martes, 21 de junio de 2011

YOGA MEDITACIÓN Y SADHANA JAPA


PARTE II

SADHANA JAPA

Continuación

En uno de los aforismos o Sutras, de un famoso sistema de práctica espiritual conocido como Raja-Yoga, su autor, Patanjali Maharshi, nos dice en una críptica expresión, tajjapastadartha-bhavanam, con la cual define Japa. ¿Qué quiere decir Japa Sadhana? La contemplación de un significado implicado en una expresión simbólica; la pronunciación de un Nombre, eso es Japa. De tal manera que Japa, al menos de acuerdo con esta definición de Patanjali, no es meramente la recitación mecánica de un nombre o una fórmula, sino que también incluye una contemplación simultánea sobre su significado; aunque muchos expertos en esta forma de yoga nos aseguran que aún una repetición mecánica del Nombre tiene su efecto benéfico. Hay medicinas que cumplen el efecto requerido así ustedes no conozcan la medicina que están tomando, no obstante el hecho de que un conocimiento de la composición de la medicina les puede ayudar a crear la atmósfera psicológica necesaria, de tal forma que el efecto se acelere. A sabiendas o no, el nombre del Señor puede usarse, así no sepan el significado del nombre, así puedan apreciar la implicación del nombre o no. El Nombre de Dios se compara con el fuego, el cual puede ser tocado sabiendo que quemará o ignorándolo, pero igual producirá su efecto. Similarmente, esta potencia del Nombre de Dios tiene su acción sobre todo nuestro sistema, tanto corporal como psicológico, de tal manera que nos purifica. El proceso de purificación es aquella acción que sucede en nosotros, que transforma la cruda forma de pensar engendrada por rajas y tamas, y las convierte en sattvaguna. En consecuencia, la recitación de un mantra acelera el proceso de la revelación de sattva en nosotros, transformando rajas y tamas. No es destrucción, sino una completa transformación de rajas y tamas. Inercia, distracción y equilibrio, son lo que se denomina tamas, rajas y sattva.

De hecho, estas tres cualidades o propiedades no son algún objeto extraño que ha entrado en nuestro sistema, como una espina que entrara en nuestro pie, sino que son formas de la misma mente. Las Gunas de Prakriti, conocidas como sattva, rajas y tamas, no están fuera de la mente, como si fuera el polvo que se adhiere a un espejo, que es diferente del espejo y que se puede limpiar; no así sucede con la transformación de rajas y tamas en sattva. La mente misma es la sustancia a partir de la cual estas gunas de prakriti se manifiestan. ¿Cuál es la relación entre la mente y las tres Gunas, sattva, rajas y tamas? La cualidad de una sustancia generalmente se distingue de la sustancia. El color rojo de una rosa es diferente a la rosa en sí misma. No decimos que “lo rojo” es la rosa. La rosa es la sustancia a la cual el carácter o cualidad de lo rojo es inherente. Pero este no es el caso con la mente en su relación con las gunas. Las gunas de prakriti, las cualidades de sattva, rajas y tamas, en relación con la mente están relacionadas con la mente como las hebras de una cuerda están relacionadas con la cuerda. Ustedes conocen las hebras de una cuerda. Varias hebras delgadas forman una hebra más gruesa (la cuerda), y las hebras delgadas no están por fuera de la gruesa, sino que ellas mismas forman la cuerda. No tenemos una cuerda diferente de las hebras, aunque usemos dos palabras distintas para nombrarlas: hebra y cuerda. Vemos que es solamente una forma de nombrar dos circunstancias diferentes de una misma sustancia. Las hebras son la cuerda y la cuerda son las hebras, aunque cuando compremos la cuerda no pedimos que nos vendan hebras. Sin embargo, ellas son real y sustancialmente una misma cosa. De igual manera, la mente son las gunas y las gunas en sí mismas constituyen la mente. Entonces, en la transformación que sucede de rajas y tamas a sattva, lo que sucede es una reconstitución interna de los elementos de la mente en un nuevo estado o circunstancias conocidas como sattva. Pudiera decirse que es como la transformación de los elementos de la leche en otra sustancia conocida como requesón, aunque la analogía no es del todo apropiada. La cito solo para resaltar que los elementos son íntimamente reformados y no interviene ningún elemento exterior. Nosotros mismos nos convertimos en otra cosa en este proceso de transformación.

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