martes, 28 de junio de 2011

YOGA, MEDITACIÓN Y SADHANA JAPA


PARTE II

SADHANA JAPA

Continuación


El principio de Dios no está fuera de nuestra naturaleza. El Ser Supremo, a quien invocamos mediante el mantra japa, no está desconectado de nuestro interior. No estamos importando a Dios del exterior, como si fuera un elemento externo a nuestra naturaleza. Dios no viene a nosotros desde el séptimo cielo. El elemento de Dios, el principio de Realidad, se manifiesta desde el fondo de nosotros mismos. Esto se ve claro cuando contemplamos el hecho de la Inmanencia de Dios, como lo proclaman nuestras Escrituras. Dios no solo trasciende nuestra naturaleza, sino que también es inmanente en nosotros, lo que equivale a decir que la naturaleza de Dios no solo es superior a nuestra naturaleza básica de rajas y tamas, lo cual es Su trascendencia, sino también que el principio de Dios está presente, aunque escondido, y penetra secretamente nuestra personalidad, nuestra mente, nuestro intelecto, nuestro mismo Atman. De hecho, el Atman en nosotros es el Brahman del cosmos. Es lo que los antiguos han declarado. El Ser es el Absoluto. Lo interno es a la vez lo Universal.

La invocación de ishvara-shakti mediante mantra japa, no es un intento por traer una fase de realidad más alta desde afuera hacia nuestro interior, sino una manifestación de lo que está en nosotros en un grado mayor de expresión. De tal manera que jugamos un papel muy importante en la práctica de japa. Nosotros, como sadhakas, buscadores, somos un elemento tan importante en la práctica del japa sadhana, como el principio de Dios, la Divinidad, y la constitución de las letras del mantra. De hecho, japa involucra tres elementos importantes o shaktis, o poderes, es decir, mantra-shakti, devata-shakti y sadhana-shakti. El sadhana-shakti es el poder que está en nosotros; el mantra-shakti es el poder escondido en la combinación peculiar o yuxtaposición de las letras de la fórmula; y el devata-
shakti
es, de nuevo, el poder de la inmanencia de un principio más alto en el mantra.

Ahora tenemos que tomar en consideración estos tres aspectos cuando hacemos japa sadhana, de tal forma que se convierta en una práctica espiritual completa por sí misma. Japa es un sadhana completo que no necesita ninguna adición externa para hacerlo más completo. Tajjapastadarthabhavanam, para repetir lo que Patanjali nos dijo. El nombre de Dios es un poco diferente de los nombres ordinarios conectados con objetos del mundo. No es como nombrar un árbol o una vaca que está pastando. Mientras que los nombres temporales que adherimos a objetos físicos particulares, hacen surgir en nuestra mente la forma de ese objeto particular, que por convención está relacionado con el nombre, el Nombre de Dios hace surgir en nuestra mente la idea no solo de un objeto aislado, o del alguna cosa o evento temporal, sino que invoca en nuestra mente la noción o concepto de una realidad más amplia de la que estamos acostumbrados a concebir en nuestras mentes en términos de relaciones terrestres.

El nombre de Dios, especialmente cuando nos es dado en la forma conocida como un mantra, es un poder en sí mismo. Tiene su propio Shakti y es la razón por la cual los bhaktas, sabios y santos, nos han dicho que aún una mera repetición del Nombre de Dios tiene la capacidad de producir un efecto en sí misma, aunque ustedes no estén realmente meditando, aunque ustedes puedan no estar en una posición de contemplar el real significado escondido tras el mantra. El mantra-shakti, o el poder del mantra, surge de acuerdo con el hecho hermosa y científicamente descrito en una ciencia conocida como mantra-shastra, la cual es como la química para nuestra vida ordinaria. Los elementos químicos actúan y reaccionan unos sobre otros. Ustedes conocen, por ejemplo, la acción entre un ácido y un alcalino. Diferentes combinaciones químicas, se supone que producen diferentes efectos. Algunas veces la reacción química es tal, que puede producir tremendos efectos. Los mantras producen un efecto similar a la reacción química, a causa de la peculiar combinación de las letras. El mantra-shastra nos enseña que cada letra del alfabeto es una forma condensada de energía. Los sonidos realmente son energía manifiesta. El sonido no es meramente una forma vacía de manifestación verbal, sino energía que se expresa a sí misma en una forma particular. Y este paquete de energía, esta fuerza que es una letra particular del alfabeto, viene a tener contacto con otro paquete de energía de otra letra, reaccionan una sobre otra, o se funden la una en la otra, de tal manera que la pronunciación de un grupo de letras, lo cual es el mantra, produce, por el sistema de permutación y combinación de las letras, una nueva forma de energía que se infunde en nuestro sistema, puesto que ha emergido de lo más íntimo de nuestro ser, pensamiento y mente. Así quedamos cargados con esta fuerza, como si hubiéramos tocado un cable eléctrico. En terminología tántrica, hay un nombre especial para esta ciencia: gana-shastra. Las palabras son fuerzas, los pensamientos son cosas. No son sonidos vacíos que emitimos al hablar o pronunciar un nombre, o cuando damos expresión a una idea. Por esta razón, de que los pensamientos y las expresiones son poderes por sí mismos, es que las palabras emitidas por los santos surten inmediato efecto. Las palabras que pronuncia un sabio o un santo, no son sonidos vacíos. Son fuerzas que se liberan como bombas atómicas y se pueden manifestar en el mundo físico para que los eventos tengan lugar. Por esta razón, la gente va a donde un Mahatma por Asirvada, o bendiciones. Sus palabras son fuerzas; poder que libera para que surta efecto inmediato o aún remoto, según sea el caso.

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