¿Han escuchado que Yoga es
unión con algo? Es unión, sin duda, pero ¿con qué? Hay infinitas respuestas
para esta pregunta. ¿Con qué se van a unir en esto que llaman Yoga? La
dificultad para responder esta pregunta surge debido que nuestros sentidos
tergiversan los hechos; ellos nos adoctrinan en la creencia de que somos
contenidos independientes de este mundo – cada persona es independiente y tal
vez, en última instancia, una no tenga nada que ver con la otra. Ayer toqué
este tema, hasta cierto punto. La verdad es que ustedes no son tan
independientes como imaginan. Tienen una libertad que está controlada por la
operación de una ley universal. Uno perpetra cierta violación de este principio
universal todos los días de su vida, cuando se aferra a las cosas como externas
ya sea por amor o por odio. Ya sea que les guste o les disguste algo, su
actitud hacia eso es casi idéntica, desde el punto de vista puramente
psicológico. Atracción ó repulsión son dos aspectos de una sola actitud que es
totalmente errónea. La vida es una continuidad, no está constituida por partes
o tiras sin conexión entre sí. Es imposible definir la vida, porque es en sí
misma su propia definición. Hay ciertas cosas que no pueden ser definidas en
palabras que no sean las que usamos para designarlas o indicarlas – “vida”,
“conciencia”, e incluso “mente” son peculiaridades indefinibles.
Cuando tomamos el sendero del
espíritu, recorremos el camino del Yoga o nos volvemos religiosos en el
verdadero sentido del término, no nos encogemos sino que nos expandimos; no
perdemos sino que ganamos; no nos disociamos sino que nos asociamos cada vez
más de una forma más vital y verdadera. Muchas veces se ha descripto a la
religión, a lo largo de la historia, como un pasaje al otro mundo, de modo que
este mundo no tiene conexión con religión, Yoga, espiritualidad o incluso con
Dios mismo. Esta interpretación del punto de vista religioso como una “cuestión
del otro mundo” se ha metido en la sangre de la gente hasta tal punto que
persiste aún en la actualidad. Siempre tenemos la tendencia de mirar al cielo
cuando le rogamos a Dios como si estuviera disociado de los hermanos que nos
rodean y desconectado del escabel de la tierra. Por qué se nos hace pensar de
esta manera es una pregunta que nos lleva a la psicología, tal vez al
psicoanálisis. Nacemos y somos criados en una atmósfera que tal vez hayamos
acarreado durante muchas vidas pasadas; y además de la influencia de la
atmósfera social, el tipo de vida de los padres y la clase de educación que se
nos imparte, cuando nacemos en este mundo traemos también ciertas impresiones
de vidas anteriores. Todo eso, errores sobre errores, nos impide liberarnos de
esta noción común de que el Creador es una existencia cósmica extra- y que, por
lo tanto, la vida espiritual, la vida religiosa o la vida de Yoga también tiene
que ser extra-cósmica. Hay que desarraigar este error y el Bhagavad Gita no
tiene otro propósito que éste. Es una receta, como una prescripción médica, no
sólo un libro sagrado que ustedes simplemente tienen que adorar todos los días.
No adoran la receta médica – hay que ponerla en práctica para que cumpla su
propósito.
Tomado del libro "Las Enseñanzas del Bhagavad Gita"
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