domingo, 15 de noviembre de 2009

NUESTRA RELACIÓN CON EL COSMOS

Nos hemos reunido aquí para adiestrar nuestras mentes en dirección de nuestra verdadera felicidad. ¿Realmente dónde se encuentra nuestra felicidad? ¿Dónde nos convertimos en personas completas? Estos son días en los cuales la gente es intensamente consciente del medioambiente del mundo. El medioambiente es muy importante. La vasta atmósfera que nos rodea es el medioambiente. No solo nos influye minuto a minuto todos los días, sino que en un análisis cuidadoso, comprenderemos que somos inseparables de ese medioambiente.

El medioambiente del cual hablamos es una clase de sociedad externa a nosotros. Sabemos muy bien en qué extensión cada persona depende de la sociedad humana externa, así como de la sociedad de la naturaleza –el aire que respiramos, el agua que bebemos, y la luz del sol con que nos bañamos-. Pero no solo esto. Hay grandes secretos que nunca aparecen ante nuestros ojos –especialmente, la cuestión de nuestra existencia misma-.

¿Existimos? Si es cierto que existimos, ¿dónde estamos existiendo? Generalmente preguntamos a una persona, “¿De dónde vienes?” La persona dice que viene de Delhi, Kanyakumari, Japón, Inglaterra, América, pero cualquiera que sea el lugar de donde vengamos, es como decir que venimos de la superficie de la tierra. Nos movemos sobre la superficie de la tierra. Realmente no hay países; no existen. Solo son demarcaciones conceptuales de la mente humana con el propósito de conveniencia administrativa. No existen los países. Solamente existe la superficie de la tierra.

El idioma que hablamos, que condiciona inmensamente nuestro medio cultural, se suma a la dificultad de no ser capaces de comprender que somos ciudadanos de este planeta tierra. Sin mencionar la cuestión de las nacionalidades y países, todavía nos adherimos a una comunidad, una villa o un distrito, e imaginamos que estamos restringidos a esa particular localidad.

La mente tiene la predilección de disfrutar las limitaciones de sí misma, encogiéndose más y más dentro de un muy, muy limitado capullo de individualidad prejuiciada, de tal manera que ese pequeñísimo nene, del llamado ‘Yo’ que hay dentro de la persona, se siente inmensamente feliz dentro de la tortuosa celda de su cubierta corporal.

El medioambiente del cual hablamos, desde un punto de vista es externo a nosotros, y desde otro punto de vista es inseparable. Si bien esta tierra es un planeta grande sobre cuya superficie, por así decirlo, nos arrastramos como insectos, la tierra es miembro de una familia más grande del sistema planetario, el cual está regido por el gran padre de todo el sistema, llamado operación solar.

Nuestra familia se extiende por galaxias enteras, las cuales son las fuentes de los diferentes sistemas solares. Fuerzas magnéticas que penetran íntegramente la atmósfera, tomando con frecuencia la forma de lo que generalmente la gente llama rayos cósmicos –que realmente no son rayos, sino energías magnéticas que dimanan del espacio exterior-, que se solidifican en las formas visibles de la existencia corporal de los seres humanos, árboles, montañas, y de la tierra misma.

El análisis cosmológico, aún desde un nivel puramente empírico, establece el hecho de que la vibración del espacio creó un movimiento que llamamos la actividad de la atmósfera, la cual penetra la superficie de la tierra. La fricción causada por este continuo movimiento del principio atmosférico, creó calor, el cual llamamos fuego. La condensación siguiente de estas fuerzas debidas a la actividad del espacio, se convierte en lo que llamamos líquido, y cuya forma solidificada, es esta misma tierra.

Es decir, que nuestra familia se extiende más allá de la superficie de esta tierra; toca los planetas, el sol, la luna y las estrellas. ¿Han escuchado que nuestras mentes operan de acuerdo con el movimiento de la luna en el cielo? El creciente y el menguante lunar, causa crecimiento y mengua en los sentimientos y emociones en la mente de las personas. Durante los días de luna llena y luna nueva, las personas por lo general se excitan sin saber realmente qué les sucede. En los días de luna llena, las olas del océano se levantan, como si quisieran capturar a la misma luna. La fuerza gravitacional de la luna hace que el líquido del océano se levante en turbulentas olas.

No quiere esto decir que solo el océano es empujado por la fuerza gravitacional de la luna. Toda la tierra es empujada. A causa de que la tierra es sólida, no se eleva como las olas de las aguas del océano; no obstante, el empuje es sentido uniformemente por cada partícula de la materia que conforma la tierra. ¿Y qué de nosotros? También somos empujados hacia arriba. Si las aguas del océano son empujadas hacia arriba, también lo es cada célula de nuestro cuerpo. Nos agitamos, nos alteramos, nos trastornamos, tenemos un humor cambiante, y las personas que tienen deficiencias mentales, que no son perfectamente normales, tienen una conducta errática, excitada y anormal, durante los días de luna llena y luna nueva.

La locura* de la mente viene de la palabra luna. Decimos que una persona es lunática, cuando está afectada por la luna. Así como existe la insolación por los rayos del sol, existe la insolación por la luna. En tal caso, hay perturbación causada por la mente.

Astrológicamente podemos decidir la condición de la mente de una persona por la localización de la luna en el horóscopo. Donde está situada esa luna – ¿en qué contexto, en qué esquina, en qué relación con otros planetas?

Es suficiente decir, que no estamos simplemente existiendo con comodidad aquí, independientemente, por nosotros mismos, en nuestras habitaciones con cerrojo. Esta idea debe desecharse. No pertenecemos a nosotros mismos. Si es cierto que tenemos que amar a nuestro prójimo, tenemos que conocer quién es nuestro prójimo. Esta pregunta fue hecha a Jesucristo: “Maestro, tú dijiste, ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’, pero quién es nuestro prójimo?”

¿Cómo sabrán quién es su prójimo? Aquel que está adyacente a ustedes; aquel que casi los está tocando; aquel que es inseparable de ustedes, quien los limita y los condiciona, de quien derivan beneficio, y aún de quien tienen algún miedo, ése es su prójimo. Ustedes quieren a su prójimo porque bajo ciertas condiciones, puede serles de asistencia, pero también temen a su prójimo, porque puede replicar, vengarse y comportarse de manera contraria a las expectativas de ustedes.

Así que el prójimo es un ser amigable y también alguien atemorizante. Así es la naturaleza. Nada puede ser más amistoso para nosotros que la vasta naturaleza, porque es la madre que nos dio la vida. La materia de nuestro cuerpo está conformada por los cinco elementos –tierra, agua, fuego, aire y éter-. Si ese es el caso, cómo podemos considerarnos como existiendo por fuera, externos a la naturaleza? Los ladrillos mismos que conforman este cuerpo nuestro, son la materia de los cinco elementos.
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* Lunacy en Inglés (N del T)

De "THE ATTAINMENT OF THE INFINITE"

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