encima del cuello, especialmente en las primeras etapas. La concentración en partes de la cabeza dirige el prana a ese sitio, el suministro de sangre se acelera en el área, y es entonces cuando, generalmente, las personas se quejan de dolor de cabeza, punzadas, y similares. No se debe frecuentar ninguna técnica meditativa con sinceridad, sin una apropiada iniciación. Tampoco se debe tener la impresión de que uno puede sanar a otros pasando el prana sobre sus cuerpos. Los principiantes no deben intentar esos métodos. Uno puede rogar a Dios por la salud o prosperidad de cualquier persona a quien uno le desee bienestar, pero no debe poner la palma de la propia mano o pasar el prana sobre otra persona en las primeras etapas de práctica, o de lo contrario, podría salir perdiendo. Lo poco que haya uno ganado mediante el sadhana, puede agotarse con tales interferencias. Por entusiasmo, es probable que uno disipe su tapas en esa forma. En etapas avanzadas, cuando uno está lleno de poder, no existe, por supuesto, tal peligro, porque uno no puede agotar el océano por ninguna cantidad de agua que saque, solo si la reserva de agua es un pozo pequeño, hay peligro de que quede vacío. Esta es la razón por la cual muchos buscadores no permiten a la gente postrarse ante ellos y tocar sus piés. Esta regla no se aplica a las almas avanzadas, pero los sadhakas definitivamente deben ser cuidadosos. El arrastre gravitacional de la tierra, hala hacia abajo el prana, y éste tiende a pasar a través de las extremidades del cuerpo. Los Brahmacharins y, algunas veces, también los Sannyasins, son vistos con frecuencia poniéndose sandalias de madera, las cuales no son conductoras de electricidad, como protección contra este suceso natural. Si alguien toca el pie de un estudiante, el prana que él ha conservado puede pasar al otro por el contacto. El prana puede agotarse por mala dirección o por uso exesivo. Que el pranayama continúe lento, y que nadie se acelere en la práctica.  

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