lunes, 21 de noviembre de 2011

EL SISTEMA YOGA


Capítulo 5

Continuación

El sistema yoga menciona otras dos importantes reglas, a saber: Asteya o la no apropiación de lo que legalmente no pertenezca a uno, y aparigraha o la no aceptación de lo que no sea necesario para la propia subsistencia, lo cual, en otras palabras, significa no codiciar. Estas pueden considerarse como dos grandes restricciones sociales impuestas sobre el hombre que, aparte de su valor en la práctica del yoga, cuando se implementan, se convierten en saludables sustitutos para las molestas regulaciones inventadas en los campos social y político de la vida. La naturaleza resiente cualquier coacción externa, lo que explica la infelicidad de la humanidad, a pesar de sus códigos y tribunales. A uno no lo pueden obligar a hacer lo que no quiere hacer. La ley tiene que nacer en el corazón antes de tomar asiento en el Poder Judicial o en el gobierno. La moral del yoga como asteya y aparigraha, actúa tanto como advertencia personal para el avance espiritual, así como de remedio social para la codicia y el egoísmo.Al estudiante de yoga se le pide que sea simple. Vida simple y pensamiento elevado son sus lemas. No se acumula muchas cosas en su casa o habitación. Esto es aparigraha o no aceptación. En etapas avanzadas un sadhaka de tiempo completo (aspirante), no debe mantener cosas ni siquiera para el día siguiente. Por supuesto no es necesario que le digan a uno que no se debe apropiar de lo ajeno. Es bastante simple de entender, y esto es asteya o no robar. El estudiante no sólo debe abstenerse de tomar cosas superfluas, sino que tampoco debe aceptar el servicio de otras personas. Algunos sostienen que tener más de lo necesario, es igual a robar. Estas son las virtudes fundamentales de la ética del yoga. La conducta que no se ajusta a lo universal, no puede, al final, ser buena.

El yoga es búsqueda de la Verdad hasta sus últimas consecuencias, por encima de su utilidad relativa. Se deben hacer preparativos adecuados para esta aventura. Tenemos que ser honestos ante la verdad, y no sólo a los ojos de nuestros amigos. Esta apertura ante el Absoluto es el significado tras la observancia de lo que el yoga denomina yamas, como un curso de auto disciplina que se impone uno mismo para lograr esa naturaleza moral consistente con las demandas de la Verdad. La moral del yoga es más profunda que la moral social e incluso que la moral religiosa de las masas. Nuestra naturaleza tiene que estar de conformidad con la forma de la Verdad. Como la verdad es universal, las características que son incongruentes con su esencia, deben ser abandonadas poco a poco. Cualquier conducta que no pueda estar en armonía con lo universal, en últimas no puede ser moral, al menos en el sentido requerido por el yoga.¿Lo universal pugna con los demás? No. Por tanto, no pugnar y no tener conflictos, o ahimsa, es una virtud. Hacer daño a otros está en contra de la moral.¿Lo universal tiene pasiones? ¿Va a robar la propiedad ajena? ¿Oculta hechos? La respuesta es no. Así que la sensualidad, el sigilo y la mentira son inmorales. Mediante la aplicación de la norma universal, podemos determinar lo que es la verdadera moralidad. Aplique su conducta a lo universal y si se adecua, es moral. Aquello que es rechazado por lo universal, es contrario a la Verdad. Ahimsa, satya, brahmacharya, asteya y aparigraha son los yamas para liberaración de toda clase de crueldad, falsedad, lujuria, codicia y gula.

La lujuria y la codicia son los más grandes obstáculos en la práctica del yoga. Cuando esas propensiones sufren una oposición se convierten en ira. Por esta razón la quíntuple regla del yoga, yama, puede considerarse como la síntesis de toda enseñanza moral.

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