Nos hemos reunido aquí para
ejercitar nuestras mentes hacia la verdadera felicidad. ¿Dónde yace en verdad
nuestra dicha? ¿Dónde nos convertimos en personas completas? Estos son días en
los que la gente está intensamente consciente del entorno del mundo. El entorno
es muy importante. La vasta atmósfera a nuestro alrededor es el entorno. No
sólo el entorno nos influencia minuto a minuto, todos los días, sino que, en un
análisis cuidadoso, comprenderemos que somos inseparables del mismo.
El entorno del que se habla es
una clase de sociedad exterior a nosotros. Sabemos muy bien hasta qué punto
toda persona depende de la compañía humana externa y de la asociación con la
naturaleza — el aire que respiramos, el agua que bebemos y la luz solar que
disfrutamos. No es sólo esto. Hay secretos mayores que nunca aparecen ante
nuestros ojos — concretamente, la cuestión de nuestra misma existencia.
¿Existimos? Si es cierto que
existimos, ¿dónde existimos? “¿De dónde venimos?” Preguntamos generalmente a
una persona. La gente dice que viene de Delhi, de Kanyakumari, de Japón, de
Inglaterra, de América, pero cualquiera sea el lugar de dónde venga, equivale a
decir que viene de la superficie de la tierra. Nos estamos moviendo en la
superficie de la tierra. En verdad, no hay países; ellos no existen en
absoluto. Son sólo demarcaciones conceptuales de la mente humana a los fines de
una conveniencia administrativa. Los países no existen. Sólo existe la
superficie de la tierra.
El lenguaje que hablamos, el cual
condiciona inmensamente nuestra formación cultural, se agrega a la dificultad
de nuestra incapacidad para comprender que somos ciudadanos de este planeta
tierra. No sólo está la cuestión de nacionalidades y países sino que nos
aferramos incluso a una comunidad, una aldea o un distrito, e imaginamos que
estamos confinados a esa ubicación en particular.
La mente tiene una predilección
por disfrutar de limitaciones de su propio ser, reduciéndose cada vez más a un
muy limitado capullo de individualidad parcial, de modo que este pequeñito niño
del llamado “yo” dentro de uno se siente inmensamente feliz dentro de la
tortuosa celda de su propio encierro corporal.
El entorno del que estamos
hablando es externo a nosotros desde un punto de vista, pero inseparable de
nosotros desde otro punto de vista. Mientras esta tierra es un gran planeta, en
cuya superficie nos arrastramos como insectos, por decirlo, es también un
miembro de la familia más grande del sistema planetario, el cual está regido
por el gran padre de todo el sistema, la llamada operación solar.
Nuestra familia se extiende a
través de galaxias enteras, que son las fuentes originales de los diferentes
sistemas solares. Las fuerzas magnéticas que de forma indivisa penetran la
atmósfera entera, tomando a veces la forma de lo que generalmente la gente
llama rayos cósmicos — que en verdad no son rayos sino energías magnéticas
fluyendo en el espacio exterior — se solidifican en las formas visibles de la
existencia corporal de los seres humanos, los árboles, las montañas y la misma
tierra.
El análisis cosmológico, incluso
en un nivel puramente empírico, establece el hecho de que la vibración del
espacio creó un movimiento que llamamos actividad del aire penetrando la
superficie de la tierra. La fricción causada por este movimiento continuo del
principio del aire creó el calor que llamamos fuego. Una condensación mayor de
la densidad de estas fuerzas, desde la actividad del espacio, se convirtió en
lo que llamamos líquido, cuya forma solidificada es esta tierra misma.
Esto quiere decir que nuestra
familia se extiende más allá de la superficie de la tierra; toca los planetas,
el sol, la luna y las estrellas. ¿Han oído que nuestras mentes operan según los
movimientos de la luna en el cielo? El crecimiento y la disminución lunar causa
crecimiento y disminución de los sentimientos y las emociones en la mente de la
gente. Durante los días de luna llena y luna nueva, la gente generalmente se excita
sin saber lo que en verdad le está sucediendo. En los días de luna llena, las
olas del océano se levantan como si quisieran capturar la luna misma. La
atracción gravitacional de la luna hace que el líquido del océano se levante en
olas turbulentas.
No quiere decir que sólo el
océano sea atraído por el poder gravitacional de la luna. La tierra entera es
atraída. Debido a que la tierra es sólida, no se levanta como las olas del
océano, pero aun así la atracción es uniformemente sentida por cada partícula
de la sustancia material de esta tierra. ¿Qué decir de nosotros? Nosotros
también somos atraídos. Si las aguas del mar son elevadas, cada célula de
nuestro cuerpo también es elevada. Nos agitamos, nos perturbamos, nos alteramos
y tenemos humor cambiante, y la gente que tiene una mente deficiente, no
perfectamente normal, se comporta de forma errática, excitada y anormal durante
los días de luna llena y luna nueva.
Lunático viene de la palabra
luna. Decimos que una persona es lunática; tuvo una inlunación. Así como hay
insolación, puede haber también inlunación. En este caso, hay una perturbación
causada por la mente.
Astrológicamente, podemos decidir
la condición de la mente de una persona según la ubicación de la luna en el
horóscopo. ¿Dónde está situada la luna — en qué contexto, en qué rincón, en qué
relación con otros planetas?
Basta decir que no simplemente
existimos cómodamente aquí, independientemente en nuestras habitaciones
cerradas. Hay que descartar esta idea. No nos pertenecemos a nosotros mismos.
Si es cierto que tenemos que amar a nuestro vecino, tenemos que saber quién es
nuestro vecino. Esta pregunta se le hizo a Jesucristo: “Maestro, usted dijo,
‘Ama a tu vecino como te amas a ti mismo’, pero ¿quién es mi vecino?”
¿Cómo sabes quién es tu vecino?
Aquello que está próximo a ti; aquello que casi está tocando; aquello que es
inseparable de ti, que te limita y condiciona, de quien recibes beneficio y por
el cual tienes incluso cierto temor, ese es tu vecino. Te gusta tu vecino
porque puede ser de tu ayuda ante ciertas condiciones; pero también le temes a tu
vecino, porque puede contradecirte y vengarse, y comportarse de manera
contraria a tus expectativas.
De modo que el vecino es un ser
amigable y también algo temible. Tal es la naturaleza. Nada puede ser más
amigable para nosotros que la vasta naturaleza, porque es la madre de la que
hemos nacido. La sustancia misma de nuestro cuerpo está hecha de los cinco
elementos — tierra, agua, fuego, aire y éter. Si ese es el caso, ¿cómo es que
consideramos que existimos afuera de la naturaleza? Los mismos ladrillos de los
que está construido este cuerpo nuestro son la sustancia de los cinco
elementos.
Tomado de "El logro del infinito"
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