sábado, 4 de marzo de 2017

¿Cómo llamar a Dios?

Hoy les hablaré de algo mucho más fácil, aunque no menos importante — el arte de llamar a Dios en nuestro interior. ¿Qué método se adopta para llamar a alguien de modo que se acerque a uno? Se llama a un perro con ciertos gestos. Se llama a un gato y éste se acerca. Uno sostiene un poco de pasto frente a una vaca y ésta se le acerca. Gesticula de modo amigable a una persona y ésta se le acerca como un amigo.

¿Pueden también llamar a Dios? Siempre que uno llama a alguien, lo hace por medio de un nombre. La gente que acaricia a los perros les da un nombre. Llaman al perro por ese nombre. Los conductores de elefantes, mahouts, le dan un nombre al elefante y cuando mencionan ese nombre, el elefante se detiene. “¡Levanta tu trompa!” La levanta. “¡Muévete!” Se mueve. “¡Detente!” Se detiene. A los elefantes se les enseña el arte de reconocer el nombre que se les ha dado.

Cuando alguien pronuncia su nombre, inmediatamente uno se identifica con ese nombre. Tanta es la intensidad de la identificación que tiene con el nombre que aún si está profundamente dormido, se despierta con solo ser llamado por su verdadero nombre. Si Juan está durmiendo, uno debe usar su nombre: “Juan, por favor levántate”. Pero si dice “José”, no se levantará. Lo que hace que una persona se despierte no es el sonido que uno pronuncia sino el llamado de aquello con lo que uno se identifica. Tan intensa es esta identificación que persiste aún en sueño profundo; de otro modo, cuando uno está totalmente inconsciente en sueño profundo, ¿cómo es que recuerda su nombre y cuando alguien grita su nombre, se despierta?

A Dios también se lo llama con un nombre. En lenguaje corriente, este arte de llamar al Creador Todopoderoso se hace mediante la recitación de un nombre que asociamos con la naturaleza de Dios. El nombre de Dios es una descripción de la característica de Dios. Según el lenguaje tradicional indio, cuando se le da un nombre a una persona en el momento del nacimiento, no es que uno le da cualquier nombre que quiera, como en estos tiempos modernos. Para elegir un nombre en particular que indique la influencia ejercida sobre ese niño por todo el sistema estelar y planetario, se tienen en cuenta las estrellas, los planetas y el día en que el niño nació. De ese modo, el nombre sugiere la verdadera característica y naturaleza de la persona. En la actualidad, se le da cualquier nombre, como el de una planta, un árbol, una ramita o cualquier cosa por el estilo. No hay significado en todos esos nombres.


Dios también puede ser llamado con un nombre, siempre que el nombre elegido, con el cual se Lo llama, indique el poder, la majestuosidad y el afecto que Dios tiene por uno. El mantra que la gente recita en japa sadhana, por ejemplo, se supone que es un indicador del nombre de Dios. El mantra que una recita, en el cual se supone ha sido iniciado, es el modus operandi adoptado para crear en su mente un indicio de la naturaleza de Dios a quien uno venera y adora. En el Vishnu Sahasranama que recién se recitó, los mil nombres son mil características diferentes del Ser Supremo, no cualquier cosa y todas las cosas. 

Tomado del libro "El logro del infinito" por Swami Krishnanada

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